Yazaki es una empresa japonesa, proveedora de la industria automotriz, cables, componentes, terminales son sus principales productos. La transnacional opera en múltiples países, afianzando sus ganancias de la mano de las grandes automotrices.
En esta empresa las condiciones laborales no son distintas a las de otras empresas del ramo: horarios fuera de la ley, sueldos de miseria, abuso patronal, desprecio por las demandas de trabajo digno; pero, sobre todo, un sindicato pro patronal que garantiza la súper explotación de los trabajadores.
Esta traidora función recae en el Sindicato Miguel Trujillo López de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) quien perdió la legitimación del Contrato Colectivo de Trabajo en General Motors Silao.
El “Miguel Trujillo”, agremia a casi 7 mil trabajadores en Yazaki Guanajuato, en donde amedrenta a las y los trabajadores y es responsable de la pérdida constante de derechos laborales, al igual que lo ha hecho desde hace más de una década en GM Silao, donde por eso se ganó el repudio de la mayoría de la base trabajadora).
De hecho, apenas hace cuatro meses, después de la derrota de GM, se llamó a la votación para legitimación del CCT en Yazaki, pero fue el mismo sindicato quien canceló las elecciones para intentar evitar que el escenario se repitiera.
Es decir, la CTM que se ufana de controlar bastantes sindicatos en la región, sabe del hartazgo producido en sus agremiados por su nefasta complicidad con la empresa. Teme que, al convocar a votaciones por la legitimación del contrato, vaya a perder más sindicatos.
Así, la burocracia sindical (los “charros”) se impone en el Comité Ejecutivo a través de medidas antidemocráticas, ante las cuales las autoridades las laborales no han dicho una palabra.
Gracias a esta colaboración de la CTM, la empresa japonesa se enriquece a través de la explotación laboral, mediante horarios que van de entre las 9 horas y las 10 horas de trabajo dependiendo el turno. El salario ronda apenas los 5 mil 700 pesos en el promedio de los casos, un salario que representa prácticamente un mísero tercio del precio de la canasta básica familiar en el país. Por eso el Bajío se ha convertido en el paraíso para inversión capitalista en la industria automotriz y autopartes.
A su vez, el “Miguel Trujillo” hace un enorme negocio con los agremiados quienes son despojados de sus cuotas sindicales, sin obtener en ningún momento una rendición de cuentas sobre el uso de las mismas. A cada trabajador se le hace un descuento que se encuentra en un promedio de 36 pesos.
Además, este comité ejecutivo se llena los bolsillos cobrando por un misterioso “plan de seguro sindical” del cual dicen es para una consulta dental, pero no queda claro para los mismos trabajadores sobre su finalidad, ni a donde van a parar estos otros 16 pesos que les son descontados de su sueldo, pues no cuentan con ese servicio. Es lo mismo que hacía este sindicato cetemista en General Motors Silao con un pretendido servicio funerario.
Los charros del “Miguel Trujillo” no consultan a quienes aportan las cuotas para saber cuál es la mejor inversión de las mismas. De igual manera que en GM -y aunque este fue uno de los principales reclamos- no se llevan a cabo elecciones; los delegados son puestos a dedo y no existen las asambleas de ningún tipo.
Los paros técnicos que se llevan a cabo desde mayo pasado, se pagan al 50%, desinflando el de por sí ya bastante bajo salario, lo cual deja a miles de familias a medio sueldo en medio de una pandemia global. Lamentablemente, también los sindicatos que se reclaman independientes han aceptado como algo normal paros técnicos, donde quienes pierden son las y los trabajadores que ven reducidos sus salarios.
Hasta para tratar apaciguar de conformidad obrera son mezquinos. Para esta Navidad se repartió la miserable cantidad de 150 electrodomésticos y una pierna para los 7 mil empleados. Pero de seguro en las mesas de dirigentes charros hubo abundancia.
Fuera la CTM de los sindicatos
Si alguien durante la pandemia le garantizó a los patrones la defensa de sus ganancias, fue esta central sindical que mantiene el control de miles de sindicatos, no solo en el Bajío, sino en todo el país. Al mismo tiempo, la CTM es aliada de todos los gobiernos sin importar qué partido sea, pues son los garantes del control del descontento obrero y popular, para que los gobiernos en turno puedan aplicar sus planes económicos, laborales y políticos sin problemas.
A diferencia de lo que el cacique sindical Tereso Medina mencionó recientemente sobre la derrota del “Miguel Trujillo” en GM, sobre que respeta la decisión de las y los trabajadores, vemos con claridad que son palabras desvergonzadas de un burócrata canalla, ya que en estas otras empresas siguen sometiéndolos a condiciones deplorables de precarización laboral. Y aunque diga que, por respeto, el Miguel Trujillo ya no se presentará a la batalla por el CCT de GM, sabemos bien que la llamada “Coalición” es una máscara más de estos dirigentes vendidos.
Por eso se explica que esta casta privilegiada -que se ubica por encima del nivel de vida de sus agremiadxs- vive en mansiones de lujo en los fraccionamientos más exclusivos del país, como por ejemplo las Lomas de Chapultepec en Ciudad de México, donde habitan los principales dirigentes cetemistas. Y que también son premiados por su traidora labor, con puestos en el gobierno o en las cámaras de diputados o la cámara de senadores.
Es por ello que el charrismo sindical es un mal del movimiento obrero que hay que derrotar, mediante la organización combativa de toda la base trabajadora. |