El mundo se está acabando y con una cantidad casi hilarante de sátira, acidez y humor negro podemos ver como las ganancias de unos cuantos (y claro, en colusión con los gobiernos) se ponen por delante de las necesidades de las mayorías.
“No miren arriba” es una película llena de humor negro, sátira y acidez que trata de un tema no tan alejado de nosotros y es que el mundo se está acabando y frente a esto como las ganancias de unos cuantos (en colusión con los gobiernos) se ponen por delante de las necesidades de las mayorías.
La película estrenada este 24 de diciembre en la plataforma de Netflix y con un reparto de primera dan vida a una historia que si bien puede rayar en la ciencia ficción y cine de catástrofe, uno puede ver a lo largo de esta, que muchos elementos trastocan la realidad.
Como introducción y para no spoilearte, podemos decir que dos astrónomos de la Universidad de Michigan, el Dr. Randall Mindy (Leonardo DiCaprio) y su estudiante de doctorado, Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) descubren que un meteorito del tamaño del Monte Everest impactará en la Tierra en unos cuantos meses, significando la destrucción del planeta, por lo que intentan advertir de distintas formas el peligro que se avecina, pasando por varios medios de comunicación y agotando las vías gubernamentales para que se tomen medidas y buscar cambiar la ruta de dicho meteorito.
Y es que si contrastamos esta película con otras que “tratan” el mismo tema: la llegada de un super asteroide que puede destruir la vida en la Tierra, tan sólo recordemos “Armagedón” de 1998 (dirigida por Michael Bay), en “No miren arriba” queda de lado esa visión de que el imperialismo norteamericano tiene a su grupo de héroes para salvar a la humanidad, por el contrario se puede ver como las agendas políticos, de la mano de los intereses de los sectores empresariales se ponen por delante de tener más posibilidades de salvar al planeta. Todo esto, sin dejar de lado la sátira a la imagen de “siempre se necesita un héroe” o en momentos donde hay omisiones por parte de los gobiernos el clásico “chivo expiatorio”.
¿Esta historia no te resulta familiar? Si lo pensamos en material ambiental con el cambio climático, en donde no nada más vemos los terribles efectos que están habiendo producto de la contaminación, devastación de ecosistemas con megaproyectos, sino a varios expertos alertando de esto y los resultados de la COP 26 en Glasgow de este año, la situación deja mucho que decir.
Si pensaste en la catástrofe ambiental, no es casualidad; al momento de que Adam Mckay escribió el guión, pensó en está película como una alegoría no nada más pensó en el cambio climático sino en la respuesta que los gobiernos están dando para poder revertirlo. Además, no olvidemos que Leonardo DiCaprio desde hace unos años se ha convertido en un activista por el medioambiente y en la fecha de lanzamiento de “No miren arriba” lanzó un mensaje desde su cuenta de Twitter “Es fundamental que tomemos medidas para abordar la crisis climática.
Ahora, si pensamos está película en el marco de la pandemia del COVID-19, donde nuevamente tenemos a los grupos de expertos alertando de las vías de contagio, el uso de cubrebocas, la aplicación de vacunas y los riesgos con las distintas variantes del SARS-Cov-2, lo que nos queda por ver es cómo los gobiernos por mantener las ganancias para unos cuantos, no se implementaron las cuarentenas, condiciones para evitar contagios en los lugares de trabajo, o garantizar pruebas PCR para el diagnóstico así como presupuesto para el sector salud; todo esto por encima de las necesidades de millones.
Otro tema que sin lugar a dudas aborda “No miren arriba”, es como los sectores más adinerados ya tienen sus “planes de contingencia” en caso de una catástrofe, pero estos planes no incluyen a las mayorías. Y para prueba de esto, recordemos los planes de Elon Musk para “terraformar” otros planetas, ya que nuestro querido planeta azul se está acabando y para estos sectores adinerados es más fácil ir buscando vías de sobrevivencia en otros lugares de nuestra galaxia.
Finalmente, está película deja un mensaje muy claro: es necesario luchar ahora por un cambio drástico y de raíz para que nosotros y las generaciones que vienen tengamos un futuro, la posibilidad de una vida libre de opresión y violencia, pues cada uno de nosotros, lleva en la espalda una partícula del futuro de la humanidad.