A finales del mes de enero se publicaron las listas de ingreso a PILARES, programa estrella del gobierno de la 4T, dejando a decenas de personas sin trabajo, producto del nepotismo que ejercen los Lideres de Coordinadores de Proyecto (LCP´s) y de las autoridades a cargo del área de la Educación para la Autonomía Económica, así como de la propia política de Paulo Cesar Martínez López, coordinador general de Inclusión Educativa e Innovación del gobierno de la CDMX y de Rosaura Ruiz Gutiérrez, titular de la Secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México.
Los PILARES abrieron nuevamente sus puertas el 15 de febrero bajo nuevos lineamientos por parte de la Coordinación General de PILARES, la cual exige aumentar la cantidad de folios por semana para justificar que el proyecto es funcional. Plantean que “a través de una mayor cantidad de usuarios se demuestra que se cumple con los objetivos del programa”, pasando a un segundo plano la atención de las necesidades de la comunidad. Así que, las figuras educativas, terminan siendo quienes garantizan que las y los usuarios se mantengan a pesar de la falta de infraestructura, materiales, insumos y pago de salarios, sin importar que al programa se le destinaron 210 millones de pesos, con base a la información publicada en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México. Cabe preguntarnos: ¿A dónde va el presupuesto?
El salario es un derecho de los trabajadores
La Ley Federal del Trabajo señala que el salario es la retribución que debe pagar el patrón al trabajador por su trabajo, pero ¿Qué pasa cuando dicho patrón es el Estado?
El gobierno de MORENA en la Ciudad de México, instaura la figura de becarios para no reconocer la relación laboral y por esa vía no garantizar derechos, sin que se les pueda fincar responsabilidad. Lo anterior, sin importar que los docentes, talleristas y monitores, junto a las otras figuras de los demás programas sociales, cumplen con un horario, realizan satisfactoriamente sus servicios personales y subordinados, registran asistencia y reciben una retribución económica.
Así que, ante la amenaza de pago hasta pasar la consulta de revocación de mandato, surgen las siguientes interrogantes: ¿Qué pasa con los pagos? ¿Acaso no tenemos derecho a que se nos retribuyan nuestras labores en tiempo y forma? ¿A las autoridades les importa poco que no tengamos como pagar el transporte, nuestras rentas y alimentos? ¿Están jineteando el dinero para financiar la consulta?
Fortalezcamos la organización por nuestros derechos
El actual proceso que protagonizan las y los trabajadores de cultura comunitaria por su continuidad sin #QueNadieQuedeFuera, muestra la enorme necesidad de desarrollar la organización unitaria y la movilización en las calles al interior de todos los programas sociales para conquistar plenos derechos laborales.
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Ya quedo en evidencia, una vez más, que el gobierno de la 4T lejos de terminar con toda la ofensiva neoliberal que elitiza la cultura y precariza a las y los trabajadores, da continuidad a estas políticas que se desarrollaron en los gobiernos del PRI y PAN, y por esa razón es incapaz de garantizarnos la estabilidad en el empleo con todas las condiciones necesarias para ejercer nuestros trabajos.
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Es indispensable mostrar que la unidad de las y los trabajadores que enfrentan la profunda precarización en sus vidas, la crisis sanitaria y los efectos del alza global de la inflación -producto de la guerra entre Ucrania y Rusia-, es lo que conseguirá arrancar mejores condiciones para todas y todos.
No optemos por pelear por separado, ni permitamos que las autoridades fragmenten nuestra lucha, es clave pelear conjuntamente contra el Estado que es nuestro patrón.
Los integrantes de estos programas debemos organizarnos y exigir condiciones dignas para poder desarrollar nuestros proyectos y el respeto a nuestra figura de trabajadores.
Si perteneces a estos programas ponte en contacto con nosotros, súmate a la organización y compártenos tu testimonio.
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