Ricardo Aldana, quien fue tesorero del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) por varios años, ganó los primeros comicios realizados en 86 años con un total de 52 mil votos a su favor (de un padrón de 89 mil trabajadores).
Aldana se coronó así como el nuevo secretario general para el período 2022-2024 en sustitución de Carlos Romero Deschamps, quien renunció por acusaciones de corrupción en 2019. Ya en diciembre, se expresó el acuerdo en la cúpula petrolera para su designación, al obtener el apoyo de los líderes de las 36 secciones sindicales, y Aldana siempre se manejó bajo el cobijo del ex líder petrolero, Deschamps.
Aldana fungió como Secretario tesorero de 1978 a 1980, para avanzar a ser tesorero en el Consejo de Administración de la paraestatal, así como consejero sindical frente al mismo organismo. Entre 2006 y 2012 fue presidente del Consejo de Vigilancia del Comité Ejecutivo General del sindicato.
En 1979 se sumó a las filas del Partido Revolucionario Institucional, por el que fue senador durante dos períodos a partir del año 2000, y al finalizar fue elegido diputado por el mismo partido, lo que le valió convertirse en consejero político estatal en Veracruz y luego nacionalmente.
Ya en la mañanera con el presidente, Aldana anunció que su objetivo primordial es "mejorar las condiciones de vida de los trabajadores de planta, transitorios, jubilados y sus familias, defendiendo el Contrato Colectivo de Trabajo y aumentando la productividad". Pero nada dijo sobre los despidos que se han implementado desde el año pasado, ni sobre las ignominosas acusaciones contra su predecesor. AMLO, por su parte, ya había expresado su apoyo a Deschambps y la certeza de que ningún ex director de PEMEX será perseguido, asegurando su cobijo para los burócratas sindicales.
Un nuevo reinado en medio de acusaciones de corrupción
Aldana asume la secretaría general en medio de un escándalo de corrupción que valió la renuncia de Romero Deschamps tras 25 años al frente del sindicato. Deschamps ha enfrentado diversas investigaciones por desvío de recursos (destacan los 500 millones de pesos para financiar la campaña de Francisco Labastida en el 2000, cuando Aldana era tesorero), lavado de dinero, evasión fiscal, enriquecimiento ilícito y violaciones a la Ley Federal de Responsabilidades de Servidores Públicos. A pesar de esto (y aun tras su renuncia), Deschamps cobrará su sueldo y prestaciones íntegras hasta 2024 ya que se negó a jubilarse.
Por si fuera poco, recae sobre el la denuncia de mecanismos de hostigamiento, amenazas y persecución política (incluyendo despidos políticos) contra disidencias al interior del sindicato. En este tenor, la elección de Aldana continúa la línea de subordinación e integración de las burocracias sindicales al gobierno, al estilo de la vieja usanza priísta, como mecanismo para mantener a raya a los sindicatos en la búsqueda de preservar la gobernabilidad.
A este objetivo se han plegado alegremente las principales direcciones sindicales, manteniendo una ominosa tregua con el gobierno a pesar de los duros ataques que las patronales y aquél han implementado a propósito de la pandemia. Tan solo en el caso del sindicato de petróleos, el secretario interino, Manuel Limón, permitió casi 1500 despidos y guardó criminal silencio frente a los más de 350 muertos por covid. Tampoco se pronunció en repudio a la dura represión en la refinería de Dos Bocas en octubre pasado, silencio que seguro continuará el actual secretario.
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¿Sindicatos independientes, democráticos y combativos o paladines de la 4T?
Contrario a las declaraciones de AMLO y el nuevo secretario sobre el avance en la democratización del sindicato, lejos de avanzar en esta perspectiva, el gobierno ha profundizado la injerencia sobre los sindicatos y las principales centrales sindicales, dando continuidad a las prácticas corporativas del priísmo y garantizando la subordinación política del movimiento obrero y sus sectores estratégicos. Al servicio de esto, el gobierno ha empujado la política de sindicatos independientes, debilitando la unidad de distintos sectores y permitiendo la preservación de las burocracias sindicales, frente a cuyo control los pequeños sindicatos son incapaces de disputar la titularidad de los contratos colectivos.
A este objetivo responde la salida del propio Deschamps, pues frente al creciente descontento por la antidemocracia al interior del sindicato, su renuncia descomprime malestares y evita, de manera funcional para el gobierno, cualquier organización de la base trabajadora para luchar con sus propios métodos y de manera independiente a la burocracia y el gobierno, por la democratización del sindicato. Este es un objetivo crucial para mantener el control sobre la potente clase obrera mexicana, aún cuando requiera ceder posiciones a viejas figuras de la oposición conservadora, como Aldana.
Esta pelea por la democratización del STPRM no se ganará cambiando a unos cuantos en sus cúpulas. Para lograr esta recuperación del sindicato y ponerlo al servicio de la lucha y los intereses de la mayoría trabajadora, es fundamental impulsar asambleas de base en cada centro y plataforma, por turno y por área, para que la base discuta y decida, de manera independiente del gobierno, la derecha conservadora y la burocracia sindical, a cuáles problemáticas debe atenderse y cómo.
La defensa del CCT, la lucha contra la precarización y por condiciones de trabajo dignas y seguras, solo podrá lograrse avanzando en forjar la unidad entre todos los trabajadores del sector (sindicalizados y precarizados) y apelando a la movilización para imponer sus demandas.
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*Con información de Reuters y Contralínea |