Foto: DyN
Sobre el escenario, sentados ante un panel que decía "Círculo Celeste y Blanco", se ubicó la plana mayor de los gobernadores del PJ, Eduardo Fellner de Jujuy, Sergio Urribarri de Entre Ríos, Juan Manuel Urtubey de Salta, Francisco "Paco" Pérez de Mendoza, Claudia Ledesma Abdala de Santiago del Estero, Maurice Closs de Misiones, Luis Beder Herrera de La Rioja, y Rosana Bertone de Tierra del Fuego. También estuvieron los "barones" del conurbano bonaerense y el Secretario General de la CGT oficialista, Antonio Caló, así como las dos fórmulas kirchneristas que se disputan la sucesión de Scioli en la provincia de Buenos Aires: Aníbal Fernández y Martín Sabbatella, de un lado, y Julián Domínguez y Fernando Espinoza, del otro.
Llamó la atención la presencia de Alberto Weretilneck, el gobernador de Río Negro, que supo tener una amistad política fugaz con Sergio Massa del Frente Renovador y quien hasta el momento no se había referenciado en ningún candidato presidenciable. Andrés “Cuervo” Larroque y Eduardo “Wado” De Pedro fueron los representantes de La Cámpora aunque también se dieron cita otras personalidades fuertes del kirchnerismo como Axel Kicillof, Julio De Vido, Carlos Tomada, Agustín Rossi y Alicia Kirchner, entre otras.
Cristina Fernández de Kirchner no participó del acto y Carlos Zannini, el candidato a vicepresidente, no fue invitado a tomar la palabra. Scioli fue el único orador. En su discurso remarcó que "el cambio será a partir de los sólidos cimientos" de la gestión de la presidenta aunque se encargó de remarcar que “gobernará a su manera”. “Gracias Carlos por el acompañamiento” le dijo a Zannini.
La fuerte presencia de la plana mayor de los gobernadores del PJ, de los intendentes del conurbano y de la CGT oficialista, dio la impronta al acto de cierre y es todo un adelanto de cómo se propone gobernar Scioli. "Los gobernadores son la mayor demostración de mi compromiso con la Argentina profunda" dijo el candidato presidencial. Un lugar destacado en el discurso tuvo también su esposa, Karina Rabolini, convertida en una especie de embajadora itinerante del candidato presidencial, dedicada a las “relaciones públicas” con todos los sectores del peronismo, incluidos los conservadores De La Sota y Rodríguez Saá. Más que continuidad “progresista” del “Proyecto”, el pejotismo es la perspectiva de un nuevo gobierno sciolista.
En el acto Scioli evitó tocar el tema y buscó ponerse por arriba de la violenta pelea interna que atraviesa al FpV bonaerense. Ayer al mediodía, horas antes del acto, Julián Domínguez había vuelto a subir el tono de las acusaciones contra sus rivales en las PASO denunciando al AFSCA (Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual), el organismo que preside Sabbatella, de orquestar una campaña sucia en su contra. Julián Domínguez está acusado por Aníbal Fernández de ser quien está detrás de la estridente denuncia contra el jefe de Gabinete que se realizara el domingo pasado en el programa del periodista de Clarín, Jorge Lanata. Scioli y su equipo de asesores temen que la denuncia de Clarín y la sórdida "guerra" entre Fernández y Domínguez terminen perjudicando las posibilidades de su candidatura entre los votantes indecisos. A ellos les dedicó Scioli una mención especial en su discurso, instándolos a "votar a favor" de la "agenda del desarrollo nacional".
Mientras el candidato presidencial del FpV hablaba desde la tribuna y aseguraba a quien quiera oírlo que si “Quieren una vida mejor” “vayan a buscarla el domingo” miles de pobladores de la provincia de Buenos Aires sufrían las consecuencias de las inundaciones sin que el gobernador de esa provincia se dignara siquiera a mencionar su dramática situación. Será que cualquier referencia a los evacuados y a los barrios anegados haría pensar inmediatamente en que muchos de los que estuvieron en Tecnópolis, empezando por el mismo Scioli, son los responsables de haber dejado librados a su suerte a los afectados al no haber realizado las obras mínimas necesarias para evitar esos desastres recurrentes. |