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La Izquierda Diario
5 de enero de 2022 Twitter Faceboock

"Gestapo antisindical"
Teníamos razón: la persecución a los trabajadores del Astillero nunca fue casualidad
Matías Aufieri | Abogado | CeProDH

Desde 2018 nuestro organismo denunció y probó la persecución a los obreros del Astillero Río Santiago. Lo dijimos en varias oportunidades: existía una persecución focalizada contra los trabajadores del Astillero Río Santiago que se logró desbaratar más de una vez.

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En estos días se instaló el debate sobre las "mesas judiciales" donde el gobierno macrista preparaba causas contra sindicalistas y contra trabajadores en lucha. La Izquierda Diario volvió a publicar una investigación exclusiva que había revelado en 2018 cómo se organizaban las operaciones desde el gobierno de María Eugenia Vidal proyectaban contra los obreros del Astillero Río Santiago.

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En relación a estas últimas novedades, no podemos dejar de recordar que desde aquellos años de gobierno de Cambiemos, denunciamos sistemáticamente su accionar represivo y persecutorio contra ese colectivo de trabajadores. Además de denunciarlo, desde el CEPRODH, los defendimos en cada causa que les armaron.

Hacia fines de octubre de 2018, se trataba el proyecto de ley que buscaba aprobar el presupuesto del gobierno de Mauricio Macri para el año 2019. Numerosos sectores en lucha, como eran los trabajadores del Astillero, se movilizaron a la Plaza de los Dos Congresos para manifestarse contra ese presupuesto de ajuste, ya elaborado bajo las cadenas del FMI que meses antes había otorgado el préstamo millonario que desde entonces le facilita dirigir los hilos de los distintos gobiernos del país. El macrismo, que nunca tuvo mayoría propia en el Congreso, contó como durante todo su gobierno con muchos votos peronistas para aprobarlo. La izquierda, coherente, entonces y siempre, vota en contra de los presupuestos con que los gobiernos del régimen administran la miseria de la enorme mayoría de la población.

La cuestión es que en octubre de 2018 los gobiernos de Macri, Larreta y Vidal, eran socios para el ataque a los trabajadores, y los del Astillero eran un blanco predilecto, porque venían luchando de manera muy combativa contra los intentos de vaciamiento, recortes, privatización, contra una campaña feroz que hacía acordar a las que precedieron a las privatizaciones de los años 90. Hubo represiones y combates con la policía en el centro de La Plata, toma de oficinas en el propio Astillero, y al momento de debatirse el presupuesto, centenares de obreros navales se movilizaron al Congreso de la Nación en la Ciudad de Buenos Aires.

La Policía de la Ciudad, cuyo accionar en esos años incluía la represión casi mecánica de todas las movilizaciones opositoras a Cambiemos, atacó también esa concentración frente al Congreso, recordando las jornadas que habían tenido lugar en diciembre de 2017 contra la reforma previsional. Pero una vez consumado el desalojo represivo del Congreso, persiguieron a los manifestantes, pero no a ciegas, ni a cualquiera: a varias cuadras del Congreso, detuvieron a un grupo de manifestantes que venían de La Plata, muchos de ellos trabajadores del Astillero.

Además de tomar la defensa de los compañeros junto a otros organismos, y pelear por su liberación hasta la madrugada en una comisaría del barrio Floresta, en el CEPRODH comenzamos a recopilar y analizar cantidad de imágenes que circulaban por las redes, y encontramos lo que en su momento denunciamos con nuestra compañera Myriam Bregman y desató un escándalo: mientras los trabajadores eran golpeados estando ya esposados en el piso, un policía motorizado, de aquellos que andan en moto y en patota, revoleó un piedrazo a la vidriera de un bar desde el cual una persona filmaba las detenciones con su teléfono celular.

A los manifestantes detenidos, además de las figuras penales de siempre (atentado o resistencia a la autoridad), les imputaron “daños”. Claro, les cargaron a ellos la rotura de las vidrieras, y para colmo esa misma policía instaba a los dueños de los comercios a sumar sus denuncias, para poder caerles con más peso a los detenidos. La denuncia del CEPRODH desbarató rápidamente la maniobra de Cambiemos y de su policía. El Ministerio Público Fiscal de la Ciudad tuvo que cerrar la causa contra los manifestantes apenas denunciamos la existencia de esas imágenes que hundían a la Policía de la Ciudad y a sus jefes políticos.

Presentamos los videos la mañana del 2 de noviembre, cuando estaban citados a brindar declaración indagatoria las y los compañeros que habían sido detenidos el 24 de octubre. Quienes estuvimos aquella mañana en las fiscalías de la calle Beruti en Palermo, no olvidaremos la incomodidad que reinaba entre los “operadores judiciales”. Más temprano habíamos hecho pública la denuncia de “la realidad de los hechos” desde La Izquierda Diario. Los trabajadores no declararon. Solamente dejamos copias del video y muchos saludos, y nos fuimos.

Las respuestas del Ministerio de Seguridad de la Ciudad fueron las esperables. Se defendieron y huyeron como gato entre la leña. Los videos se los hicieron analizar a una dependencia de vínculo directo con el procurador general de la Ciudad, que en ese momento era Luis Cevasco, alguien del riñón macrista y con un profuso historial. El veredicto de esa dependencia fue tragicómico: según la misma, el video tenía una fecha de origen ridículamente posterior a los hechos del 24 de octubre, por lo cual su veracidad no podía ser confirmada. En resumen, la causa abierta ante la Fiscalía n°15 se cerró en “empate”, sin avanzar contra los manifestantes que habían sido detenidos, ni contra los policías que les armaron la causa. Un empate que le convenía a Cambiemos y a su policía, claro.

Existió otra causa abierta en la fiscalía n°17 abierta para investigar los apremios policiales y montajes mediante los que detuvieron ese mismo 24 de octubre a integrantes de La Garganta Poderosa (les plantaron burdamente barretas y proyectiles cuando ya estaban detenidos, lo cual también quedó registrado en un video) y a esos hechos se les sumó el de los policías motorizados que rompieron vidrieras a piedrazos y culparon a los obreros del Astillero. Esa otra causa, desde el inicio de la pandemia pasó a tener un movimiento completamente nulo y nunca avanzó siquiera en la imputación a ningún policía.

Tiempo después, estalló el escándalo de inteligencia ilegal de ese grupo desopilante de espías de la AFI y policías de la Ciudad llamado “Super Mario Bros”. Entre muchos eventos que formaban parte de ese escándalo, se conoció que el gobierno de la ciudad le había entregado casi discrecionalmente el acceso a los centros de monitoreo, a las cámaras de las calles de la ciudad, a este grupo de espías de la AFI, para por ejemplo espiar movimientos de Cristina Fernández de Kirchner.

Siempre que quedan expuestos actos de espionaje por parte del Estado, desde el CEPRODH intentamos rastrear la finalidad del espionaje, o mas bien, cotejamos esos actos con causas concretas contra luchadores que pudieran haberse iniciado en la misma época. Siguiendo esos parámetros, encontramos coincidencias cuando denunciamos Proyecto X en 2011, encontramos coincidencias entre el espionaje a organizaciones en el marco del G-20 y detenciones que hubo en la movilización contra esa Cumbre, lo mismo respecto al reclamo por la aparición de Santiago Maldonado, y siguen los ejemplos.

El caso de los Mario Bros no fue la excepción, y cuando analizamos esos actos de espionaje, la época, y la causa que le habían armado a los trabajadores de Astillero, reparamos en que sus detenciones, según constaba en esa causa que terminó en “empate”, se habían producido tras el seguimiento de ese grupo a través del Centro de Monitoreo del gobierno de la Ciudad, desde que se fueron del Congreso por Hipólito Yrigoyen, hasta que los detuvieron a la altura de la calle Salta, casi llegando a 9 de Julio, mientras rompían todo un bar y los culpaban a ellos. Las mismas cámaras, el mismo centro de monitoreo que usaban discrecionalmente los policías de la Ciudad y los espías de la AFI para perseguir opositores.

Lo denunciamos repetidamente, durante todos estos años, como podemos ver acá y acá. Por eso, en estos días no nos sorprendimos al conocer los planes explícitos que los funcionarios de Cambiemos tenían contra el Astillero y sus laburantes. Pero nadie puede decir que no lo avisamos: el ataque a los trabajadores del Astillero, no fue mera casualidad.

 
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