El ministro de economía Martín Guzmán celebró un acuerdo que, como lo señalan analistas, organizaciones sociales y hasta sectores del propio oficialismo, traerá ajuste sobre las condiciones de vida de las grandes mayorías. Esto es lo que motivó el rechazo demagógico de legisladores y legisladoras del Frente de Todos. Un rechazo que no implicó enfrentar y denunciar seriamente el acuerdo, lo que facilitó su aprobación.
Es falso lo que dice Guzmán cuando señala que con el acuerdo "No hay quita de derechos ni a trabajadores ni a jubilados". El acuerdo, tal como lo estipula la letra de los Memorándums firmados, incluye de forma encubierta importantes ataques al hablar de "parámetros de referencia estructural", "extensión voluntaria de la edad jubilatoria" y un "estudio de los regímenes especiales". Es decir, abrir la discusión sobre la suba de la edad jubilatoria y la sustentabilidad del sistema previsional. Lo que en criollo implica discutir un ajuste aún mayor sobre los ingresos de millones de jubilaciones, actuales y futuras.
En otro tuit parte del hilo, Guzmán dice que "nunca un acuerdo con el FMI tuvo apoyo social y político federal de tal magnitud. Sin embargo, lo que Guzmán llama “apoyo social y político” de magnitud no es tal. La aprobación se logró esencialmente sobre la base de un consenso parlamentario entre la derecha de Juntos por el Cambio y un sector del Frente de Todos. Rosca en el Congreso de espaldas a las mayorías. El apoyo de los sindicatos es, en realidad, el apoyo de la dirigencia sindical burocrática que no enfrentó el ajuste macrista y no enfrenta el ajuste del Gobierno peronista.
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