Decenas de miles de estudiantes marcharon y protestaron en más de 40 ciudades de Italia el viernes 18 de febrero, continuando las importantes movilizaciones que tuvieron lugar en enero tras la muerte de Lorenzo Parelli, de 18 años, mientras trabajaba gratis, como tantos otros estudiantes que se ven obligados a realizar pasantias obligatorias no remuneradas. Otro estudiante, Giuseppe Lenoci, murió en Fermo el lunes 14 de febrero en circunstancias similares.
Con la trágica muerte de Parelli, la profunda injusticia del trabajo precario y gratuito que los estudiantes italianos se han visto obligados a realizar desde la reforma educativa del gobierno de Renzi de 2015 conocida como La buona scuola [buena Escuela] finalmente ha desencadenado una ola de indignación que va mucho más allá de los estudiantes, convirtiéndose una vez más en un tema de debate social y en los principales medios de comunicación.
Incluso los medios tuvieron que dar una extensa cobertura periodística a las manifestaciones del viernes (los principales medios citaron una cifra de 200.000 participantes), lo que muestra el nivel de indignación y la preocupación extendida por este tema.
El Estado por su parte no solo es responsable de estas pasantías no remuneradas, que son simbolo de la precarización laboral extrema y una mano de obra barato de la que hacen uso las grandes empresas, sino que mantiene al sistema educativo en una situación calamitosa. Los miles de millones prometidos para las escuelas como parte del Plan Europeo de Recuperación para Italia (PNRR) chocan con la situación real del sistema escolar italiano: el tan necesario plan para garantizar la integridad estructural de los edificios, la mayoría de los cuales tienen problemas que los hacen inseguros, nunca ha sido lanzado. Además las aulas se encuentran superpobladas y se contratan muy pocos docentes, y los que se contratan son bajo un esquema precarizado y mal pago.
Las demandas centrales en las calles fueron la renuncia del ministro de Educación Pública Patrizio Bianchi, quien no movió un dedo tras la muerte de Parelli, y la abolición del PCTO, el programa de “aprendizaje” basado en el trabajo de “formación” no remunerado impuesto a todos los estudiantes. El PCTO forma parte de todo un ciclo de empobrecimiento de la juventud, precarizació e inestabilidad laboral, legalizando el trabajo no remunerado como una "etapa normal y ordinaria" de la vida de millones de jóvenes.
Las manifestaciones más grandes tuvieron lugar en Turín, Milán, Bolonia, Roma, Nápoles, Palermo y Cosenza. En Turín y Bolonia se vivieron los momentos más tensos entre los manifestantes y la Policía, que ya había reprimido manifestaciones similares las semanas previas.
Si bien las movilizaciones estudiantiles son importantes, se mantienen aún aisladas por la falta de apoyo de los principales sindicatos (incluyendo los docentes). La unidad de sus luchas, junto con las demandas de los docentes con contratos precarios podría dar una respuesta más masiva y potente contra las pasantías basura del Gobiierno y la Confindustria (cámara patronal italiana).
La presente es una versión editada y traducida del artículo original publicado en italiano el 18 de febrero en La Voce delle Lotte, sitio que es parte de la Red Internacional La Izquierda Diario. |