En nuestro país, el magisterio ha padecido también los estragos de esta crisis económica y sanitaria. Asimismo, las madres de nuestros alumnos y alumnas, que son el sustento principal en muchos hogares han resentido en su mayor escala la precarización laboral.
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El magisterio que mayormente está conformado por mujeres también enfrenta la violencia en sus diferentes expresiones, en nuestros centros de trabajo, hogares, escuelas y en cualquier escenario donde nos situemos.
En nuestros hogares, hemos visto recaer el cuidado de los hijos e hijas, de algún familiar enfermo por Covid-19 u otra enfermedad y de adultos mayores sobre nosotras, también padecemos la carga de labores domésticas como trabajo no renumerado. Esto producto de la naturalización de roles de género del sistema patriarcal.
En nuestros centros de trabajo ha incrementado la precarización laboral, miles de maestras y maestros padecen doble carga de trabajo, ya que algunos tienen dos plazas u otro trabajo para complementar sus magros ingresos; el trabajo híbrido (presencial y a distancia) ha generado horas extras de trabajo las cuales no se pagan. La modalidad a distancia significó garantizar nuestras herramientas de trabajo como: equipos de cómputo, internet o teléfonos celulares, los cuales tuvimos que proveer y que generaron gastos extras y que las autoridades educativas nunca nos dotaron.
De la misma manera, el regreso a las aulas de forma presencial implicó para nosotras trabajar de manera insegura y tuvimos, junto a las madres de familia, que poner de nuestros bolsillos para garantizar los insumos necesarios para volver. Todo esto también es violencia.
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Pero eso no es todo, actualmente existe aumento de los feminicidios y desapariciones de mujeres. En nuestro país diariamente asesinan a 11 mujeres. Las desapariciones suceden mayoritariamente entre mujeres de 16 a 20 años, edades entre las que se encuentran nuestras alumnas.
De igual manera los embarazos en adolescentes han incrementado en los últimos años y en confinamiento se registraron índices más altos. Este fenómeno trae como consecuencia la deserción escolar. Muchas de nuestras alumnas han abandonado la escuela por esta razón y probablemente esto hará que en el futuro se enfrenten a vidas precarizadas. Por lo cual es urgente que se imparta educación sexual integral en las escuelas en todos los niveles educativos y en todo el país, así como el acceso gratuito e irrestricto de métodos anticonceptivos de calidad para todas y todos para acabar con esta realidad.
Para que las jóvenes no se conviertan en madres a temprana edad es indispensable también exigir el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, el derecho al aborto legal, seguro y gratuito para no morir ya que muchos abortos son practicados de manera clandestina y sin las condiciones seguras y salubres. Esta lucha la tenemos que dar en las calles, siendo miles de mujeres junto a nuestros compañeros de clase, movilizándonos en todo el país, ya que no vendrá de la voluntad del gobierno cambiarlo.
Por estas razones, te invitamos a marchar en el contingente de las compañeras de Pan y Rosas y las compañeras y los compañeros de la Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase, este 8 de marzo a las 4 pm del Ángel de la independencia hacia el Zócalo capitalino, también puedes sumarte a las diversas actividades que estamos impulsando rumbo al 8 de marzo como al conversatorio entre maestras este 25 de febrero a las 8pm.
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