Impacto causó una falsa convocatoria que buscaba llevar a cabo una "purga venezolana" para el día lunes 21 de febrero. Esta política xenófoba y racista es alimentada por los discursos de odio de la derecha. ¿Qué debemos hacer al respecto?
El día lunes desde temprano, vimos rondar un afiche con la amenaza de una “purga” que se encargaría de salir a la calle el 21 de febrero, con la única intención de lastimar, amedrentar, y golpear hasta la muerte al pueblo trabajador venezolano que vive en las fronteras chilenas. Esto simulando una película de terror dónde se permitían dichas acciones durante una noche. Si bien, no sé sabe de dónde emergió la iniciativa fascista -que no tuvo gran alcance- lo cierto es que en Rancagua no pasó desapercibido, sobre todo en espacios comunes dónde viven y trabajan gran parte de la población migrante venezolana, creando de forma masiva una sensación de inseguridad en las calles.
Migrar es un derecho humano. Sin embargo, con esta indignante clase de convocatorias se deja al descubierto el discurso de odio de un sector que envalentona la derecha, y que aprovechando el escenario actual, busca ligar migración a la delincuencia, exaltando lo negativo y cubriendo que la búsqueda de mejores condiciones de vida es la razón habitual de la migración. Así las cosas, migramos de países que hacen caso omiso a las necesidades del pueblo trabajador, se escapa del hambre, de la guerra, y no es tan solo un asunto local, es una crisis migratoria global que hace falta resolver ya mismo asegurando plenos derechos a les trabajadores migrantes que cruzan toda América, que migran por el mar mediterráneo o cruzan el caribe.
La migración en la región de O’higgins sufre suerte similar, por ejemplo, en el área de la agricultura los empresarios contratan extranjeros indocumentados, para luego salir públicamente con un discurso de expulsión. Este es el discurso hipócrita y doble estándar de aquellos empresarios que solo se enriquecen a costa de tal precario trabajo. Y no es ninguna sorpresa, inclusive el futuro ministro de agricultura y ex alcalde de Rancagua lo ha reconocido como el doble estándar de tal sector empresarial. Habrá que ver luego qué posición tomará al respecto.
El discurso y política de la extrema derecha para solucionar aquello es más policías en las calles, es la expulsión de migrantes, y en general, represión y más represión. Política de antaño de este sector que nunca ha sido la solución a ningún problema social, pero ¿Cómo resolvemos la crisis del pueblo migrante? Que básicamente son problemas fundamentales como no tener acceso a una vivienda, a un trabajo digno y estable, y obviamente, otros derechos como salud que se exacerban en contexto pandemia, aunque ¿Son también los problemas que tienen les trabajadores de Chile? Y sí, pues la clase trabajadora es la misma en cualquier país, y las condiciones precarias de nuestra clase no discriminan fronteras.
El pueblo trabajador chileno y extranjero son la base en la generación de las fortunas de los grandes empresarios latinoamericanos que tienen su principal base en Chile, por algo el criminal presidente Sebastián Piñera días antes de la revuelta popular de 2019 anunciaba que este país era el oasis en Latinoamérica.
Por ende, debemos solidarizar con el pueblo venezolano que es el actual foco dónde la ultraderecha ha basado su política xenófoba y racista, como anteriormente lo fue la población migrante haitiana. La solución a la problemática debe nacer de la propia organización y unión de las y los trabajadores sin dividirnos por nacionalidad, sino por clase. Golpear juntos a nuestros explotadores, y conquistar así nuestros derechos.