El pasado martes se reanudó el juicio por los crímenes cometidos en los Pozos de Banfield, Quilmes y El Infierno.
Pedro Cerviño, sobreviviente de la última dictadura cívico militar eclesiástica, brindó testimonio sobre el secuestro de Nélida Sosa de Forti, quien fuera secuestrada en el aeropuerto de Ezeiza e1 18 de febrero de 1977 cuando, junto a sus hijos, abordaba un avión con destino a Venezuela. Desde allí fueron trasladados al Pozo de Quilmes y ese fue el último lugar donde la vieron sus hijos. Luego fue trasladada a la Jefatura de Policía de la cuidad de Tucumán, uno de los principales centros clandestinos de detención de la provincia.
Cerviño, secuestrado el 8 de febrero del mismo año, fue trasladado a dicho centro clandestino. "Las últimas semanas que estuve allí la vi a Nélida. Muy golpeada, muy maltratada, no podía hablar. La vi en el pabellón donde estábamos los secuestrados, estaba con un vestido amarillo. La conocí perfectamente porque era mi amiga", relató ante el Tribunal. Pedro y Nélida eran militantes del peronismo de base y ambos formaban parte de la comisión interna del sindicato municipal de la ciudad de Tucumán.
Cuando Pedro fue trasladado a la cárcel de Caseros, Nélida quedó en la Jefatura. Ya era marzo de 1977; no supo más nada de ella. Pudo reconstruir parches del secuestro de su amiga y compañera a través de las investigaciones que fueron haciendo los hijos de Nélida y otros compañeros.
Cerviño dejó sentado en su corto pero fuerte testimonio el largo calvario de aquellos sobrevivientes y familiares que, buscando verdad y justicia, declaran innumerables veces en juicios que llegan tarde: "Declaré en 1979 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos cuando estuve preso en Caseros; en 194 en la Justicia Federal de Tucumán, en el juicio a las Juntas, en la Comisión Bicameral de Tucumán, dos veces en los tribunales de Catamarca, una en Santiago del Estero".
En este sentido, sostuvo al finalizar su declaración que "el Poder Judicial no ha estado a la altura de las circunstancias", denunciando que "a 45 años lo que se ha cristalizado es la injusticia en relación a estos hechos. Tanta reiteración sobre el mismo hecho sin que se haya condenado ni que hayamos logrado justicia, la verdad es que lo que demuestra es que el Poder Judicial, en todos sus estamentos, ha permitido la impunidad en que quedaron la mayor parte de estos hechos, más allá de que haya represores condenados".
En el tramo final de la audiencia, desde la querella de Justicia Ya se informó del fallecimiento de Jorge Allega, sobreviviente del Pozo de Quilmes quien debía brindar testimonio en este juicio. Ante el pedido de lectura de un homenaje por parte de sus compañeros y compañeras del Colectivo Quilmes Memoria Verdad y Justicia, la defensora oficial Carmen Ibañez manifestó su oposición a la lectura, considerando que debía ser considerado para el momento de los alegatos.
El resto de las querellas y el Ministerio Público Fiscal acompañaron el pedido de Justicia Ya, argumentando el derecho de familiares y víctimas a expresarse en estos juicios reparatorios. Si bien la presidencia del Tribunal dio lugar al pedido de la querella, nuevamente y en un acto de absoluta provocación la defensora Ibañez vuelve a oponerse, aduciendo que sus defensores, los genocidas, son "los principales afectados" por los juicios tardíos.
Cuarto intermedio mediante, por unanimidad el Tribunal convalidó lo decidido por el Tribunal y mientras la doctora Luz Santos Morón daba lectura al homenaje a otro sobreviviente que murió sin justicia, la defensora Ibañez en otro acto repudiable apagó la cámara. | 
