Este sábado la periodista Natasha Niebieskikwiat publicó en Clarín una entrevista a la embajadora del Reino Unido de la Gran Bretaña en Argentina, Kirsty Hayes. Además de destacar que la diplomática es arqueóloga, amante de los caballos y que lleva una vida cargada de viajes y buenas comidas por todo el territorio nacional, en la entrevista la funcionaria del gobierno de Boris Johnson dio varias definiciones sobre tres temas centrales de su agenda: el 40° aniversario de la guerra de Malvinas que se cumplirá en abril (“conflicto”, le dice ella), las relaciones comerciales entre empresas de ambos países y el acuerdo entre Argentina y el FMI recientemente anunciado por el gobierno de Alberto Fernández.
Sobre el próximo aniversario redondo de la guerra en las islas del Atlántico sur, Hayes afirmó que, si bien considera que entre ambos países hay “muchas áreas y valores en común”, las posiciones “sobre la cuestión de soberanía son muy claras. Entendemos la posición argentina y ellos entienden nuestra posición, que no va a cambiar”, dice la embajadora. Y en ese marco asegura que para el Gobierno inglés “lo más importante es el derecho de autodeterminación de los isleños y sus derechos a tener una vida libre de amenazas, para seguir con sus vidas cotidianas y decidir sus propios futuros en todas las áreas incluidas las áreas económicas”.
De esa manera, Hayes niega (según la versión británica de la historia y como en los últimos años levanta cierto sector intelectual local) que los “kelpers” sean la consecuencia viva de una política colonizadora que lleva casi dos siglos. Los “isleños” de los que habla la diplomática fueron ni más ni menos que “trasplantados” desde Inglaterra a esa porción territorial del sur argentino, con el objetivo de crear una relación de fuerzas más favorable al dominio imperial británico.
De allí que toda posición principista y anticolonial debe desconocer, precisamente, todo derecho de los kelpers a “autodeterminarse”. Si las Malvinas (“Falklands”, según la verba anglosajona) son un enclave colonial, nada tienen que reclamar quienes viven en ellas amparados por los radares y los cañones ingleses (con apoyo del resto de las potencias imperialistas).
Según el relato de Hayes, la guerra de 1982 (“conflicto”, le dice ella para bajarle el precio), se trató de una especie de tragedia inevitable sobre la que hay que reflexionar en clave de “pasado” para no repetir las mismas situaciones en el futuro. “Este es un año muy particular porque es el cuadragésimo aniversario del conflicto y lo que nosotros pretendemos es enfocar en homenajear a los caídos de ambos lados y los que siguen sufriendo el impacto del conflicto”, en referencia a “los veteranos de ambos lados, sus familias, las familias de los caídos y los isleños también”, afirma la embajadora.
En esa línea, dice que “el aniversario 40 es una oportunidad para pensar en lo que pasó y en particular tenemos que homenajear a los caídos de ambos lados, a los veteranos y a todos los que continúan sufriendo. Tenemos que homenajear a las familias, y por supuesto a los isleños todos los que siguen afectados por lo que pasó hace 40 años”. Y cita como ejemplo de la “buena voluntad” británica “el proyecto humanitario para identificar individuos (soldados caídos en combate, NdR) que anteriormente no fueron identificados”. Para ella se trató de “un trabajo super importante, que se benefició de la participación del gobierno británico, del gobierno argentino y de los isleños”.
Para Hayes “el aniversario es un momento para pensar en lo que pasó en el pasado” y “no es un momento para hablar sobre los temas políticos”. Sin embargo vuelve a hacer una definición sumamente política: “Lo importante es la posición de los isleños, tenemos varios territorios de ultramar con poblaciones y en todos los casos tenemos una relación moderna que refleja las opiniones y esperanzas de los pueblos en los territorios. Entonces sin un cambio por parte de los isleños nunca habrá un cambio por parte del gobierno británico”.
Por si no queda claro, Hayes insiste ante las preguntas de Clarín: “Nuestra posición sobre la soberanía es bien conocida y no ha cambiado. Como bien expresó nuestra canciller Liz Truss, vamos a defender el derecho de los isleños a la autodeterminación y esperamos que el resto de los países también lo respete”. Entre la provocación y la amenaza, como siempre.
Hayes también hizo una definición sobre el acuerdo entre el gobierno de Alberto Fernández y el FMI, anunciado hace algunas semanas por la Casa Rosada, aspecto sobre el que hablaron en una reunión con el canciller Santiago Cafiero. En ese sentido dijo que el Reino Unido tiene “un papel importante dentro de la deuda. Apoyamos los esfuerzos de Argentina de llegar a un acuerdo adecuado que le permita una recuperación sostenible. Y en este respecto las noticias parecen muy positivas”. Si ella lo dice…
Sin dudas que Gran Bretaña espera que el acuerdo entre el Gobierno argentino y el FMI se concrete cuanto antes. Tal como lo espera el resto de las potencias imperialistas, la firma de una nueva sujeción nacional a los dictámenes de los organismo financieros que ellas mismas conducen significará más expoliación de las riquezas nacionales en beneficio de las burguesías imperialistas. “Para mí lo importante es el ambiente para las empresas británicas y ya tenemos muchas empresas interesadas en el mercado”, dice en ese sentido Hayes. Y siempre tendrá algún buen ejemplo para graficarlo: “recientemente Río Tinto logró una gran inversión sobre litio en Salta por un valor de U$S 825 millones. Un acuerdo con el Fondo creará más estabilidad y certidumbre para los inversores potenciales y otras empresas que tienen interés en Argentina”, sentenció.
Dando un paso más en esa dirección, sobre la política de tratados de “libre comercio” promovidos por las potencias mundiales, Hayes agregó: “obviamente lo que quisiéramos es que hubiera un acuerdo con Mercosur también. Pero mucho depende de la posición de Mercosur. Yo sé que hay muchos asuntos para discutir dentro del Mercosur, pero un día sería fantástico, porque hay muchos mercados importantes en el Reino Unido para empresas argentinas y también en la dirección opuesta”. |