Terminadas las elecciones el retiro de las AFP parecen haber pasado a mejor vida. Y aun cuando el consenso de que este tipo de políticas producen que el costo de la crisis se trasladara a la clase trabajora, el argumento para rechazarlos no va tanto por ahí, sino por los efectos económicos y los perjuicios que tienen en un sector bastante determinado de la sociedad: los empresarios y los capitales extranjeros.
Desde su creación el sistema de AFP fue pensado como una forma de capitalizar a los grandes grupos empresariales del país, ya que a través de la cotización obligatoria y su recolección a través de las administradoras grandes empresas y bancos tuvieron acceso a créditos con muy bajo costo para ellos. Las administradoras, que se la jugaron por tender puentes con el mundo político de la derecha y la ex Concertación, pusieron los capitales bajo su administración a disposición de todo tipo de proyectos empresariales mientras se entregaban pensiones de miseria para millones de trabajadores.
Esta total estafa fue uno de los pilares del cuestionamiento social que se abrió el 2019 donde la consigna de No + AFP (que se había popularizado años antes) se volvió uno de los intransables y que a través de los retiros se hizo carne. Por primera vez desde los años 80 no eran los bancos los que estaban utilizando libremente los fondos acumulados por la clase trabajadora, sino que eran los propios trabajadores quienes, en el marco de la crisis sanitaria, tuvieron que hacer uso de esos ahorros para salvarse de una situación de calamidad social.
Al final de la campaña presidencial, la votación del cuarto retiro corría en paralelo con las elecciones. Su rechazo en el Senado, que estaba cantado, fue un respiro para el sistema financiero que veía con mucho miedo la posibilidad de que el sistema se desfinanciara y finalmente tuviera una caída nada honrosa luego de años de bonanza empresarial.
Boric, que en ese momento ejercía como Diputado, asistió a la sesión para votar a favor del retiro aunque señalando que no le parecía una solución al problema que vivía una enorme parte de la población. Ahora, que ha sido electo presidente, rechaza la medida pero sin proponer alguna salida para los miles que siguen sufriendo las consecuencias de la pandemia.
Sin retiros, sin IFE y con el término de las ayudas sociales, se pone el énfasis en la recuperación del trabajo, pero no dicen nada de las precarias condiciones laborales que por décadas han soportado franjas importantes del pueblo trabajador.
Por el contrario, Boric se empeña en decir que le parece una mala medida porque daña el mercado de capitales, es decir: daña el corazón del modelo que impuso Piñera y que al parecer Boric no le molesta continuar. Boric dice que los retiros generan inflación y que esta perjudica a los pobres, pero no habla de cómo los empresarios han especulado con los precios de viviendas o productos de consumo básico.
¡No + AFP, ni un peso más para los empresarios!
Hay que acabar con el negocio de las AFP, para esto es necesario que los fondos de pensión pase a control del Estado, bajo un sistema de reparto, solidario y tripartito, administrado por comités de jubilados y trabajadores que decidan en qué invertir los fondos ¡fuera las manos de los empresarios de nuestros recursos! ¡Hay que luchar por una pensión básica igual a la canasta familiar que se ajuste automáticamente con la inflación! Mientras el gobierno y la Convención piden paciencia, son las familias pobres las que siguen sufriendo la crisis, que viven a costa del endeudamiento o de la sobre explotación en trabajos precarios. | 
