A través del Decreto 911 publicado hoy en el Boletín Oficial, el Gobierno dispuso que continúe la prohibición de la exportación de siete cortes de carne que se consumen en el mercado interno, una medida que había establecido en mayo pasado mediante el decreto 408/2021 y que había vencido el 31 de diciembre.
La normativa que lleva las firmas del presidente Alberto Fernández, el Jefe de Gabinete de ministros, Juan Manzur, y del ministro de Agricultura, Julián Domínguez, establece que los cortes "preferidos" (frescos, enfriados o congelados) de Asado con o sin hueso, Falda, Matambre, Tapa de asado, Nalga, Paleta y Vacío, estarán "limitados, hasta el 31 de diciembre de 2023, inclusive, para su exportación definitiva y/o suspensiva, con destino al exterior del país".
Asimismo, en el primer artículo 1º del Decreto se suspende hasta el 31 de diciembre del 2023 la exportación definitiva y/o suspensiva, con destino al exterior del país, de los siguientes cortes bovinos frescos, enfriados o congelados: Reses Enteras, Medias Reses, Cuarto Delantero Con Hueso, Cuarto Trasero Con Hueso, Medias reses incompletas con Hueso y Cuartos delanteros incompletos con Hueso.
En los considerandos se plantea que "las medidas que se disponen contribuyen a generar un equilibro entre el mercado argentino y la exportación de productos cárnicos". No obstante, las medidas aplicadas por el Gobierno nacional no han surtido el efecto esperado. El kilo de asado ya se vende a más de $ 1.000 y en un año el precio de la carne en el mercado interno subió 60,7% según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina, en su relevamiento de diciembre 2021, afectando directamente el costo de vida.
En diciembre en promedio los precios de la carne vacuna aumentaron 9,7% respecto del mes anterior y el informe señala que en aquellos establecimientos "que atienden al nivel socioeconómico bajo los precios se incrementaron de manera significativa, (+10,3%)". En los supermercados las subas fueron superiores (12,2%) a las de las carnicerías (8,7%).
El decreto, además, no fija como objetivo limitar el precio de la carne que impacta en los bolsillos populares, por el contrario, dictamina que "es necesario construir una política pública para la cadena de la carne con el objeto de aumentar la producción, la existencia ganadera y el peso promedio de faena, generando previsibilidad al productor, e incrementar asimismo los volúmenes exportables".
Cobra sentido entonces que entre las medidas oficiales, por otra ventanilla el Gobierno continúa flexibilizando las exportaciones de carne. Las resoluciones que emitió el Ministerio de Agricultura reglamentando el decreto liberan en su totalidad las exportaciones de la carne de las vacas conserva o manufactura categorías D y E (que se comercializa a China), y toros, así como de huesos con carne resultantes del desposte, que quedan exceptuadas de las limitaciones de exportación a los siete cortes.
A su vez, la resolución de Agricultura 301/2021 mantiene el listado de 63 frigoríficos a los que se le asignó un cupo de exportación el año pasado y se les solicita presentar una Declaración Jurada de Exportación de Carnes (DJEC) cada vez que quieran exportar carne. Pero este listado de exportadores ahora queda abierto y podrá ser ampliado para aquellas plantas faenadoras o procesadoras habilitadas que no fueron incluidas en las normativas anteriores, y también a los grupos de productores que pretendan exportar carne vacuna para el año 2022, lo cual fue establecido en la resolución 302/2021.
Por su parte, el Gobierno da lugar a un pedido de los empresarios de la carne, estableciendo que la carne vacuna con destino al comercio minorista deben salir de los frigoríficos en unidades de hasta 32 kilos, de acuerdo a la resolución conjunta 10/21 entre Agricultura y el el Ministerio de Desarrollo Productivo. Para cumplir con estos requisitos se otorgan plazos de hasta 6 meses.
El Frente de Todos prometió durante la campaña electoral la vuelta del asado en la mesa de los trabajadores, pero como otras promesas eso no sucedió. En diciembre de 2019 con un salario mínimo, vital y móvil se podían comprar 58 kilos de asado, y en octubre de este año bajó a 47 kilos, es decir que se puede comprar 11 kilos menos. Esto muestra el deterioro del poder de compra.
Los controles oficiales son impotentes para contener la suba de precios porque mantienen sin cambios el poder estructural de los ganaderos, de los frigoríficos y los exportadores. El sector ganadero es una industria concentrada en pocas manos y en la exportación la concentración es mayor. Sin afectar los intereses de las patronales, la carne seguirá siendo un bien de lujo para las mayorías populares.
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