Alejandro Werner, ex director del Fondo para la región cuando el gobierno de Macri firmó el programa Stand By, señaló que los marcos generales del preacuerdo que trascendieron hasta ahora llevarían al país a seguir estancado. En un artículo argumentó que sin achicar la participación del Estado en la economía es imposible que haya crecimiento a largo plazo. En concreto, siendo responsable del fracaso del préstamo anterior, recomienda políticas que harían recaer en mayor medida el ajuste sobre los trabajadores y sus familias. |
El ex director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, que se retiró de sus funciones el año pasado, publicó este lunes un artículo en la revista Americas Quarterly, del Council of The Americas, titulado “La Argentina y el FMI, una historia sin fin”. Allí señaló que el preacuerdo que el Fondo alcanzó con el gobierno de Alberto Fernández no permitiría que la economía del país crezca, pero no por ser una enorme carga sobre las espaldas de las gran mayoría de la población, sino por implicar un ajuste del gasto público insuficiente.
Werner afirmó que: “Argentina necesita reducir el gasto público para aumentar el ahorro público e interno, lo que a su vez permitiría un aumento de la inversión. Además, la inconsistencia entre un estado de bienestar ambicioso y la falta de un acuerdo social sobre cómo financiarlo, ha llevado a la inestabilidad macroeconómica, una variedad de controles que obstaculizan la actividad del sector privado y una falta de previsibilidad de la política regulatoria. Juntos, estos elementos conforman un status quo económico letal de inestabilidad crónica y crecimiento negativo del ingreso per cápita”.
El ex funcionario agregó que: “El programa actual acepta implícitamente que resolver el rompecabezas socioeconómico argentino es imposible y se conforma con las condiciones mínimas para no descender al abismo”. Y hasta se permitió aseverar: “Independientemente de la dirección elegida, el FMI seguiría siendo rehén de los conflictos distributivos no resueltos y la polarización política de Argentina”. Invirtiendo de forma completa la realidad, cuando es el FMI quien somete al país a sus dictados y busca imponer una distribución del ingreso más regresiva que la actual, esto llevaría a aumentar el nivel de pobreza por sobre el 40 % que produjo la crisis económica en curso.
El acuerdo que el Gobierno busca firmar con el Fondo Monetario Internacional significa validar la estafa de la deuda contraída por Macri en conjunto a funcionarios como Werner, pero también implicará mayor sumisión a los condicionamientos del organismo internacional y el imperialismo agravados por las revisiones trimestrales de la economía argentina. El ministro de Economía, Martín Guzmán, redujo su meta de déficit para este año, ya no a un 3,3% del PBI como en el presupuesto proyectado, sino que le prometió al FMI llegar al 2,5%. ¡Esto implica un recorte adicional de casi $ 481.000 millones! Esto significa menos recursos para jubilaciones, salud, educación, salarios, más tarifazos, entre otros ajustes, pero para Werner los sufrimientos de los trabajadores y sus familias deberían ser aún mayores.
La única alternativa no es renegociar para hacer más tolerable el peso de la deuda, sino levantar un programa en función de los intereses del pueblo trabajador y no del capital financiero internacional. Por eso el Frente de Izquierda Unidad plantea salir a las calles para rechazar el ajuste, en base al desconocimiento soberano de la deuda pública como parte inseparable de un conjunto de medidas para desarrollar una respuesta ante la crisis opuesta a la que proponen Werner y los funcionarios actuales del FMI, que la crisis no la paguen los trabajadores, sino los capitalistas.
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