En su habitual conferencia de prensa de los jueves en la Casa Rosada, la portavoz del Gobierno nacional Gabriela Cerruti comenzó haciendo referencia al informe publicado este miércoles por el Fondo Monetario Internacional respecto al préstamo dado en 2018 al gobierno de Mauricio Macri.
Al respecto Cerruti dijo que el diagnóstico que hizo el Fondo “en algunos aspectos es tímido” y consideró que “es importante que el organismo pueda ver si se cumplieron o no los requisitos para dar un préstamo”. La referencia obvia es a que el FMI violó su propio estatuto para autorizar al Banco Central argentino a vender los mismos dólares que había prestado, consumando una fenomenal fuga de capitales.
En ese marco, cabe destacar que el directorio del Fondo se lava la manos y omite su responsabilidad en entregar un acuerdo millonario para financiar la campaña electoral de Macri, como reconoció Mauricio Claver Carone, exasesor de Trump y actual presidente del BID. Mucho menos menciona el incumplimiento de su estatuto.
En ese sentido, Cerruti dijo que “no deja de sorprender” al Gobierno “que unas horas más tarde de la aparición del informe del Fondo Monetario el exministro (Nicolás) Dujovne dice públicamente que éste fue un préstamo que les dieron políticamente, como un apoyo político a su plan de Gobierno que, como todos sabemos, fracasó”.
Y a renglón seguido sentenció que “un intento de un apoyo político, dado políticamente y tomado políticamente por una fuerza política, la de Mauricio Macri, es lo que hoy el gobierno argentino está teniendo que renegociar, teniendo que hacerse cargo y que compromete a varias generaciones de argentinos”.
Como si se tratara de una “fatalidad” inmodificable, como un designio de fuerzas sobrenaturales, el Gobierno peronista asume un rol de subordinación directa al FMI, pese a que muchas de sus alas progresistas insistan en que la deuda es inmoral y hasta coquetean discursivamente con que no habría que pagarla. Las afirmaciones de Cerruti, vocera de Fernández y Guzmán, dejan en claro que una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace.
El trecho entre el dicho y el hecho no es mera retórica. Se paga con más miseria, hambre, falta de educación, de salud y vivienda para amplios sectores de la clase trabajadora y el pueblo empobrecido. Porque mientras las alas “izquierdas” del kirchnerismo tuitean y vociferan que el FMI es malo, malo y malo, la Casa Rosada deja en claro que si por ellos fuera el acuerdo con el Fondo ya estaría firmado hace tiempo. Lo que piden es, ahora basándose en el propio informe del organismo, que los usureros internacionales le den más “soga” al Gobierno argentino para que pueda pagar sin entrar en default.
Eso sí, lo que nadie menciona en el Frente de Todos es que ese camino de endeudamiento iniciado por el macrismo fue avalado con hechos y omisiones de varios sectores peronistas, como el encabezado por Sergio Massa (actual presidente de la Cámara de Diputados) o los gobernadores.
Mientras tanto, cada nuevo pago al FMI es una sangría de recursos públicos que no irán a resolver los problemas urgentes de millones de personas. Por caso, como ya se dijo en otro artículo, lejos de siquiera suspender los pagos de la deuda ilegal y fraudulenta (al menos hasta avanzar en una investigación de la misma, como prometió en campaña), el Frente de Todos sigue pagando en tiempo y forma al FMI.
En las últimas horas Martín Guzmán le giró al Fondo unos U$S 1.900 millones, en concepto de vencimiento por el préstamo contraído en 2018 por Macri. Desde que asumieron en diciembre de 2019 Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, ya se pagaron al organismo nada menos que U$S 6.454 millones. Para que te des una idea, es más o menos lo que saldría construir 183.681 viviendas.
“Esa deuda que dejaron no la vamos a pagar con el hambre de la gente”, versa un tema musical difundido hace poco por La Cámpora. Como se sabe, la “gente” no come, no se viste, no se cura ni se educa con canciones. |