Federación de Profesionales del GCBA y Asociación de Médicos Municipales llamaron al “inicio de un plan de lucha” convocando para el día jueves 17/03, un “cese de actividades” de 10 a 12hs y ahora un paro de 24hs para el día martes 22/03, frente al rechazo de la propuesta salarial ofrecida por el GCBA. Comunican así el inicio de la negociación paritaria sin dar detalles sobre las ofertas a las que se refiere, ni organizar el debate en los hospitales y centros de salud con las y los trabajadores a los que se supone representan.
El cese que no fue
La sorpresa y las críticas por lo “tibio” de la medida anunciada para el pasado jueves no se hicieron esperar entre quienes sostienen a diario el sistema de salud. “¿Cómo hacemos para reprogramar de un día para otro todas las consultas?”; ¿Quiénes se enteran que no atendemos estas dos horas si no sale en ningún lado?, solo se perjudica al paciente”; “No podemos suspender la actividad por dos horas y luego volver, es sobre cargarnos de trabajo para irnos más tarde”; son algunas de las frases que se escuchaban entre las salas de estar de los hospitales donde se organiza el trabajo día a día.
Esta disconformidad con la medida bajada desde las conducciones gremiales se expresó en la baja adherencia que tuvo la misma, destacándose algún aplausazo en hospitales como el Penna o el Piñero.
Ahora llaman a un paro dominguero, para quedarse en casa, sin aprovechar la fuerza del conjunto de las y los trabajadores de la salud y su relación con la comunidad para ponerla en movimiento y visibilizar así, en las calles, la delicada situación en la que continúa el sistema de salud pública y quienes la sostienen a diario.
La salud pública atada con alambres
Quienes trabajamos en el sistema de salud sabemos que muchas veces hacemos malabares para garantizar una atención de calidad frente a la falta de recursos permanente, el agravamiento de la situación socioeconómica del país y la pérdida del poder adquisitivo que dejaron los años del macrismo y que el actual Gobierno consolidó con la excusa de la pandemia. A pesar de los datos oficiales que muestran una mejora salarial en el sector registrado, las y los trabajadores perdieron en promedio el equivalente a 10 salarios en los últimos cuatro años producto de la inflación.
Además, en estos meses, Larreta y Quirós despidieron a enfermeras que habían sido contratadas de forma precaria para cubrir puestos durante la emergencia sanitaria por el covid-19 y que de un día para el otro, se quedaron sin ingresos, siendo muchas sostén de hogar. Una muestra más de la idea de “descartables” que se tiene de quienes pusieron el cuerpo en pandemia y que es personal que podría reubicarse en otras funciones. Mientras tanto, las y los concurrentes continúan trabajando gratis, sin salario ni ART y residentes sostienen los hospitales con jornadas interminables y sumamente precarizados. En resumen, la precarización del sistema de salud no se modificó y empeoró con la pandemia.
A esto se suma el reciente anuncio del acuerdo del Gobierno con el FMI, que ya fue aprobado en el Congreso con la ayuda de Juntos por el Cambio y que implica un plan para destinar todos los recursos del país al pago de una deuda ilegal, ilegítima y fraudulenta por sobre las necesidades de la población. El acuerdo implica un claro techo a las paritarias, que parece será del 45% para continuar ajustando los salarios vía inflación, al igual que los presupuestos para salud, emergencia social, educación, etc; en un contexto con suba de tarifas de servicios públicos y del costo de los alimentos. En estos días se dio a conocer que treparon a un 7,5%, lo cual impacta también en la calidad de vida de nuestros pacientes.
Salud de pie por todos nuestros derechos
De esta manera, resulta problemático que las representaciones gremiales continúen esciendiendo los reclamos sindicales, como la discusión salarial, de las cuestiones macroeconómicas, como el acuerdo con el FMI, que dejarán marcas estructurales en el conjunto de las y los trabajadores, que seremos los principales afectados por sus políticas de ajuste.
Es por ello que se vuelve absolutamente necesario para torcer el rumbo, organizar desde abajo la enorme fuerza que tenemos las y los trabajadores. Es importante que se convoquen asambleas unitarias en cada hospital, centro de salud, de todo el equipo de salud, entre afiliados y no afiliados, sin distinguir modalidad de contratación para sumar fuerzas y debatir un plan de conjunto que permita recomponer el poder adquisitivo perdido, enfrentar los despidos y la precarización a la que se ven sometidos muchos de nuestros compañeros, y reclamar contra el ajuste que impone el FMI, porque necesitamos que esa plata vaya a salud, vivienda, trabajo y a combatir el hambre de las y los pibes. Esto es lo que debemos exigir a Federación de Profesionales de CABA, Asociación de Médicos Municipales y todos los gremios de salud para que estén a la altura de las circunstancias. |