México hoy despertó con la noticia de la muerte del ex presidente Luis Echeverría a los 100 años de edad. Hijo de la burocracia estatal y uno de los priistas de la vieja guardia, tiene tras de sí un historial de represiones a la sombra del Estado.
En entrevista con el historiador Enrique Krauze, Echeverría dio gala de su servilismo.
Me fui a Bucareli y el secretario Díaz Ordaz, sin pararse el cuello, sino con mucha autenticidad y lealtad al presidente me dice: "Me ordena el señor presidente López Mateos que lo invite a usted a ser subsecretario". "¡Señor, qué honor!", fue su respuesta.
Como subsecretario, Echeverría estuvo a cargo de colaborar estrechamente tanto con la CIA con el código LITEMPO (8 o 14, pues las fuentes difieren) como con la Dirección Federal de Seguridad, a cargo del criminal Fernando Gutiérrez Barrios y su esbirro Miguel Nazar Haro, ambos señalados como torturadores por las víctimas de la guerra sucia.
Destacan, por supuesto, el asesinato de Rubén Jaramillo y su familia en Xochicalco, la represión al movimiento ferrocarrilero de 1958, así como al movimiento médico de 1964, donde tanto él como su superior ascendieron en la escala jerárquica de los puestos del Estado, convirtiéndose Díaz Ordaz en presidente y Echeverría en secretario de Gobernación.
No podemos dejar de mencionar, por supuesto, las ocupaciones militares de las universidades en Michoacán y Sonora, así como la sistemática represión a la juventud en 1968. Echeverría, al mando de la SEGOB, tenía como subordinado directo al ya mencionado Gutiérrez Barrios, cuyos agentes participaron conjuntamente con el Batallón Olimpia en la represión del 2 de octubre, como lo señalara Gilberto Guevara Niebla al recordar que entre los que dispararon a la multitud en Tlatelolco estaba el subdirector Federal de Seguridad de apellido Yanes.
Asimismo, está la masacre del Jueves de Corpus, donde los Halcones, entrenados por la CIA, arrebataron la vida de 120 jovenes que protestaban contra la ley orgánica de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Posterior a estos hechos está el asesinato de Lucio Cabañas, Genaro Vázquez y de los miembros de la Liga 23 de Septiembre. Con ello también podemos desmentir la fachada del exmandatario de que era supuestamente de izquierda, ya que ello tenía como objetivo la cooptación de los elementos más moderados de la juventud para integrarlos al régimen.
Décadas de impunidad
Con el aval de un pacto de impunidad entre los exfuncionarios y funcionarios del régimen, Echeverría ha vivido en plena libertad durante décadas. En 2006 se le intentó juzgar por crímenes contra la humanidad, pero fue exonerado en 2009 por "falta de pruebas".
Sin embargo, ello no impidió que fuera enviado al ostracismo social y señalado como el criminal que fue. De igual forma, su estela de corrupción se mantuvo visible y vigente hasta el fin de sus días.
Por una parte, destacan las propiedades en Playa del Carmen y Cuernavaca que hace un año revelara un abogado, así como su fortuna, de la cual necesita de 12 empresas de bienes raíces para gestionarla.
Por el otro, están sus viejos colaboradores que hoy integran la 4T, como Porfirio Muñoz Ledo y Manuel Bartlett. Con ello se mantienen vivos los hilos de continuidad de corrupción e impunidad, pues el problema no es el presidente, sino el régimen entero.
Echeverría pasó sus últimos años en soledad, abandonado por sus seres cercanos y quienes pudieron verlo afirmaron, en los años previos, que apenas podía hablar y moverse. Como diría Trotsky: "el juicio de la historia es más terrible que el secretario general [o el presidente] más poderoso". |