El arribo de Claudia Sheinbaum a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México generó enormes expectativas en buena parte de la población capitalina, pues en campaña se prometió garantizar derechos que se habían negado por años. Entre lo prometido, el acceso a la cultura era una demanda muy sentida entre los barrios y pueblos, pues siempre se les marginaba de los proyectos oficiales.
En el 2019, el gobierno de la ciudad impulsó los programas sociales de PILARES, Cultura Comunitaria e INJUVE, dirigidos a zonas marginadas, llevados adelante por trabajadoras y trabajadores culturales con proyectos educativos y redes en comunidades. Los programas se levantaron sobre la precarización laboral, pues según las reglas de operación no son “trabajadores” sino “beneficiarios”, con lo cual se niegan derechos laborales.
Como si esto no bastara, el gobierno de Morena para el 2022 recortó el 90% del personal de estos programas. Con ello se están violando derechos laborales y a la cultura de usuarios de la Ciudad de México, de las colonias y pueblos, donde no hay promotores que impulsen los diferentes programas. Pero las trabajadoras y trabajadores de la cultura se organizaron en asambleas y se movilizaron, en defensa de estos derechos y obligaron a las autoridades a diálogo público, en el cual han demostrado no sólo violaciones a la ley sino la política precarizadora del gobierno actual. Así les arrancaron la continuidad laboral de cientos.
Sin embargo, las autoridades encabezadas por Magali Cadena han realizado todo tipo de maniobras para frenar la organización, incluso han intimidado y reprimido con el “extinto cuerpo de granaderos” y la policía, mientras que laboralmente dejaron fuera a quienes se pusieron al frente de la lucha.
A pesar de ser una mujer la que encabeza el gobierno, esto no ha significado un cambio para nosotras, pues Claudia Sheinbaum ha utilizado la misma intimidación, represión y criminalización sobre el movimiento de mujeres, como en el 28S de 2020 y el pasado 8 de marzo, desplegando a la policía cuando nos movilizamos contra la violencia y por el derecho al aborto. Esta política de negativa de derechos y despidos también se ha extendido y se aplica por funcionarias de la 4T, como ocurre en el DIF de la CDMX encabezada por Estela Damián, con las trabajadoras contratadas por outsourcing y despedidas del IEMS en la pandemia, así como con la huelga del Sutnotimex que lleva más de dos años sin resolverse.
Desde la Agrupación de mujeres y diversidad sexual Pan y Rosas apoyamos sus demandas, exigimos #QueNadieQuedeFuera y #NiUnaDespedidaMás, denunciamos que la precarización también es violencia que padecemos la mayoría de las trabajadoras y en este caso, para una gran cantidad de promotoras, la negativa de derechos impide que tengamos permisos si enferman nuestres hijes, seguridad social si enfermamos por Covid, guarderías, permiso de lactancia, entre otros derechos.
Todo lo anterior se ha agudizado en la pandemia, pues promotores de cultura fueron obligades a laborar en plena crisis sanitaria -como es el caso de magisterio y otros sectores-, arriesgando su salud, pero de por sí vivían condiciones laborales como jornadas extensas, ponían de sus propios bolsillos para pagar los materiales de sus actividades y fueron obligades a participar en la vacunación, incluso sin contar con la inmunización.
Por eso exigimos un alto a la represión por luchar, la reinstalación y basificación de todes les trabajadores de la cultura, garantizar el presupuesto necesario para la continuidad de todos los programas culturales y hacemos un llamado a todas las organizaciones de mujeres, políticas, sindicales que se reivindican democráticas -es muy importante la alianza entre precarizados y sindicalizados para impedir que avancen contra nuestras conquistas-, de derechos humanos, a que abracen la lucha y muestren un apoyo activo en las calles. |
