Tras casi 2 años de que empezara la pandemia no estamos en el mismo desconocimiento sobre el nuevo virus Covid-19 para reducir los contagios. Si bien, la evolución de sus mutaciones aún mantiene consternados a los grupos de científicos y a la población mundial, lo cierto es que existen medidas mínimas que deberían cubrirse por parte de gasto público estatal. Sin embargo esto no ha sido así como lo han denunciado docentes y padres de familia de educación básica, que hoy ante la ola de contagios las y los niños sin estar vacunados son los más afectados ante la variante Omicrón.
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El regreso a clases se ha planteado como una “prioridad” tanto en voz del presidente, Andrés Manuel López obrador, como de la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez. Ahora se suma Enrique Graue, rector de la UNAM, quien aseguró ayer que se regresará a las actividades académicas presenciales con “seguridad y prudencia”, en la conferencia que le otorgó el grado de doctor Honorio causa por la UASP.
Nos preguntamos ¿qué medidas efectivas han llevado a cabo para que se garantice la presencialidad de manera seguro como prioridad?
Hasta el momento en la UNAM, los Lineamientos generales para las actividades universitarias en el marco de la pandemia de covid-19 publicados en Gaceta UNAM el 12 de noviembre de 2021 contemplan una serie de medidas e indicaciones. Veámos cómo serán implementadas.
En los principios e indicaciones generales señala el uso de cubrebocas, ventilación de espacios, esquemas completos de vacunación, aforo limitado y quedarse en casa en caso de presentar síntomas. Así mismo plantea que los aforos serán determinados por dependencia de acuerdo a las disposiciones de cada Consejo Técnico. Y descarta el registro de temperatura filtros de ingreso, sanitización ambiental y el uso de direcciones de circulación.
Vacunación
El documento recoge indicadores de la población adulta que va del 90% y en otros estados en un 70%. Las cifras cambian si tomamos al conjunto de la población en México vacuna con esquema completo a 59%, de acuerdo a la última actualización. En el caso de la población infantil y juvenil, el último informe de la Secretaria de salud indica que hay 8 millones 894 mil 16 de la población infantil y juvenil tienen al menos una dosis, lo que equivale a 45% en la cobertura; porcentaje que disminuye si se indica la población con esquema completo. En la UNAM los estudiantes de Bachillerato son 108 mil 802 -cifra por debajo de los registrados en 2018, habían inscritos 114 mil 116 estudiantes-.
Esto muestra que aún no está cubierta la vacunación para todas y todos, lo cual hasta ahora es el único atenuante de los síntomas de covid y de la mortalidad que causa. No es un problema menor porque las clases presenciales en los bachilleratos de la UNAM ya han iniciado desde la segunda semana de enero.
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Aún más porque durante la cuarta ola han incrementado los contagios en la población juvenil entre 12 y 17 años de 3% a 4% y entre los grupos de edad con más decesos se encuentra el de 15 a 17 con 222 después de los menores de un año con 272.
Las estadísticas sirven para ilustrar un aspecto de la realidad. Pero a nivel social, la vida de cada uno y de toda la población no debe estar en riesgo y la única manera hasta el momento es con la vacunación garantizada para todas y todos y la liberación de las patentes.
Aforo, ventilación y limpieza
Cómo señalamos más arriba, éstas medidas serán determinadas por cada Consejo Técnico por dependencia. Los programas académicos para este semestre están planteados en varias facultades con modalidad mixta para tomar una vez cada dos semanas clases presenciales. De esto se desprenden varios problemas.
Más allá de que estas disposiciones puedan no ser generales, es importante partir de que los estudiantes por grupo a nivel licenciatura van desde 40 a 100. Desde antes de que empezará la pandemia era contra indicado para el aprendizaje y la enseñanza tal saturación, a lo que se suma la precarización en la que se encuentra el 70% de los docentes quienes están al frente de estos grupos numerosos. Ahora con estas modalidades se aumentará la carga docente para cubrir la modalidad virtual y presencial, con salarios que no cubren la canasta básica.
Por otro lado, la división de los grupos para que puedan acudir a las salones para mantener la sana distancia tendría que conllevar la contratación de más docentes. Incluso también porque el número de contagios actual también impacta en los docentes y estudiantes que no pueden acudir. ¿Quién dará clases en esos casos? ¿qué pasara con los estudiantes? Son problemas elementales no contemplados por la UNAM.
Lo mismo ocurre para los trabajadores administrativos pues la sobre carga de trabajo recaerá en quienes no están contagiados, además de que muchas oficinas no cuentan con ventilación natural o extractores de aire. Incluso la ventilación natural que es lo que se prioriza lo que ahora en invierno puede causar otras enfermedades.
Después de los casi dos años, aún no se ha presentado por cada facultad y a nivel universidad la adecuación y ampliación de la infraestructura para poder garantizar las medidas de aforo y ventilación necesaria en cada espacio.
Personal médico y pruebas covid
Sobre esto, hace referencia a "la promoción de pruebas" y "a mantener los programas de atención médica y psicológica" los cuales que no tiene una estructura por facultad y plantean redireccionar a unidades médicas locales.
Las realización de pruebas de antígenos y PCR de manera sistemática por facultad y centro de estudio así como contar con personal médico no está contemplado en las medidas, sin mencionar la atención psicológica; todo lo cual lo cual es urgente e indispensable.
Se requiere que las pruebas sean gratuitas y realizadas de manera sistemática, junto con proporcionar cubrebocas e insumos de limpieza; éstos últimos son lo único que está contemplado.
¿Virtualidad o presencialidad?
La enseñanza y el aprendizaje ha pasado ha segundo plano durante toda la pandemia y no porque los docentes y maestros de todos los niveles no hayan puesto todos sus esfuerzos en brindar todos sus recursos, incluso no sólo profesionales sino económicos para sostener la educación virtual y trabajando los 7 días de la semana sin descanso. Ni tampoco por que las familias y los estudiantes no hayan hecho esfuerzos onerosos para continuar estudiando en medio de la crisis de salud y económica.
El problema no es si las escuelas están abiertas o si se regresa a la vitalidad que sabemos también se ha mantenido sobre la base de recaer en los docentes, el aumento de la expulsión de estudiantes y en detrimento de la enseñanza porque no han sido contempladas las comunidades educativas para la toma de decisiones. El problema está en que desde hace dos años estamos en la misma situación en las escuelas sin que las cosas hayan cambiado: los protocolos y medidles no están a la altura de la crisis, y se habla de la prioridad de la presencialidad a toda costa.
Nos preguntamos si los altos funcionarios de la casta dorada en la UNAM estarán dispuestos a bajarse el salario para que ese dinero se destine a cubrir todas las medidas necesarias o si el gobierno de AMLO dará marcha atrás al presupuesto destinado a las armas y el ejercito y lo pondrá en salud y en educación. Dos acciones que mostrarían -por mencionar ejemplos concretos- que la educación y la salud son sus prioridades.
Por ello, la organización y acción en los centros de estudio es primordial para que las autoridades y el gobierno no pasen por encima del derecho a la salud y a la educación, y se deje de priorizar la ganancia de los empresarios por sobre nuestras vidas. | 
