El Loro de nuca amarilla reside en bosques de manglar y bosques tropicales caducifolios -secos- en la frontera sur de Oaxaca por la franja costera de Pacífico en Chiapas, México. También se encuentra en países como Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Nicaragua y ahora en algunas Reservas Naturales como la Biosfera la Encrucijada y La Sepultura.
Se trata de una especie clasificada como en peligro de extinción en la norma 059 (sobre Protección ambiental y especies nativas de México de flora y fauna silvestres). En 2020 se realizó un estudio en diferentes zonas del estado donde descansa la especie en México y se contabilizaron menos de 400 ejemplares; esto quiere decir que es la especie de psitácido (loros y guacamayas) en mayor peligro de extinción por su mínima cantidad de individuos.
El tráfico ilegal del ave sin duda es un factor importante para el peligro de extinción que corre, se cree que puede aprender a hablar fácilmente y por lo tanto se captura para su venta. La destrucción del hábitat es otro factor que no podemos dejar de lado: 79% de su área de distribución original ha desaparecido, declaró Defenders of Wildlife de México.
La deforestación ha arrasado bosques secos en la región sur del país. Se ha perdido flora y fauna por la construcción de nuevos asentamientos humanos, o para la implementación de cultivos e industria ganadera. De hecho, se considera al bosque seco como uno de los ecosistemas tropicales más amenazados; se extendió en la faja del Pacífico y en algunas regiones del Golfo cubriendo un área del tamaño de Francia y hoy en día está reducido a sólo el 10% de su extensión original. El gobierno no cuenta con un plan consistente para su conservación, sólo ha mencionado en comunicados oficiales la importancia de éste, así como la legislación que incluye la preservación y aprovechamiento sustentable del ecosistema, pero más especies endémicas peligran.
Según una investigación donde participaron 63 científicos, las especies exclusivas de los bosques secos, son únicas y se concentran en espacios pequeños, por tanto, son muy vulnerables y requieren ser conservadas.
En 2017 se presentó un Programa de Acción para la conservación de especies en riesgo. En dicho documento se plantea la necesidad de “implementar actividades productivas alternativas, desarrollo comunitario, investigación, conservación y sinergia institucional”, destacando el desarrollo sustentable de las comunidades que viven en las zonas de la especie.
Pero estamos terminando el año 2021 con una reducción del 90% de loros Amazona auropalliata; es evidente que no ha funcionado su plan ni pretende hacerlo.
Las redes de tráfico de especies deben desaparecer. Las especies capturadas muchas veces son tratadas como si fueran objetos sin vida, hacinados en jaulas minúsculas, pintados para “verse mejor”, desechados si no son vendidos. Es el tercer negocio ilegal más rentable a nivel mundial, después del tráfico de drogas y la trata de personas.
La deforestación, por otro lado, es una actividad que fomenta la extinción de especies a través de la destrucción de su hábitat natural. Las grandes empresas se enriquecen a costa de la vida de miles de campesinos, trabajadores y especies endémicas de las zonas afectadas. No es posible que siga la vorágine capitalista que destruye todo a su paso.
La construcción de megaproyectos como el Tren Maya también afecta a la sobrevivencia de especies tan vulnerables. México se convierte en el país con más especies en extinción del mundo y no hay un plan de emergencia que responda ante esta problemática.
Pero el gobierno no moverá un dedo. El mismo presidente apoya a capa y espada los megaproyectos ecocidas que benefician a unos cuantos perjudicando a la población, a los animales y a la diversidad de flora en nuestro país.
Y el problema no sólo es el gobierno actual, ni el anterior ni el de otros países; el problema es estructural. Si el capitalismo sigue en pie, tarde o temprano terminará con todas las especies que habitan la Tierra. Se centra en la obtención y maximización de ganancias sin importar si los recursos que utiliza son renovables o no. Las conferencias internacionales de la ONU tampoco funcionarán para frenar la catástrofe ecológica, son completamente insuficientes.
La única salida para que la extinción de especies cese, para que no haya más deforestación incontrolada, para que haya una relación armónica del ser humano con la naturaleza, es arrancar el problema de raíz.
Los y las trabajadoras que mueven al mundo y a la industria, tienen la total capacidad de frenar e interrumpir el flujo de mercancías, la expropiación de materia prima, la aceleración de la crisis climática. Por esto, es necesario que formemos una gran organización de trabajadorxs, campesinxs, defensorxs ambientales, jóvenes que luchen por una vida que merezca ser vivida, no sólo para el ser humano, también para todas las demás especies que habitan el mundo.
Es urgente arrancar de las manos capitalistas el control sobre nuestras tierras, nuestros recursos y el futuro que le espera a la humanidad a este paso. No hay capitalismo verde, no hay “plan B”. |