El acuerdo con el FMI fue votado esta madrugada en el Congreso por la mayoría lograda por gran parte del Frente de Todos y Juntos por el Cambio. La gran estafa de Macri ahora fue avalada por la mayoría de los diputados. La próxima semana el Senado, de forma exprés, tratará el proyecto. Empieza el cogobierno con el FMI que, cada tres meses, someterá a revisión las cuentas. Por su parte, el kirchnerismo quedó al desnudo en su complicidad e impotencia.
La llegada de Máximo Kirchner al recinto a último minuto y la votación en contra de forma silenciosa no son más que la consumación de un gran fracaso político. Pero sin dejar de ser cómplices del acuerdo. Los discursos encendidos quedaron para otro día. En esta votación se terminó el relato y comienza la era de un fracaso político en el peor de los laberintos: el FMI.
Desde La Cámpora, luego de que el acuerdo fuera votado, dieron a conocer un comunicado -que analizamos en otra nota- en el que dicen que “está claro que si tenemos una deuda, hay que firmar el acuerdo. Pero el problema es qué se firma”. O sea, sólo diferencias de forma, pero sin romper en ningún momento con el organismo internacional que somete al país.
Desde que se anunció el acuerdo, la fractura del Frente de Todos fue cada vez más expuesta. Una división que ya era abierta desde la derrota electoral, pero ahora se sumó el condimento del FMI. Máximo Kirchner decidió renunciar a la presidencia de la bancada oficial de Diputados como forma de protesta, luego La Cámpora se llamó a silencio y decidió sacar un video dónde reivindicaba a Néstor Kirchner, mostrando como si se hubiera opuesto al FMI. Pero la realidad es el entonces presidente le pagó “taca taca” al FMI, sin chistar. No lo echó, consumó la deuda.
Lo cierto es que este Gobierno, que vino “a terminar con el ajuste de Macri” lo está continuando, y el voto en contra de un grupo de diputados kirchneristas, cuando ya estaba cocinado y resuelto, no es más que un saludo a la bandera que poco incomoda.
Militando el acuerdo
Carlos Heller, quien es parte del espacio kirchnerista, dijo que había que votar el acuerdo “con la nariz tapada”. Eduardo “Wado” de Pedro, siendo uno de los principales referentes de La Cámpora, llamó a votar a favor porque si no "se viene la catástrofe". El mismo discurso del PRO.
En la comisión de presupuesto, La Cámpora dio vía libre al acuerdo cuando uno de sus diputados dejó su lugar a otro para no tener que apoyar el dictamen del proyecto que se discutiría en la Cámara. Lo cedió a otro diputado del Frente de Todos, que sí apoyaba abiertamente el acuerdo. Si verdaderamente estaban en contra, como mínimo podrían haber rechazado ahí, en la comisión. Pero no, decidieron que se obtenga el dictamen del acuerdo con el FMI.
Merecen mención los diputados de Patria Grande, quienes sostienen que hay que disputar "desde adentro del Gobierno" para medidas populares. Se mostraron igual de impotentes frente a tamaño ajuste. Itaí Hagman ni siquiera votó en contra, sólo se abstuvo ante tamaña estafa. Como su par de La Cámpora, dejó su lugar en la comisión de Presupuesto para que el acuerdo con el FMI tuviera dictamen favorable. Ambos dejaron que el proyecto avanzara.
Itai, lejos de llamar a luchar contra el acuerdo, dijo que iban a defender su gobierno, que confía en quienes votan a favor del acuerdo y que van a pelear juntos con Massa y Alberto contra las presiones del Fondo. Una confesión abierta de que, más allá del voto, mañana sigue todo igual.
La división ante el acuerdo con el Fondo acentúa la crisis del Gobierno en su gobernabilidad y deja más a las claras la continuidad del ajuste que sigue. Donde el pueblo trabajador vive con una inflación del 50 %, salarios de miseria, trabajo precario, una desocupación que ronda el 10 % y más del 40 % de la población vive bajo la línea de la pobreza. Todos, problemas que se van a acentuar en perjuicio de las grandes mayorías.
Muy lejos de pensar que este gobierno es un gobierno “en disputa” entre sectores progresistas y conservadores, el Frente de Izquierda planteó una alternativa en las calles y en el Congreso, planteando un desconocimiento soberano de la deuda y formar una gran fuerza social para enfrente al FMI, el Gobierno y la derecha en las calles, donde se resuelven los grandes problemas nacionales. | 
