Jorge Daniel López vive en Monte Chingolo. Desde el 22 de abril de 2021 está detenido en la Alcaidía Petinatto de Olmos luego de que la DDI de la Policía Bonaerense lo acusara de participar en un robo en La Plata. Allanamiento, pruebas plantadas y amenazas. Otra causa armada contra un joven trabajador.
Jorge Daniel López tiene 30 años. Junto a su compañera Mariela y su hija mayor llegaron de la provincia de Jujuy hace trece años. Como la mayoría de las familias trabajadoras que migran, buscaban mejores condiciones para vivir. Se establecieron en Monte Chingolo, en el sur del conurbano bonaerense, donde nació su segundo hijo. Desde hace varios años trabaja en una gomería y su esposa vende condimentos en la estación de Lanús. Con mucho esfuerzo comparten, junto a los padres de Jorge, el alquiler de la casa donde viven.
El 22 de abril de 2021 la vida familiar cambió por completo y de la forma menos esperada. Alrededor de la siete de mañana Jorge se preparaba para ir a trabajar cuando llegaron dos vehículos de los que se bajaron alrededor de cinco personas, vestidas de civil. “No entendíamos nada, pensamos que nos veían a robar”, relató Mariela en una extensa charla que mantuvo con La Izquierda Diario.
De forma rápida y sin mucha explicación, le informaron a la familia que buscaban a Jorge y que tenían una orden de allanamiento por un robo ocurrido en el mes de marzo en la ciudad de La Plata. “Les revisamos y nos vamos”, le dijeron mientras se colocaron los chalecos que los identificaban como oficiales de la DDI de La Plata.
Al momento de ingresar al domicilio, los oficiales les ordenaron dejar los celulares, por lo que las horas que duró el allanamiento estuvieron incomunicados. Junto a un testigo que llegó con ellos, los policías comenzaron a revisar la vivienda.
Al llegar a las habitaciones donde se encontraban durmiendo los niños, revisaron algunos muebles en busca de los objetos robados que constaban en la orden de allanamiento; así tomaron una campera de cuero de Jorge que consideraron como parte del robo que investigaban. Llegaron a la habitación del matrimonio López donde Mariela vio cómo plantaban pruebas para incriminar a su esposo.
“Veo al policía parado al lado de la mesita de luz y veo como un reflejo, como que saca la mano del bolsillo y antes que yo diga algo, el testigo dice ‘mirá ese reloj, estuve leyendo y me parece que está entre las cosas robadas’”, afirma la joven al tiempo que da cuenta de la complicidad del testigo que se mostraba de manera “muy amistosa” con los policías.
“Jorge fue acusado de participar en un robo ocurrido en una veterinaria en La Plata, ciudad que visitamos por última vez hace diez años, nunca más fuimos”, afirmó Mariela a este medio desde su casa de Monte Chingolo.
Según pudieron averiguar, en dicho robo habría participado una persona a la que apodaban “Coco”, el mismo apodo con que lo conocían a Jorge en su pueblo natal. “Acá nadie lo conoce así”, sostuvo su esposa. Al momento de firmar el acta del allanamiento, siguieron las amenazas de los policías: “Acuérdense que tienen cuatro chicos arriba, vamos a subir a romper todo”.
Desde ese día Jorge está detenido en la Alcaída Petinatto de Olmos, en la ciudad de La Plata. La causa, caratulada como “robo doblemente calificado en poblado y en banda”, se encuentra en el Juzgado de Garantías 1 a cargo de Guillermo Atencio y será elevada a juicio.
Mariela y el resto de la familia de Jorge, así como sus amigos y compañeros de trabajo, aseguran que existen sobradas pruebas que demuestran que no está vinculado con el hecho que la Policía dice investigar. A través de su abogado defensor han presentado pruebas como la tarjeta SUBE y una planilla de asistencia médica de la ART- en diciembre de 2020 había sufrido un accidente laboral- que confirman que Jorge no estuvo en La Plata el día del robo.
“Esto es un negocio para la Policía”, afirma Mariela reflexionando sobre el armado de causas. “Siempre meten presa a gente sin estudios, vulnerable. A un rico esto no le pasa”, sostiene quien hoy lleva adelante el sostén económico familiar con la venta ambulante.
Mariela no está sola. Cuenta con el apoyo de sus vecinos y familias víctimas de gatillo fácil y causas armadas, con las que aprendió a manejarse en nuevos lugares, aprender nuevas palabras; un mundo desconocido: “Uno no está preparado para que le pase esto. Necesitamos visibilizar el tema de las causas armadas, que son muchas y cada vez más. Es una lucha muy grande que hay que seguir, organizados y en las calles”.
Las causas armadas contra jóvenes trabajadores de las barriadas populares son una práctica cotidiana de la Policía Bonaerense, como de todas las fuerzas provinciales y también las federales. Con ella buscan mantener controlada y amenazada a la población y a la vez “resolver” casos en los que, por lo general, hay implicados efectivos de la fuerza.
Si miramos las estadísticas, más de la mitad de la población carcelaria está con prisión preventiva, y en condiciones inhumanas de detención. Y los números, que son personas de carne y hueso, no descienden.
La Izquierda Diario viene denunciando de forma sistemática las muertes, desapariciones, causas armadas a jóvenes trabajadores, los brutales desalojos a familias que exigen un pedazo de tierra para vivir; trabajadores y trabajadoras que exigen por sus puestos de trabajo. Una política criminal a manos del Estado, gobierne quien gobierne, que se impone como “solución” a las necesidades de los sectores populares.