Contanos tu historia
Nací en Capital Federal en Junio del ‘76 y viví en La Plata con mi mamá, mi papá y mi hermana. Mi papá, Gustavo García Cappannini fue secuestrado el 14 de Octubre de 1976 y mi mamá, Matilde Itzigsohn el 16 de marzo de 1977. Mi hermana y yo nos criamos con mi abuela paterna y en contacto permanente con mi abuela materna. La dictadura golpeó muy fuertemente a toda mi familia porque además de la desaparición de mis padres dos tíos están también desaparecidos y nueve familiares más debieron exiliarse.
Ellos militaban en Montoneros cuando los secuestraron. Mi mamá estaba trabajando en el Astilleros Río Santiago en ese momento y era delegada. Algo que fue muy emocionante para mí fue que este año, en marzo, se le puso su nombre al Jardín del Astilleros. Ella siempre peleó por esto y hoy los propios compañeros reivindican esa pelea. Los propios trabajadores, más de 3.000 en asamblea por unanimidad votaron que en homenaje a su lucha se llame “El Jardín de Tili” que era como le decían.
¿Cómo comenzó tu militancia?
Al igual que mi mamá desde muy chica, a los 14 años junto con mi hermana empezamos a militar en el colegio secundario, en el Nacional de La Plata. Ahí, digamos que mi inicio en la lucha no tuvo que ver de manera directa con el genocidio pero obviamente que esa decisión estaba atravesada por mi historia y desde muy pequeña me hice carne la causa que abrazaron mis padres más allá de que no me identifiqué nunca con su estrategia. Porque nunca fui peronista y porque de esto también quise sacar lecciones. Siempre fui muy sensible a las injusticias. Quizás por como fui criada. Mis dos abuelas estuvieron al principio con las Madres, en los primeros años. Después del terrible dolor de perder a su hijo y su nuera nos crio con mucho amor y fortaleza. Esto hizo que creciéramos con mucho orgullo de lo que habían hecho nuestros padres. Creo que por esa sensibilidad, que no te deja quedarte quieta ante las injusticias de este sistema empecé a militar. En el ´93 conocí al PTS, ya con un desarrollo político y estaba apasionada con la militancia e iba incursionando en temas más políticos. La figura de Christian Castillo fue muy importante para mí en ese momento. En 1995 en la facultad de humanidades se hace un homenaje a los desaparecidos de esa facultad. Después del acto, ese mismo día, nos juntamos hijos e hijas de desaparecidos y ahí empezó a surgir de a poco HIJOS. Después esto empezó a pasar en todo el país. Fue muy fuerte socializar la vivencia de ser hijos de desaparecidos a nivel político y subjetivo. HIJOS me hizo crecer mucho como militante, fui teniendo claridad de las distintas posiciones y fui forjando las mías. Vi con claridad quien era quien en este país y cada partido y eso me hizo militar en el PTS. Desde ahí peleamos contra la impunidad que garantizan los partidos tradicionales. En ese momento la lucha contra las leyes de obediencia debida y punto final fue muy fuerte y me marcaron mucho. Cuando las anularon no lo podía creer, si bien los resultados de esa anulación saltan a la vista que son por demás limitados y que eso no es casual.
Estamos hablando de la “época menemista” ¿Fue duro militar en los 90?
Si, a veces cuando escucho hablar de la militancia de esos momentos me doy cuenta que esa dureza era natural para nosotros pero tampoco hay que pensar que hoy estamos bien. De hecho la peor represión que viví en mi vida fue hace solamente unos meses acompañando a los compañeros despedidos de LEAR en la Panamericana. Hoy estamos dando luchas muy duras. Es contra la impunidad de ayer y también contra la de hoy. No voy a ser muy original con esto. Se ve que el gobierno kirchnerista es un gobierno de una enorme hipocresía. Todo el discurso de los derechos humanos y en la práctica todo lo contrario. El doble discurso kirchnerista me llena de bronca porque en los juicios abiertos por ejemplo son una ínfima minoría los condenados, muchos mueren impunes, falsamente dicen que quieren ir contra los civiles y eso lo vemos todos los días. Un ejemplo de esta falsedad es el caso de Alejandrina Barry, nuestra compañera del CeProDH y la pelea que viene dando contra editorial Atlántida. Es todo muy perverso. Y eso es terrible, las consecuencias no son solo consecuencias del genocidio sino de las políticas que sigue el Estado con los gobiernos posteriores. Ya son cuatro los hijos de desaparecidos que se suicidaron durante este gobierno. Hay que ver todo el impacto de mantener la impunidad, del doble discurso, de no abrir los archivos, de que en realidad los empresarios que se enriquecieron con el genocidio son los mismos que se enriquecen ahora, que no se juzgue a los responsables civiles y eclesiásticos. Eso es parte de la lucha actual de los organismos independientes del Estado. Hay que amplificar la lucha que venimos dando porque lo poco que se avanzó hasta ahora, como que se entienda por genocidio lo que pasó en la última dictadura, que se incluyan delitos sexuales en los juicios, tuvo que ver con la lucha en las calles y de los organismos independientes del Estado.
En estas elecciones te presentas en la lista “Renovar y Fortalecer el Frente” como candidata a Concejal, ¿Por qué?
Porque desde los lugares que podamos tener en el Concejo vamos a poder amplificar el rol de las luchas en la calle, profundizar lo que ya vienen haciendo nuestros diputados y legisladores, hacernos ver y sentir. Orgullo y alegría sentí cuando me dijeron de integrar la lista porque sé que en ella están quienes siempre pelearon en las calles y en los juicios por justicia por el genocidio, que siempre denunciaron la represión actual, la persecución como la que encarnó el Proyecto X, denuncia que hicimos junto a Myriam Bregman y el CeProDH, luchando contra la persecución de las patronales, las fuerzas estatales y de las burocracias sindicales contra los trabajadores combativos. |