El domingo 23 de enero el movimiento de mujeres salió una vez más a las calles a repudiar el accionar del Estado y sus instituciones con respecto a los múltiples casos de violencia patriarcal hacia las mujeres. Se realizó una manifestación en San Pedro, de la Fuente de la Hispanidad hacia las instalaciones del INAMU, y otra en Sámara, haciendo que la indignación y las demandas recorran el país.
Recientemente, han ocurrido ataques sexuales hacia mujeres en Puerto Viejo, tales como el caso de violación masiva dado a la turista danesa el 6 de enero, además del nuevo ataque sexual hacia otra turista el viernes 21 de enero.
La respuesta que dio el gobierno frente a la indignación del movimiento de mujeres, fue presentar una “Guía de prácticas de seguridad”, donde recomiendan cómo debemos vestirnos las mujeres en la playa. Esta “medida” no hizo más que aumentar la rabia no solo del movimiento de mujeres en todo el país, sino también de gran parte de la población y de organizaciones sociales, pues la guía es una forma más de revictimización.
Pese a que el gobierno dio una “disculpa pública a todas las mujeres del país” por la guía, no deja de ser responsable, pues demuestran una y otra vez que las demandas de las mujeres no son prioritarias. Esto queda claro cuando el gobierno prefiere negociar con el FMI y exonerar de impuestos a los grandes empresarios, antes que destinar ese dinero para llevar adelante medidas eficaces que eviten la violencia hacia las mujeres. Por parte del INAMU, se han lavado las manos con respecto a la responsabilidad de la elaboración de las guías, pese a que firmaron el documento junto con la policía. Además, las soluciones que ofrecen se reducen a brindar atención en Limón dos veces por semana, cuando es claro que esa medida está lejos de ser suficiente, pues el problema es estructural.
Este repudio se suma también al señalamiento de la responsabilidad que tiene el Estado frente a la impunidad y justicia patriarcal que instituciones como el OIJ llevan adelante con respecto a los casos de femicidios.
En la manifestación también se hizo presente la solidaridad internacional del movimiento de mujeres, al exigir justicia para Keyla Martínez, quien fue asesinada por el Estado hondureño hace un año. Este caso sigue impune y su familia sigue recibiendo hostigamiento y amenazas por parte de las entidades oficiales.
Desde Pan y Rosas hacemos un llamado a seguir organizándonos para poner en pie un plan de lucha que unifique todas nuestras demandas, por no más impunidad, por aborto legal, por justicia real y por vivienda digna. Para eso, hay que realizar un Encuentro Nacional de Mujeres, jóvenes, trabajadoras, estudiantes, campesinas, migrantes.
Además, exigimos el no pago de la deuda externa, pues es ilegítima e impagable. Ese dinero puede destinarse en la creación de centros de atención gratuitos y de calidad, centros de refugio para víctimas de violencia de género y familiares que lo requieran, salarios mensuales para que las mujeres se liberen económicamente de su agresor.
Planteamos la necesidad de crear Comisiones Independientes de investigación, conformadas por movimiento de mujeres, familiares de víctimas de femicidio y organizaciones sociales y políticas, para que sea a partir de la organización independiente la forma en la que se garantice justicia verdadera para todas las que nos faltan y sus familias.
Alcemos la voz por cada una de nuestras demandas, y organicémonos para ganar.
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