Hace más de una semana que el Confech publicó la respuesta del gobierno, por parte del Ministerio de Educación, donde se rechazó el petitorio hecho por la confederación, en donde se exigía el aumento y extensión de la beca Baes (de Alimentación), la que desde el 2012 que se mantiene en $32.000 mensuales, es decir, $1.600 diarios, algo totalmente insuficiente para poder alimentarse de manera óptima y sana.
La respuesta del gobierno era de esperarse, pues Piñera siempre ha hecho todo por precarizar a los estudiantes, la juventud y al conjunto de la clase trabajadora y el pueblo, para seguir enriqueciéndose junto con sus amigos empresarios y millonarios.
Ante esto es que la Confech llamó a una movilización nacional para el 25 de marzo con la consigna de que ¡este año vamos por el aumento!
Pero, ¿sólo por eso?
La precariedad de la educación aumentó en gran medida en la pandemia, donde con las clases online no pudimos aprender lo necesario en nuestras carreras, donde muchos compañeros y compañeras no tuvieron un buen acceso a internet o un computador para conectarnos a clases. Además, sin ningún escrúpulo los empresarios de la educación y los rectores aumentaron los aranceles sin importarles la crisis económica que azotaba a las familias. Esto claramente impactó en la salud mental, la que se vio gravemente deteriorada en muchos casos, lo que trajo como consecuencia el abandono forzoso de muchos estudiantes.
Además hay muchas problemáticas para las y los estudiantes que también son cotidianas. Por ejemplo, lo difícil que se vuelve estudiar para quienes son madres, donde no se les garantiza en muchos casos el cuidado de sus hijos, o el acceso a pañales, por lo que generalmente deben trabajar y no pueden estudiar.
Producto de la crisis económica y la pandemia los arriendos han subido, el salario pierde valor frente a la inflación, las condiciones de vida se precarizan día a día. ¿Asegurará las universidades y el Estado las condiciones materiales para que todes podamos estudiar y ejercer nuestro derecho a educarnos? Y así, son muchas las dificultades de las y los estudiantes para poder enfrentar una educación de mercado precaria como la que tenemos en Chile, la que ha agudizado y profundizado sus problemas estructurales y mostrado sus más feroces garras debido a la pandemia.
Por una educación pública gratuita, de calidad, democrática y no sexista
En la Convención Constitucional se encuentran pendientes a discutir, en sus respectivas comisiones, distintas Iniciativas Populares de Norma que sobrepasaron las 15 mil firmas. Entre ellas, están por ejemplo, las de “Educación Pluricultural e Integradora, basada en la identidad Cultural y el folklore de los Pueblos” (que consagría la gratuidad), “por el derecho a la educación, construyendo un sistema plurinacional de educación pública estatal-comunitaria” y por “una educación feminista para Chile: laica, pública y no sexista”.
Si todas las iniciativas fueran aprobadas en la comisión y en el pleno, sin hacerles ninguna modificación, pareciera que tendríamos consagrada en la nueva constitución una educación bastante cerca de nuestras expectativas. Sin embargo, es ingenuo pensar que se logrará así, por decreto.
Estas iniciativas tienen una letra chica, porque al hablar de gratuidad no se especifica que estará consagrada en todos sus niveles (de inicial a universitaria) ni menos su libre acceso. Esto permitiría incluso que de aprobarse la norma se nos pasen “gato por liebre” argumentando que la educación gratuita ya existe con los precarios colegios públicos y la “beca gratuidad” pero sin financiamiento directo a las universidad y manteniendo un sistema de subvención a las ganancias de privados.
También es improbable que la comisión encargada de revisarlas las apruebe sin hacerles ninguna modificación, aún así, lo democrático de la educación (que podamos elegir a las autoridades educativas o definir todos la orientación del conocimiento de universidades y colegios) no está puesto en ninguna iniciativa.
Luego, aún más improbable es que sean aprobadas por el pleno de la Convención Constitucional, donde con la norma de los ⅔, vemos que se pueden frenar todas las propuestas que sean favorables al pueblo y que por lo tanto vayan en contra de los intereses empresariales.
Por otra parte, para asegurar una educación pública gratuita, de calidad, democrática y no sexista, es necesario tocar los intereses de los dueños del país, es decir, se necesita dinero para financiarla, por lo que se vuelve irremplazable la idea de nacionalizar los recursos naturales como el cobre, el litio, etc. Además se vuelve también imprescindible la condonación del CAE sin indemnización a los bancos, los que se han enriquecido bastante con el negocio de la educación. Sin embargo, a pesar de que hay grandes expectativa de que esa tarea la cumpla el nuevo gobierno de Gabriel Boric, este, junto con su neoliberal ministro de Hacienda, Mario Marcel, dijeron que la condonación del CAE sería de manera gradual, gastando millones de pesos en indemnizar a los bancos, y en un período de 20 años.
¡Que el Confech organice asambleas para coordinar la movilización!
Es por todo esto que si bien, la lucha por el aumento y extensión de la beca Baes es completamente necesaria, también es insuficiente ante la precarización de la educación, donde millonarios se enriquecen a costa de nuestros sueños y anhelos.
Desde la Agrupación anticapitalista VENCER creemos que no basta con que la Confech publique un afiche de “llamado nacional”. Ante tales circunstancias es necesario que organice asambleas a través de las Federaciones y Centros de Estudiantes, que baje a las bases una pauta de discusión que incluya la lucha Baes, pero también el problema estructural de la educación, y que así las y los estudiantes podamos discutir qué tipo de educación queremos, y preparemos un plan de lucha concreto para que la Convención apruebe el derecho a la educación gratuita sin letra chica y sin ceder a los intereses de los empresarios de la educación.
En estos momentos se juega la demanda por una educación pública, gratuita, democrática y no sexista como un derecho, por la que hemos luchado desde el 2011, donde la juventud combativa demostró que con organización y en alianza con la clase trabajadora puede poner en cuestión al régimen completo, porque la única forma de conquistar nuestras demandas es con la fuerza de la movilización. |