Luego de la Revolución de octubre de 1917, el poder soviético se dedicó a reorganizar el poder en el territorio del extinto imperio zarista. Entre las tareas que la historia impuso, se presentaba la necesidad de impulsar un sistema jurídico acorde con los tiempos revolucionarios y a las demandas de obreros y campesinos.
El primer antecedente lo encontramos en la “Declaración de los derechos del pueblo trabajador y explotado”, que era una respuesta a la declaración francesa de “los derechos del hombre y el ciudadano” de corte burgués. En el documento soviético se resaltaba que todo el poder pertenecía al pueblo trabajador, pero no solamente de manera nominal, tal como ocurre en las democracias capitalistas, sino que era una realidad. Asimismo se afirmaba que el objetivo de la revolución era acabar con la explotación, terminar con los tratados secretos, afianzar la solidaridad internacional entre los pobres del mundo y alcanzar la democracia obrera.
Posteriormente, en diciembre de 1922 en el Primer Congreso de los Soviets de la Unión Soviética se estableció formal y fácticamente a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas –URSS— Es de resaltar que la creación de una Constitución no es un acto que venga de otra norma jurídica, sino que tiene su origen en el poder de una clase social que ha convertido su voluntad en ley.
El 31 de enero de 1924 se aprueba definitivamente la primera Constitución de la URSS. La importancia principal radicaba en que era el “pronunciamiento de manera unánime por la formación de una unión de repúblicas soviéticas”, es decir, era el acta de nacimiento de la joven nación. Otro elemento a destacar fue que se respetó la autodeterminación de las nacionalidades. Bajo los zares todos los pueblos estaban sometidos al poder central ruso, con la Revolución y la Constitución cada nación pude decidir sobre su destino, empero el stalinismo negó estas luchas históricas y acabó, en los hechos, la autodeterminación.
En el proemio se presenta un breve análisis del país y de la política internacional del momento, en que se define que existe dos campos: el socialista y revolucionario y el capitalista. Que la única manera de acabar con todas las miserias de la humanidad era con la revolución. Al nacionalizar los medios de producción, acabar con los privilegios y crear una igualdad materialmente real y no sólo la formal abstracta del liberalismo, se quebró con la lógica burguesa que había dominado en materia constitucional y se inauguró una nueva tradición jurídica.
Ahora, el documento contenía 11 capítulos, en los que se organiza administrativamente, se delimitan competencias y poderes de los diferentes organismos del Estado. A primera vista, la Constitución no se diferencia mucho de las Cartas Magnas de otros países, pero ¿esto es correcto?
Un derecho para sobrevivir
Lo primero que debemos recordar es que luego de la revolución y la guerra civil, la URSS quedó exhausta, por tal motivo, se impulsó como medida provisional la Nueva Política Económica (NEP), la cual permitió un comercio privado controlado, con el fin de recuperar las fuerzas productivas. Esta circulación de mercancías obligaba a reconstituir cierto tejido jurídico (leyes, reglamentos, etc.) para poder dar respuestas a los conflictos que pudieran surgir. Debemos aclarar que, para los bolcheviques el restablecimiento del mercado representaba era un mal necesario, pero que las tendencias procapitalistas que implicaban debía ser controladas mediante el control del comercio exterior y una mayor democracia obrera.
Entonces, el poder soviético tuvo la necesidad de instaurar una nueva constitución con el fin de sobrevivir a las dificultades impuestas por la guerra civil y otros factores internos. El derecho al ser básicamente formalidad, es decir, reglas que se establecen como organizar el poder establecido y manejar la escasez económica, toma la misma estructura en todos los países. En este sentido, la Constitución como el derecho en general tenían un carácter transitorio, que luego de la revolución mundial se extinguiría.
No obstante, a pesar de que se recuperó la tradición jurídica, la Constitución presentó enormes novedades. La primera es que dejó constancia –porque en los hechos ya existía—de que los medios de producción habían sido nacionalizados y estaban al servicio de los trabajadores. Asimismo, se señalaba que su objetivo final era derrocar el poder burgués ser “un nuevo paso decisivo en el camino de la unificación de los trabajadores de todos los países en la República soviética socialista universal.”.
Sin embargo, el estalinismo negó estas conquistas, ya que con la Constitución de 1936, por una parte se decretó que se había llegado al socialismo, lo que implicaba abandonar la lucha internacionalista. Por otra parte, se moderó el lenguaje y ya no se establecía la revolución mundial como fin, con la finalidad de conciliarse con las potencias capitalistas y afianzar el poder de la burocracia gobernante. |