El lobo gris mexicano, originario de las regiones del norte y noroeste de la república, había sido llevado casi hasta su extinción producto de la acción de los terratenientes de la zona, así como de ganaderos que se dedicaron a cazar durante décadas a este animal.
No obstante, según expertos, el lobo lejos de ser un peligro para el ganado de la región, permite mantener a raya la población de coyotes y pumas, depredadores que se especializan en cazas reses.
El lobo, a diferencia del coyote, es oriundo de estas regiones de la sierra madre occidental por lo que los esfuerzos para lograr su reintroducción controlada, contemplan un seguimiento de parejas y camadas de lobos que están siendo introducidos en un territorio de más de 2 millones de hectáreas.
El esfuerzo de ambientalistas y defensores de animales, debe contemplar una mirada anticapitalista del desarrollo económico, para que este esté en armonía con el medio ambiente, pues el ansia de las grandes empresas por aumentar sus ganancias, lleva a que el cuidado de especies y de la naturaleza no solo no sea una prioridad, sino que el afán de lucro barre con ecosistemas enteros.
Con información de la cadena internacional Deutsche Welle para Latinoamérica.
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