En la madrugada de este viernes, en la Cámara de Diputados, el Frente de Todos y Juntos por el Cambio votaron a favor del plan diseñado en Washington que implicará un empeoramiento en la vida de las grandes mayorías populares: tarifazos, devaluación, paritarias a la baja, reforma jubilatoria y de los regímenes especiales y reformas laborales por convenio tal como ya se aplicó en Foetra en las áreas técnicas y en Satsaid con pérdida salarial y en otros lugares como en Toyota. Cada tres meses los burócratas del organismo internacional van a revisar las cuentas, y volver a ajustar cuando los números no les cierran, imponiendo su plan económico porque de lo contrario van aplicar su chantaje de reembolso. Es decir, que en los próximos días de aprobarse este acuerdo en el Senado quedará sellado el cogobierno con el FMI.
La Sociedad Rural, la UIA, los bancos y CEO de multinacionales habían desfilado toda la semana en reuniones, pidiendo el acuerdo. No es casualidad que las patronales festejen; es una demostración palpable de que pretenden seguir descargando la crisis sobre las y los trabajadores.
El macrismo celebró que el Congreso Nacional legalice la deuda ilegal que el ex presidente había tomado. Y para ello, el kirchnerismo jugó un papel fundamental: el silencio de Máximo “dejó correr el acuerdo”, pero de ninguna manera hizo algo que impidiera su aprobación. Intentan separarse para no tener que pagar los costos de un plan económico que seguirá pegando muy duro sobre su propia base social y electoral.
FOETRA: SILENCIO CÓMPLICE FRENTE A UNA NUEVA ENTREGA Y UNA CARTA QUE NI MENCIONA AL FMI
El acuerdo contó con la complicidad de la burocracia sindical. La CGT dio su apoyo absoluto, otros fueron “moderados” y otros que se abstuvieron en las calles y en sus gremios, lo hicieron también dentro del recinto como diputados del Frente de Todos: como la abstención de la Corriente Federal, que es parte orgánica de la CGT; al igual que Hugo Yasky y Pablo Carro, de la CTA de los Trabajadores. Yasky dijo “si dependía de mi voto, lo hubiéramos apoyado”. Así confirma los principios y la especulación de su sector.
Por su parte, la conducción de Foetra de la Azul y Blanca, de Iadarola y Marin (de la CTA de Yasky, la misma que se abstuvo dentro del recinto) se mantuvo en un silencio sórdido hasta aprobarse el acuerdo en diputados. Pareciera que la CGT de la que forma parte Foetra, y que dio un abierto apoyo al pacto, ya habló lo suficiente. El mismo silencio hizo la conducción de Satsaid, sindicato de la TV y telecomuniciones.
Sin embargo, este domingo se conoció un documento que lleva el nombre de "La unidad del campo popular en tiempos difíciles", firmada por distintas personalidades y dirigentes políticos y sindicales entre los que se encuentra Claudio Marín. Lo curioso es que ese documento no hace una sola mención explícita al FMI. El texto defiende la “moderación política” y advierte sobre la importancia de la “unidad del campo popular”, algo irónico cuando el Gobierno nacional del Frente de Todos y luego sus diputados aportaron los votos suficientes para un acuerdo votado en común con la enorme mayoría de la oposición derechista. Ni La Cámpora ni el kirchnerismo en su conjunto llamaron a ninguna lucha seria contra el acuerdo. Incluso dentro de su estrategia de “negociar mejor” tampoco convocaron a las calles. Hablar de campo popular, significa querer organizar al conjunto de los trabajadores y el pueblo pobre. Siendo el kirchnerismo y sus aliados la fuerza política que dirige los principales sindicatos en Caba, ¿por qué no convocó a una movilización contra el acuerdo? ¿Por qué Marin no se pronunció contra la crisis que van a descargar las políticas del FMI sobre las y los trabajadores? En su carta por el contrario pide mantener la unidad y apoyo al gobierno, en lugar de enfrentar el ajuste con el poder de fuego que tenemos los trabajadores de las telecomunicaciones y la clase obrera.
Volviendo al documento que suscribe Claudio Marín, en el mismo piden “moderación del campo popular para mantener la unidad del Frente de Todos y enfrentar a la “derecha neoliberal”. Sin embargo, es esta “moderación” ante el propio acuerdo con el FMI es el que da pie al envalentonamiento de la derecha. Aún falta la votación en el Senado y la derecha chantajea, junto a la Sociedad Rural Argentina, para impedir que se suban las retenciones al campo, lo que daría un aumentazo de la harina y el Gobierno reculó esta medida sin chistar. Esto sin contar que ya se aplicó un nuevo 10% de aumento en los combustibles. Dos medidas que encarecerán aún más los alimentos. Y si le sumamos la revisión del FMI cada 3 meses a las arcas nacionales, no da más que un avance de la “derecha” y el ajuste sobre el pueblo trabajador.
Iadarola por su parte, sigue sin decir nada públicamente, ¿será que también apela a la “moderación” mientras se descarga la crisis sobre los trabajadores?
El silencio cómplice de Iadarola o el documento firmado por Marin que elige no nombrar al FMI como si este sector no hubiera dado su apoyo frente a una nueva entrega de soberanía, no hace más que confirmar de qué lado del mostrador están.
NUESTRA POLÍTICA DE CLASE
En la última reunión de la comisión directiva de Foetra, de la que participé, como parte de la minoría opositora, plantee las consecuencias del acuerdo con el FMI en la vida de las y los trabajadores, y el necesario pronunciamiento de nuestro sindicato. Lejos de ser respondido, se intentó votar una moción por parte de uno de los miembros de la Azul y Blanca “para que no se hable de política”, como si el sometimiento y la dependencia al Fondo estuvieran por fuera de las condiciones de vida de los trabajadores de las telecomunicaciones, además del “gesto” burocrático de intentar acallar a una voz opositora que exige asambleas democráticas y plenarios de delegados con mandato, en lugar de una discusión a puertas cerradas. Ellos dicen “no discutir política”, ¿acaso las declaraciones vergonzosas de la CGT y de la “moderada” CTA, la carta firmada por Marin y otros dirigentes, no es hacer política? Claro, lo que ellos en realidad no quieren es que hagamos política de y para nuestra clase, para los trabajadores y los sectores populares.
Luego de esta reunión a fines del año pasado no se volvió a convocar ninguna otra instancia, por lo que la Agrupación Violeta junto a otras agrupaciones clasistas presentamos una carta dirigida a la comisión directiva de Foetra llamando a que se debata sobre el acuerdo con el FMI, y nuestro rechazo desde la Granate Blanca a este pacto contra los trabajadores, llamando a que se pronuncien contra el mismo y convoquen a movilizar al conjunto de las y los trabajadores de telecomunicaciones.
Es claro que las conducciones sindicales burocráticas, están por fuera de cómo vivimos los trabajadores, y alejados del nivel de polifunción, del aumento de productividad por los aprietes de las patronales, del “bourn out o síndrome de cabeza quemada” que viven nuestras compañeras de los call center y de las comerciales de las móviles; de los técnicos tercerizados que se van a ver afectados y de los salarios de indigencia que cobran nuestras compañeras de maestranza. Nuestra realidad está muy alejada de sus cómodos sillones en los que están atornillados hace más de 20 años. ¿Mejor silenciar, que pagar el costo de entregar lo que las patronales con tanta fuerza quieren? A días de que el acuerdo con el FMI se vote en el senado, seguir silenciando es dar un claro apoyo a una entrega que implicará una revisión trimestral de la economía y donde el FMI dirá qué más ajustar. Silenciar es estar de la vereda de enfrente a las trabajadoras y trabajadores que vamos a terminar pagando una deuda ilegal e ilegítima, es no oponerse a pagar la fiesta de los ricos, la fiesta de los que se la fugaron –del macrismo y de empresas como Telefónica-.
Para enfrentar el ajuste del FMI, tenemos que organizarnos en cada uno de nuestros lugares de trabajo, llamando a que el cuerpo de delegados convoque asambleas y enfrentándolo en las calles como lo hicimos desde la izquierda y el sindicalismo combativo junto a 200 organizaciones sociales, piqueteras, juveniles y derechos humanos. Esas fuerzas ahora tendrán que retomar la pelea para que los sindicatos rompan con el pacto y convoquen asambleas para discutir las consecuencias que ellos mismos dicen que tendrá el acuerdo, donde votemos un plan de lucha hasta derrotarlo.
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