Faltando algunos meses para que se termine el gobierno de Piñera, la derecha no logra construir aún un balance común de la derrota de la última elección presidencial. Y esta falta de balance ha producido una serie de acusaciones cruzadas entre referentes del sector sobre qué los llevó a la derrota pero también cuál será el mejor camino de cara al próximo gobierno.
Este sábado recién pasado le tocó el turno a Sebastián Sichel, quien señaló a la “Revista El Sábado” del diario el mercurio, que se sintió “traicionado” por los partidos de Chile Vamos durante la primera vuelta presidencial.
Esta “traición” habría estado dada por el abandono de los partidos y sus equipos durante la campaña y el movimiento de los apoyos hacia la campaña de Kast. Este giro a la “derecha” de los propios partidos, según Sichel, habrían regalado el centro y la moderación a Boric, polarizando una campaña de forma innecesaria. Además, Sichel señaló que durante la propia campaña se organizaron campañas de ataques personales contra su persona y su entorno, lo que lo perjudicó en muchos sentidos.
Desde los partidos de Chile Vamos respondieron criticando el exceso de personalismo en el perfil que adoptó la campaña de Sichel y la falta de un relato común. Según constató El Mostrador, desde la UDI criticaron el hecho de que la campaña de Sichel estuvo sobre todo enfocada en su propia figura y no en un proyecto colectivo donde los partidos estuvieran integrados desde el minuto uno.
Una derecha fragmentada pero contra un gobierno moderado
Sin embargo, las divisiones en la derecha no han mellado su principal base social: el empresariado.
Y es que la presentación del gabinete de Boric representó un verdadero alivio para el empresariado nacional y extranjero, mostrando a Marcel como un continuador del modelo neoliberal y quien tendrá la tarea de manejar la billetera fiscal en un año que podría ser bastante duro.
Esta “señal” (la nominación de Marcel en Hacienda) le dará el tiempo suficiente a la derecha para reorganizarse de cara a un gobierno que según todas las señales tenderá a la moderación, situación que ya se venia observando en los debates de la constituyente, por lo que su principal tarea será barajar sus cartas, poner en sintonía a los gremios con quienes han hecho históricamente campaña y prepararse para defender que no se mueva ni una coma del modelo heredado de la dictadura. |