El trabajador de 38 años, que vive con su familia en el Barrio Zavaleta, denunció públicamente que ese sábado 13, cuando la policía realizaba un procedimiento en una vivienda cercana a su domicilio, intervino al ver cómo la policía hostigaba a menores de entre 3 y 5 años. Pero la respuesta que recibió por defender a los niños fue una fuerte golpiza de parte de los policías, producto de la cual perdió el conocimiento. Al acercarse a la comisaría a denunciar este hecho, lo trasladaron a un Hospital, para luego volver al destacamento del barrio y leerle un acta donde se lo acusaba de delitos inventados por la misma fuerza. Al negarse a firmarlo, lo esposaron y trasladaron a la Comisaría 4C de La Boca, donde permaneció incomunicado hasta el día 15 del mismo mes.
Posteriormente a esa situación de violencia por parte de las fuerzas represivas, vino la violencia laboral. Emova (ex Metrovías), a pesar de saber lo que le había pasado a Miguel Ángel, tomó la decisión de despedirlo. Sus compañeros están exigiendo la reincorporación y no descartan posibles medidas de fuerza si la empresa no retrocede en el despido.
Esta es una situación más donde se ve claramente la política represiva, con golpizas y causas inventadas, de la policía hacia la juventud trabajadora en los barrios populares. A lo que además se suma una patronal a la que no le importan las vidas de sus trabajadores y sus familias cuando su único objetivo es seguir amasando fortunas. |