Restricciones en movilidad y trabajo, que si bien buscan responder al alza en los contagios, no responde a las múltiples necesidades sociales. La falta de IFE, el desempleo, los trabajos precarios, la falta de personal y financiamiento en la salud y la carestía de la vida, son objetivos principales que deberían ser abordados en los planes del gobierno para enfrentar la pandemia, entre otras crisis sociales.
8.904 casos nuevos a la fecha, pero con una salud pública que todavía no da a basto, y donde se siguen precarizando a los trabajadores, habiendo aún subcontrato, trabajo a honorarios, despidos y un sistema de salud empresarial. Mientras tanto, el gobierno llama a vacunarse y encerrarse tomando medidas de autocuidado; esto sin tomar en cuenta las largas filas de espera en los centros de vacunación, con temperaturas de +30°C, con personal insuficiente y habiendo un agudo estrés por el prolongado encierro y la crisis económica que ha dejado a un montón de familias sin ningún tipo de ingreso, formal o informal, que les permita acceder a los servicios de salud.
A nivel global la situación con la variante Ómicron ha levantado alertas en múltiples países, habiendo un aumento de casos de un 55%. Aun así, ha habido gran énfasis en la relativamente baja gravedad de esta variante en comparación con la Delta, pero que tiene una mayor tasa de contagios, explicando en parte, el aumento de las medidas restrictivas que ha tomado el gobierno de Sebastián Piñera, pero que se terminan de explicar en la necesidad del gobierno de disuadir a las masas, para él hacer sus ultimas jugadas; como la licitación del litio o magnificar la agenda de seguridad y represiva, buscando dejar al siguiente gobierno lo más corto posible.
Las nuevas medidas resultan de la reutilización de las medidas tomadas durante los últimos 2 años, aumentando las restricciones, sin solucionar las situaciones de necesidad de las familias en el territorio, que se ven obligadas a trabajar igualmente y que vuelven a una situación de inestabilidad insana dado que se ven empujados al trabajo o al comercio informal y al desempleo.
Incluso con la pandemia, que nos tiene a las familias trabajadoras pagando los desastres del capitalismo, los grandes empresarios han duplicado sus fortunas y han seguido pactando con el gobierno y los políticos de derecha y reformistas para su beneficio propio, socavando las libertades de la gente con las (no) libertades que ellos promueven. Sin importar la situación crítica, sanitaria y climática, los grandes empresarios continúan explotando los recursos naturales y sacando provecho de la pandemia, siendo las multinacionales las más beneficiadas. volviendo la situación, insostenible,
Además, las dosis de refuerzo son una medida apresurada, que, si bien puede tener efectos positivos, y puede tener cierta intención de solucionar el problema, responde a la necesidad empresarial de vender más vacunas, a pesar de la evidencia y advertencias de la comunidad científica que aconsejan no dar una 3ra-4ta dosis aun, por sus efectos adversos y por ser una vacuna aún experimental.
En síntesis, la grave situación sanitaria viene en alza, a la par de las necesidades de la población trabajadora, que se enfrentan a un gobierno que toma -al parecer de forma deliberada- medidas insuficientes. ¡Ahora más que nunca hace falta un sistema de salud unificado que sea organizado por las y los trabajadores de la salud, en conjunto con las y los usuarios! Fin al subcontrato y a los despidos en salud, que no permiten el correcto tratamiento respecto a la situación sanitaria actual y a la paupérrima situación sanitaria que el sector público cargaba desde mucho antes de la pandemia. |