Las cifras se dieron a conocer en los medios por la publicación de la agrupación Universitarios Veintiuno en su página de Facebook donde figuran las planillas con los estudiantes, que en casi un 80% estaban "en rojo", al no haber alcanzado al menos el 50% de los requisitos que se solicitaba para aprobar el cursillo de ingreso, a saber, 70% de asistencia y aprobación de trabajos prácticos.
Siendo de un total de 984 aspirantes a ingresar a la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu), solamente 196 aprobaron el módulo Matemática del Curso de Nivelación 2022, durante la primera evaluación.
Ante esta situación los estudiantes reflejaron lo difícil que es estudiar en una universidad pública, desde LID conversamos con elles.
Facundo nos comenta “No me dejaron rendir porque quede libre en el cursillo. Solamente te dan 5 faltas para todo el mes, presenté certificado de trabajo y me dieron solamente 5 faltas más. Así que no había forma de no quedar libre si trabajas.”
Magali por otro lado suma “Yo aprobé el ingreso y es muy intenso, a full, temas nuevos todos los días. Tenes que aprender todo rápido. Yo solo me dediqué a la facultad, solo a eso. Pero muchos compañeros quedaron afuera, los que venían de bachilleratos se quedaron afuera y de privados también.”
La crisis de los niveles previos educativos se cobran con la exclusión en la Universidad
Por el 2018 la secretaria de Innovación y Calidad Educativa, Natalia García Goyena, afirmó que sólo el 50% de los jujeños egresaba de la secundaria.
Tal es el deterioro en nuestra provincia, que según el Observatorio Argentinos por la Educación el 28,7% de los estudiantes secundarios no tuvo acceso a internet durante la pandemia y que un 30% de las personas de entre 18 y 61 años no culminó la secundaria.
Actualmente, de acuerdo al Ministerio de Educación el "Plan Egresar” cuenta con 2.670 estudiantes jujeños inscriptos, que adeudan materias entre 2016-2020 y a través de la Encuesta Permanente de Hogares se indica que 1 de cada 10 jóvenes de los sectores más empobrecidos accede a la educación superior.
Por ende, los jóvenes se encuentran sin herramientas ante un nuevo mundo educativo que requiere conocimientos y prácticas nuevas, que al no ser adquiridas durante la secundaria, con o sin examen de ingreso su cursada universitaria se verá estancada o en abandono durante el primer o segundo cuatrimestre.
Pero ante estas estadísticas y números la política educativa nacional y provincial en secundarios y universidad solo ofrece parches, alejada de la realidad, condenando a la resignación a sus estudiantes y al “sálvese quien pueda”. Cuyo mayor individualismo y meritocracia se ve en los pasillos de la facultad, organizado y aprovechado por las agrupaciones rentadas afines.
Por ejemplo, en la Facultad de Ingeniería se dicta el Trayecto de Formación Complementaria (TFC) sostenido por radicales, peronistas y kirchneristas, durante el 1º y 2º cuatrimestre para los alumnos que no logren aprobar el examen ni el recuperatorio de nivelación de ingreso. Sin embargo, este no representa una solución a problemas estructurales que atraviesa la juventud que trabaja y estudia, son padres o que tienen una base de conocimientos secundarios degradada. Sino que se transforma en un sistema burocrático no para nivelar sino para expulsar, dado también su carácter eliminatorio.
La desigualdad en el conocimiento traído por los estudiantes ingresantes a las universidades públicas es de vieja data. Bajo el modelo de la Ley de Educación Superior, en los últimos años se configuró un modelo basado en el sostenimiento de una universidad masiva pero sin presupuesto que alcance y, por ende, reproductora de una creciente precarización (que se expresa en nuestra provincia en la casi inexistencia de comedores, en las escasas becas, en la existencia de cientos de docentes ad honorem, en la casi nula inversión edilicia, la baja tasa de egresados y la alta tasa de abandono).
Bajo este esquema también tomaron forma los modelos de las actuales conducciones de los centros de estudiantes dirigidos por el PJ-K y Franja Morada que, en vez de exigir al Estado que garanticen los derechos básicos para los estudiantes, basan su actividad en la gestión de becas para unos pocos, viandas y fotocopiadoras. Se taparon los ojos y la boca frente al ajuste creciente en la universidad y han sido los grandes ausentes durante la pandemia o cualquier atropello o represión a trabajadores, mujeres, pueblos originarios o avanzada extractivista sobre el ambiente.
Dar vuelta el tablero
Desde la agrupación estudiantil Oktubre sostenemos que ante este mecanismo restrictivo existente en la facultad de ingeniería, económicas e, incluso, los profesorados la pelea está puesta en tener más presupuesto para tener distintos mecanismos, instancias y posibilidades de nivelación no eliminatorios, de calidad y acompañado por becas integrales y jardines maternales, bandas horarias, para que estudiar no sea un privilegio y realmente el ingreso (y el egreso) a la Universidad esté garantizado.
Nadie nos va a regalar ni gestionar estas demandas. Por eso la clave está en la autorganización de las y los estudiantes, en asambleas, donde todes podamos decidir y, desde ya, en forma independiente de las autoridades, las agrupaciones punteras y clientelares del PJ y la UCR. Porque es la clave para tomar esta pelea en nuestras manos. Las conducciones de los Centros de Estudiantes deberían ponerse al frente de esta pelea y no ser, hoy por hoy, aliados de las autoridades. Ya que como es sabido este régimen, en santa alianza, apoyan el acuerdo de ajuste y más extractivismo del FMI, la persecución policial y la avanzada patronal sobre derechos laborales como lo muestran aquí Morales, el PJ y Alberto. Entendemos que esto va a degradar aún más las condiciones de vida y de cursada. Por eso, lo denunciamos y llamamos a los estudiantes universitarios a los que esta realidad les golpea a dar la pelea con nosotres. |