Los trabajadores de movilidad dependientes de la Secretaría de Salud de la Municipalidad realizaron un acto el jueves a la mañana frente al Cemar (Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias) junto a ATE, para reclamar por el pase a planta permanente ante una situación que ya resulta insostenible. No son reconocidos como trabajadores formales de la Municipalidad, porque es un servicio tercerizado en particulares, por lo tanto no reciben ningún tipo de beneficios como vacaciones, días de descanso, ni aguinaldo, en un contexto como fue el de la pandemia, y en donde los precios de los alimentos se está disparando por los aires.
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Dialogamos con Iris, que es delegada en salud de ATE dependiente de la Junta Interna de la Municipalidad, y que participó de la actividad este jueves.
Iris nos cuenta que “el trabajo de los compañeros tiene que ver con que hacen la movilidad donde llevan desde el Cemar a los centros de salud y hospitales de toda la ciudad, vacunas medicamentos, entre otras cosas y retiran desde los efectores de salud de la periferia y los hospitales muestras de orina, sangre, TBC, etc. Lo llevan al Cemar para que sean procesados y analizados. O sea que dentro de la Secretaría de Salud Pública, dentro de la Red de salud municipal tienen un rol transcendental porque gracias a ese trabajo que hacen ellos, es que desde los centros de salud podemos diagnosticar a las poblaciones más vulnerables y trabajar a partir de eso. “
Respecto a la relación laboral entre los trabajadores y la Municipalidad, indica que “la situación contractual de estos compañeros es bastante deplorable porque algunos hace desde 5 y 25 años que le facturan al municipio por la tarea. Se renuevan por contratos anuales, y en este sentido se han acercado a ATE para reclamar mejoras en sus condiciones contractuales porque, por ejemplo, el contrato de los compañeros dicen que tiene que estar los 365 días del año, las 24 horas. Ellos no tienen vacaciones, no tienen derecho a descansar, no tienen licencia por enfermedad. Si faltan, porque se enferman o por el fallecimiento de un familiar, o por lo que sea, tienen que devolver el día, tienen que trabajar más o horas o poner a otra persona pagandole para que maneje la movilidad. En ese sentido, están en condiciones deplorables. La movida en el Cemar tuvo que ver con poder empezar a mejorar las condiciones de esos compañeros que tienen más de 20 años de trabajo.”
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“Durante la pandemia han sido los encargados de trasladar los hisopados desde los centros de salud y hospitales hacia el Cemar para poder llevar una epidemiología de la enfermedad y por otro lado también han sido los encargados de distribuir las vacunas. Es un rol trascendental del trabajo de los compañeros. Al estar expuestos a esto, se han enfermado de Covid, y le han descontado los días. Es inadmisible, han estado en primera línea trabajando en condiciones nefastas. El reclamo tuvo que ver con todas estas cuestiones.”
Surrealismo pospandemico
Mientras los trabajadores de movilidad se manifestaban el jueves en el Cemar, el secretario de salud municipal de Rosario, Leonardo Caruana lanzaba una catarata en Twitter haciendo un balance abstraído de la realidad de la pandemia, y a modo de guía espiritual progresista destacaba la tarea del Estado en las políticas publicas.
“Y apareció lo público, lo Estatal, dando respuesta, ejerciendo el rol de rectoría para el desarrollo de las políticas. Aun en los paises más liberales hubo demanda de más estado”.
Pero la realidad es que al sistema de salud de Rosario lo sostienen las y los médicos residentes, los y las trabajadores de los Equipos Territoriales de Salud Mental, los y las enfermeras del HECA que dejaron la vida en la pandemia. Lejos del reconocimiento que deberían tener con medidas elementales como el pase a planta permanente, la pandemia solo destapo un sistema basado en sueldos magros, contratos basuras, recortes de personal y saturación. |