80 litros de aguas negras por segundo, es lo que descarga hacia el Río Bravo la Junta Municipal de Agua y Saneamiento de Cd. Juárez; mientras, El Paso Water, compañía de servicios públicos de agua en El Paso, Texas, viernes 10 mil millones de aguas negras diariamente, de agosto del 2021 a la fecha, según el pronunciamiento dado a conocer por el Frente en Defensa de las Aguas del Río Bravo.
El Río Bravo, Río Grande en Estados Unidos, atraviesa Nuevo México hasta llegar a Texas, comenzando a formar la frontera con el estado de Chihuahua, México. Recorre aproximadamente 3,000 km y es el más largo del lado mexicano; abarca los estados de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, desembocando en el Golfo de México.
Hace apenas 8 años, en abril del 2013, fueron derribadas las torres de la empresa fundidora Asarco, empresa conocida por aportar sobremanera a la contaminación del agua, suelo y aire de los márgenes Río Bravo y de colonias aledañas de la frontera Juárez- El Paso, contaminando con metales pesados lanzados al aire, como plomo y zinc.
El impacto ambiental del derrame de aguas negras en el Río Bravo, puede ser irreversible por lo que es necesario organizarse para parar su contaminación, así como realizar estudios de las consecuencias de este ecocidio de varios años. Del agua del río se benefician diferentes especies de flora y fauna, campos agrícolas que riegan mediante canales, aves migratorias que llegan a reproducirse a la región, una de las cuencas más grandes del país y las comunidades aledañas al río en la frontera.
Si bien hay un dicho conocido entre los juarenses que dice “vamos al otro lado del charco”, justamente porque el agua del río no cruza para México, y de este lado ya está seco el río, los juarenses debemos salir en defensa de nuestro ecosistema. Nuestros hijos por generaciones han asistido al río para convivir y jugar en sus aguas, hay que defenderlo.
Desde la Izquierda Diario llamamos a fortalecer las luchas medio ambientales, apostando a la organización y movilización de los diversos pueblos y comunidades afectadas por contaminación de ríos o instalación de presas, confiando en nuestras propias fuerzas.
Consideramos que nuestra confianza en la restauración del Río Bravo y la preservación de los ecosistemas no debe estar depositada en alguna institución ambiental del gobierno, pues en tiempos de la llamada 4T se siguen asesinando a activistas ambientalistas que han luchado contra la privatización del agua, del territorio, contra la contaminación del aire.
No podemos confiar en un gobierno que continúa aceptando a los megaproyectos y al mantenimiento de la entrega del suelo a la megaminería, hay que confiar en la organización de los trabajadores, los jóvenes y los pobladores, para defender el agua y la vida de la voracidad capitalista. |
