En el marco del Buenos Aires Blues Festival nos visitó Chris Cain, legendario maestro del Blues. Acá reseñamos algunos de los momentos más deslumbrantes de una noche cargada de pura música.
El frío viento del Río de la Plata acariciaba las inmediaciones de la Trastienda, cubierta de un cielo gris plomizo. La gente se va acercando al lugar y la ansiedad intenta calmarse con un vaso de cerveza negra. Todo listo para vivir una noche de Blues inolvidable porque Chris Cain va salir al escenario una vez más en la Argentina.
La apertura del Buenos Aires Blues Festival estuvo a cargo del músico RJ Gauna. Ofreciendo una apertura muy intensa, acústica a lo grande, porque el maestro a la vez que tocaba la guitarra Dobro, hacía sonar la armónica y la percu con los pies. Gran apertura que se ganó el aplauso de un público que iba acomodándose en sus lugares, deslizándose al compás de un slide que nos transportaba al legendario blues del delta de Mississippi.
A continuación y acompañada por la banda argentina Cruxados Blues Band subió al escenario la cantante brasilera Roberta Riberio, mientras los aplausos se hacían sentir desde todos los rincones. Dueña una hermosa voz, nos ofreció un espectáculo cantado en su propio idioma. ¡Que lindo suena el Blues en portugués! A propósito de ello, un colega le preguntó una vez a Chris Cain que pensaba sobre el blues cantado en español, teniendo en cuenta que Manal fue la primer banda del mundo en cantar el Blues en su propio idioma, y Chris respondió: “me parece perfecto, como decía BB King, el Blues es lo que nos sucede cotidianamente, nuestras vivencias, nuestro trabajo, nuestras relaciones amorosas, o sea el Blues habla de la vida misma, por lo que considero correcto que canten Blues en el idioma local, sea el país que sea. Porque se trata de eso, de transmitir nuestras vivencias , eso es el Blues”. Dicho esto, creo hablar por todos los presentes, el público se quedó con ganas de seguir escuchando un poco más a Roberta Ribeiro a quien despedimos con atronadores aplausos.
Y ahora sí, se abre el telón y aparece en escena la Nasta Súper Band, la banda liderada por Rafa Nasta, un gran guitarrista argentino. A propósito no se pierdan esta anécdota donde él cuenta cómo conoció a Chris Cain. Luego de una intro para ir calentando, Rafa Nasta dijo unas palabras alusivas a los dos años que llevamos de pandemia y lo difícil que fue para los músicos y para el público no tocar en vivo durante todo este tiempo. Es cierto, por eso nos merecíamos una gran noche cargada de música y emociones. Así presento al artista que esperábamos y dijo: “los que ya lo conocen, ya saben lo que les espera. Y para los que no lo conocen, no saben la que les espera!”. Tuvo razón al cien por ciento. De pie el público, y como diría John Reed, con “tempestuosos aplausos” recibimos a Chris Cain. El tipo abrazado a su Gibson 335, conmovido mirando al público que no cesaba de aplaudir le dio un beso a la guitarra antes de empezar, contó hasta cuatro, marcando el compás con las piernas “One…two… One, two, three, four!”... y la magia explotó.
Realmente ver a Chris Cain en vivo es algo único. Una fusión que tiene condimentos como el vozarrón de BB King, la voz bien power, grave y al mismo tiempo los yeites de Albert King. No es para menos porque resulta que cuando murió el papá de Chris Cain, siendo el oriundo de Memphis, Albert King que era amigo del papá, lo trato al pibe Chris como un hijo, compartiendo música y tocando la guitarra. La influencia de Albert King, que en el barrio le decimos “Beto”, se hace presente combinada con su propio estilo. Me permito señalar que el Blues de Chris Cain es tan profundo como simple su set up: guitarra, cable y ampli. Y punto. La magia sale de sus manos.
Así, el repertorio de Chris Cain fue recorriendo sus álbumes de estudio. Lógicamente hubo lugar para jugar y divertirse en un interminable “call and response” junto a Rafa Nasta. Lo mismo y para sorpresa del público llegó unos minutos después junto a Luis Salinas. Zarpado. A esa altura caí en la cuenta de que estaba tomado la mejor copa de vino de mi vida. En un momento se permitió bromear con un chiste simpsoniano: un asistente le acercó un porrón de birra y dijo acercandose la botellita al oído: “Cerveza Quilmes, ¿cómo? ¿qué quieres que te tome?”.
En un breve intermedio, el presentador anunció que Chris Cain está nominado 4 veces para recibir algún premio importante que no logre escuchar gracias a que el mejor público del mundo aplaudía de pie gritando “ole... ole... Chris Cain...” mientras el tipo estaba conmovido hasta las lágrimas. Deben ser de esos premios que Chris Cain se los lleva en una carretilla que pide prestado a algún albañil, como ya nos tiene acostumbrados.
Para cerrar la noche a todo trapo, se escuchó su vozarrón anunciando “Blues power”, mi tema preferido de Albert King. Momento re épico. No tendría nada más que agregar sino fuera porque alguien del público habló por todos los presentes: “We love you Chris!”, “Yo también los amo”, mientras volvió a besar la Gibson.
Fue una noche mágica de puro Blues. Un verdadero “call and response” entre el artista y la gente. Pero de ¿de dónde salió el Blues? Salio de los campos algodoneros del sur de los Estados Unidos donde trabajaban los esclavos negros traidos por la fuerza desde Africa. Mientras trabajaban la tierra de sol a sol, los esclavos cantaban para llevar un poco mejor la situación. Cuando uno cantaba a lo lejos otro le respondía. Y ese “call and response”, pregunta y respuesta, se trasladó a la guitarra y cortando un pedazo de botella de vino inventaron el slide para emular ese fraseo. Así el delta de Mississippi se llenó de Blues y luego el mundo entero.
Al decir del gran Willie Dixon: “El Blues es la raíz, todo lo demás son sus frutos”.
