La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, llamó este miércoles a los países emergentes como Argentina a "endurecer su política monetaria y fiscal". En un momento en que el acuerdo con el organismo se discute en cada programa de tv, radio o en redes sociales, cuando se espera que el ministro Guzmán mande el proyecto de acuerdo al Congreso para su tratamiento, las declaraciones de la economista búlgara no ayudaron mucho al discurso del Gobierno.
Se trata de un artículo publicado este mismo miércoles titulado “Three Policy Priorities for a Robust Recovery” (Tres prioridades políticas para una recuperación sólida) en el que la directora del FMI sostiene que el crecimiento mundial se desaceleró en los últimos meses a causa de la variante Ómicron del covid-19.
Ahí hace algunas recomendaciones sobre las políticas económicas a tomar durante el 2022. Entre ellas, la fundamental es que propone reducir el déficit fiscal, algo muy discutido en el país. ¿Qué significa? Lisa y llanamente que los países achiquen la diferencia entre lo que gastan y lo que recaudan, para poder ahorrar y así pagar sus deudas. ¿Cómo se hace para achicar esa diferencia? Recortando en educación, salud, vivienda y aumentando las tarifas de los servicios básicos elementales como la luz y el agua. Una discusión que está muy presente durante estos días. El Gobierno ya tiene decidido ajustar en este terreno, lo que se discute es la magnitud de ese ajuste.
Esta semana se conoció el dato de la inflación de enero, que fue de un 3,9%. Pero además, los alimentos se destacaron por la subida del 4,9 %, con números altísimos en productos como las frutas y verduras. Durante estos días, el chiste de que ya ni siquiera se puede comer ensalada no fue muy gracioso, aunque si muy cierto.
En el artículo de Georgieva, la propuesta para enfrentar esa inflación es la de subir las tasas de interés. Es decir, que cualquier préstamo, cualquier compra en cuotas, cualquier inversión financiera tenga tasas más altas. De hecho, el Gobierno ya aceptó en el entendimiento preliminar con el FMI que debe subir las tasas de interés del Banco Central a niveles positivos en términos reales. Los bolsillos ya golpeados de millones de familias tendrán así un nuevo ataque, no pudiendo acceder a un crédito barato o para algo tan elemental como comprar una heladera o un televisor en cuotas.
Las declaraciones de Georgieva muestran la verdadera cara de un Fondo que, aunque pasen los añosy las crisis devastadoras provocadas por el propio organismo en diversos países, sigue teniendo la misma orientación. Exige ajuste y más ajuste con el objetivo de someter a los países dependientes como el nuestro.
Al revés de los consejos de Georgieva, la única solución a la crisis es romper con el Fondo y tomar medidas de defensa de los recursos nacionales, empezando por el no pago de la deuda externa, junto con la nacionalización de la banca para que no se fuguen los dólares como hicieron en el 2001 y el monopolio estatal del comercio exterior, para que no sean unas pocas empresas extranjeras las que decidan qué, cuándo y en qué cantidad se exporta y se importa del país sino que sean los trabajadores quienes lo definan democráticamente, en función de las necesidades populares. |