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La Izquierda Diario
10 de febrero de 2022 Twitter Faceboock

Editorial
No todo es política frente al Fondo Monetario
Fernando Rosso | @RossoFer

En el debate sobre el pre-acuerdo con el FMI, antes que el contenido concreto y las consecuencias, se están poniendo en juego intereses de pequeña política electoral. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que ese emite los jueves de 22 a 24 h por Radio Con Vos, 89.9.

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  •  Más allá de las definiciones “técnicas” que aún están abiertas y de la “letra chica” que aún tiene muchos interrogantes, la discusión sobre el primer entendimiento del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene mucho de “juego político”, en el peor sentido del término.

  •  Quiero decir, curiosamente, en las grandes coaliciones se discute muy poco sobre el contenido concreto, las consecuencias que va a tener la tutela del Fondo Monetario sobre la economía del país, lo inalcanzable que son las metas (fiscales, de aumentos de tarifas o de inflación, en general), a excepción de que se imponga un nuevo planchazo sobre la economía y un retroceso de salarios y jubilaciones.
  •  Pero, no se discute eso en las dos orillas de la “grieta” para decirlo de alguna manera.
  •  Veamos un poco en panorama en la oposición de Juntos por el Cambio —después vamos ir al oficialismo—. Pero, en la oposición, desde el punto de vista de sus ideas o de sus planteamientos programáticos históricos (o por lo menos los que siempre defendieron públicamente), no habría ninguna razón para que no apoyen este acuerdo. Entre otras cosas, porque plantea un sendero de ajuste y ya sabemos que todo lo que sea ajuste, Juntos por el Cambio lo vota con ocho manos. Sin embargo, están divididos (más allá de cómo terminen votando, digo los planteamientos políticos hoy), están divididos entre algunos que dicen que tienen que votar a favor (sobre todo los gobernadores, etc.) y los más “talibanes” que consideran que hay que fogonear una crisis más aguda, un descalabro general, para que sobre la base de un terror económico sobre la sociedad poder aplicar un shock, que se hunda políticamente el Gobierno y quede allanado el camino para un gobierno de Cambiemos con las condiciones dadas para profundizar contrarreformas estructurales. O sea, hay un interés político-electoral que no tiene límites: si implica una debacle del país, que así sea.
  •  Pero, en el oficialismo las divisiones también contienen algo más de lo que aparece en la superficie. El evento político más relevante en este último tiempo fue la renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque oficialista en la Cámara Baja. El manifestó que no estaba conforme con lo acordado por Alberto Fernández y Martín Guzmán con el FMI, pero la crítica y la renuncia la hizo después del acuerdo. Incluso, en todas las versiones que se conocieron sobre los hechos y en la misma carta se dice que no estaba de acuerdo desde bastante tiempo. Esperó prolijamente a que se anuncie el entendimiento y luego salió a “separarse” políticamente del mismo. Y acá destaco nuevamente “políticamente” en el peor sentido del término porque no implicó una modificación política del pacto, una lucha para evitar que se produzca lo que cree que va a traer consecuencias graves al país. No, se separó políticamente, en última instancia, en el sentido electoral. Trato de despegarme de este acuerdo, no busco evitarlo y después puedo decir “yo no tuve nada que ver”, “yo lo dije”. El problema que, como Cristina Kirchner en su momento con la cuestión del ajuste, lo dijo después de que se produjo y cuando perdieron en las primarias. En los hechos, es un apoyo crítico, pero sui generis pongamos, muy peculiar porque la crítica viene en diferido, es decir, cuando la cuestión —como dicen los abogados— ya se volvió “abstracta” porque ya aconteció.
  •  Y vuelvo a la cuestión de la política. Antonio Gramsci (comunista italiano, intelectual universal, pasó una parte importante de su vida en las cárceles del fascismo) escribió que había que diferenciar entre “pequeña política” y “gran política”: “pequeña política” eran las intrigas cotidianas, parciales, dentro de grandes ejes estructurales que no cambiaban, y “gran política” hacía a cuestiones más importantes, cambios estructurales, modificaciones del régimen o del Estado. Pero a esto le daba una vuelta más: decía que un objetivo de “gran política” de algunos dirigentes es, precisamente, mantener a todo el mundo discutiendo la “política pequeña”, ocupado con eso, mientras lo importante se decide en otros ámbitos.
  •  Indudablemente, el pacto con el Fondo es una cuestión de gran política: si se cumplieran los objetivos incumplibles, de mínima, el Fondo Monetario se incorpora al co-gobierno del país hasta el 2036, seguramente más porque ni los más delirantes creen que —si esto se confirma— se pueda pagar lo que hay que empezar a pagar en 2026.

    — Pero, la idea de muchos es que ocupemos la mayor parte del tiempo discutiendo los “silencios de Cristina”, los derrapes de Mauricio Macri, las peleas de cartel entre Aníbal Fernández y Sergio Berni etc. etc. El gran tema es la definición el rumbo del país para las próximas décadas con consecuencias que ya se están viviendo (porque el ajuste que ya tuvo lugar se aplicó en función del FMI) y las que de manera inmediata se van a empezar a sufrir.

  •  El desafío sería que no nos metan sus objetivos de gran política por la ventana mientras nos entretienen con las mil una rencillas irrelevantes de la política pequeña.
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