Como las feroces tormentas anunciadas diariamente, en vano, en los últimos días, el acuerdo con el FMI, para algunos viene siendo "casi inminente", pero nunca llega.
Mientras tanto, lo que sí llegan son los vencimientos: el primero, este viernes 28 de enero, cuando Argentina debería desembolsar 731 millones de dólares y, el segundo, la semana próxima, cuando el martes 1 de febrero se vea ante la obligación de abonar otros 370 millones verdes.
Aunque hay dudas sobre la capacidad de las reservas del Banco Central para afrontar los pagos, el ministro Guzmán se muestra seguro de poder hacerlo, "rascando el fondo de la olla", como se dice popularmente. Las dudas tienen fundamentos: si se llega hasta esta instancia con las arcas nacionales diezmadas es porque, entre otras razones, desde que asumió, el Gobierno de Alberto Fernández desembolsó miles de millones de dólares en concepto de pagos de la deuda.
Sin embargo, la preocupación oficial no estaría puesta tanto en estos dos vencimientos inminentes, sino en el del 22 de marzo, donde Argentina debería desembolsar casi 2900 imposibles millones de dólares. Si las reservas del Banco Central no pueden hacer frente a esa erogación, se abriría un período de seis meses antes de que Argentina sea declarada formalmente en cesación de pagos.
Este horizonte cercano fuerza al gobierno de Alberto Fernández a llegar a un acuerdo en las próximas semanas, antes de que "el gran vencimiento" termine drásticamente con el verano. Mientras tanto, los mercados presionan llevando al dólar blue a nuevos récords que recalientan la inflación. Y la titular del FMI, Kristalina Georgieva, "aconsejó" a todos los endeudados con el organismo a devaluar o renegociar antes que aumenten las tasas en Estados Unidos y eso impacte sobre las deudas. "Actúen ahora", dijo la directora del FMI, mientras un comunicado oficial del organismo crediticio anunciaba que "las economías emergentes deberían prepararse para posibles episodios de turbulencia económicas".
Como señaló ayer Jesica Calcagno en este diario, "Todos los caminos conducen al Fondo de la mano del establishment y la política tradicional. Profundizar el saqueo, la dependencia y la fuga traerá más padecimientos a los provocados por la inflación, la informalidad y la pobreza. Otro camino es posible, pero de la mano de la clase trabajadora movilizada con una fuerza social que exprese los intereses de las mayorías. Ahí está la apuesta de la izquierda empezando por dar pelea en las calles llamando a todas las organizaciones que se opongan al ajuste y al acuerdo con el FMI." |
