Llegó marzo con la tradicional fiesta de la Vendimia. Bodegas lujosas, empresarios, políticos peronistas y radicales, curas, obispos y famosos ganan lugar en la tele. Por estas semanas el culebrón del reinado de Guaymallén llegó a los medios nacionales demostrando que no, el patriarcado no se cayó ni se caerá por un fallo u ordenanza.
Vendimia, la celebración que muestra Mendoza al mundo, esconde la verdadera vendimia de las viñas y bodegas. Oculta que en las viñas mujeres, junto a sus hijas e hijos, siguen trabajando sin ser reconocidas, por salarios de miseria y sin ningún tipo de protección. No están solas, vienen de encabezar la marcha del pasado 8 de marzo y protagonizar un paro histórico gritando que “acá se terminó el sexo débil como se dice, las mujeres somos valientes y tenemos fuerza.
Y no son las únicas. También están en primera línea trabajadoras de la fábrica recuperada La Terre, de salud, educación y las mujeres y jóvenes que se organizan en defensa del ambiente.
Este 8 de marzo volveremos a las calles. Es que aún después de conseguir el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, la lista de demandas es larga: seguimos peleando por la efectiva implementación de la ESI, por la separación de las iglesias del Estado y más. Todavía pesa sobre nuestras vidas la violencia y los femicidios, exigimos justicia y no dejamos de buscar a desaparecidas y desaparecides.
La marcha será dos días antes que el Congreso busque aprobar el pacto entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional. Este acuerdo que rechazaremos desde la bancada del Frente de Izquierda Unidad, solo traerá más ajuste, saqueo, contaminación a la vida de trabajadoras, trabajadores, jubiladas, jubilados y jóvenes. No queremos que nos gobierne el FMI, no avalamos la estafa de la deuda macrista.
Seremos las mujeres las más perjudicadas. “Jefas de hogar sin vivienda, madres solas con salarios por debajo de la canasta familiar, recortes a los subsidios y planes con los que sobreviven en los barrios más pobres, achiques presupuestarios para la prevención de la violencia de género, para Educación y Salud”. Solo organizándonos y saliendo a luchar podemos frenarlos.
Todas en la marcha tenemos un acuerdo, el FMI es un organismo que oprime y saquea a los pueblos. Decimos “Fuera el FMI de Argentina y América Latina” y por eso hay que repudiar y enfrentar el pacto que profundizará la miseria de las familias trabajadoras, sectores populares y en particular de las mujeres.
Frente a este horizonte hay que unir el camino de las pibas de la marea verde, de las que marchan contra la violencia y los femicidios, de las trabajadoras que pasan al frente y de las que pelean contra el extractivismo. Estas luchas a veces son contra el Gobierno provincial, el nacional, contra las instituciones o las burocracias que pretenden imponer división y un sentido común de resignación. El camino de sumisión frente al FMI que decidió el Gobierno nacional nos impone una lucha común por una salida favorable para las grandes mayorías.
¡No al pacto con el FMI! Lo enfrentamos en las calles porque la deuda es con nosotras.
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