Tal vez el ejemplo más acabado sea la columna del periodista al servicio del poder Ricardo Alemán, publicada en El Universal el pasado 3 de agosto. Allí describió en forma tendenciosa las tres líneas de investigación formuladas por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.
La primera, que Rubén estaba en el lugar y el momento equivocado. La segunda es que “… no se descartan nexos con una banda de criminales colombianos detenida en el DF y que encabezaba Alexcey Veru Vázquez, presunto jefe del crimen organizado de ese país.” La tercera especulación de la PGJDF señala una “…presunta participación en actividad de drogas y que el crimen habría sido producto de un ajuste de cuentas.” Todas hipótesis que criminalizan a las víctimas y dejan de lado el móvil político de los crímenes.
Peor aún: Ricardo Alemán, un periodista comprado por el poder, trazó un signo de igual entre las fundadas sospechas de la responsabilidad del priista Javier Duarte y su gestión, célebre por las agresiones contra periodistas. En palabras de Alemán: “suponer que el fotoperiodista Rubén Espinosa habría sido asesinado por matarifes a sueldo del gobernador de Veracruz —sin una sola prueba—, es tan irresponsable y criminal como la gestión que censuran del propio Javier Duarte.”
Asimismo, el trato que dieron los medios al feminicidio de Nadia, Yesenia, Alejandra y Mile fue indignante. Demoraron en dar a conocer sus nombres, confundieron la fotografía de Mile con la de otra joven colombiana. Como si no importaran, como si no fueran personas a quienes les arrebataron su vida.
Éstas no son más que muestras de las operaciones mediáticas realizadas por las grandes empresas de telecomunicaciones vinculadas al poder.
Hay complicidad entre gobernantes para salvar del naufragio unas instituciones profundamente cuestionadas a partir de la masacre de los normalistas de Ayotzinapa –donde el partido que postuló a Mancera en el DF es el Partido de la Revolución Democrática, que gobernaba Guerrero y es uno de los responsables políticos de esta brutal represión.
Las amenazas lanzadas por el gobierno de Javier Duarte contra Rubén y Nadia fueron dejadas de lado en un inicio, aun cuando ambos las habían hecho públicas, y denunciaron a Duarte como responsable en caso de que algo les sucediera. Apenas el 10 de agosto se anunció que van a tomar declaración del gobernador de Veracruz.
Medios masivos de comunicación: herramientas para legitimar el horror
“¿Por qué filtran información e insisten en que fue un robo?” inquirió la madre de Nadia Vera en una reciente declaración publicada por el portal de noticias Sin embargo.mx.
Nos atrevemos a contestar: porque, según palabras del propietario de Televisa, Emilio Azcárraga Milmo a la revista Proceso, él y Televisa eran “soldados del Presidente y del Partido Revolucionario Institucional (PRI)”. Está la institución que filtra la información y están los monopolios de la comunicación que difunden ampliamente esas versiones para manipular la opinión pública. Ése es su rol en el capitalismo.
La neutralidad de la información no existe. Lo que se da a conocer en un medio de comunicación siempre tiene contenido político y expresa los intereses de alguna clase social.
Los grandes emporios de la comunicación en México responden claramente a los intereses de Peña Nieto, y sus jefes de las trasnacionales y el imperialismo estadounidense.
Recordemos el parentesco de la titular de la Procuraduría General de la República, Arely Gómez, con un directivo de Televisa, y la bancada televisiva en la Cámara de Diputados, así como las leyes aprobadas a favor de estos monopolios. La posición ideal para influir en qué sale a la luz pública y qué no.
Por 71 años el PRI detentó en forma continua el poder político en México. En tiempos de la radio, entregó frecuencias radioeléctricas a algunos de sus partidarios. Y a partir de la década de 1950, cuando surgió la televisión, fue la herramienta del priato para reprimir y criminalizar la protesta social. Recordemos al fallecido Jacobo Zlabudovsky, y su cinismo ante la masacre de Tlatelolco: “Hoy fue un día soleado”. En sus manos, en sus columnas también estaba la sangre que Díaz Ordaz y Echeverría ordenaron derramar. O los espacios cedidos para atacar al Excélsior en tiempos de Julio Scherer y Vicente Leñero, periodistas críticos del poder.
Entre Televisa y TV Azteca –esta última creada en 1993 a partir de la privatización de Imevisión, un espacio público– concentran la mayoría de las concesiones del espacio radioeléctrico en México.
Venden publicidad –publicidad que reproduce cánones de hombres machistas y mujeres-objeto, como las de la cerveza Tecate, y distintas formas de violencia– y obtienen grandes ganancias de esto. También comercializan los espacios publicitarios de los partidos de este régimen asesino, como los del PRI, los del PAN y los del Partido Verde Ecologista de México, al cual a pesar de miles de denuncias por violar la ley electoral, el Instituto Nacional Electoral se niega a quitarle el registro. Pero sus negocios no terminan aquí: realizan convenios con esos partidos para promocionar a sus candidatos con entrevistas y otras operaciones mediáticas, como hicieron con Peña Nieto –y esta práctica se ve muy bien reflejada en la película La dictadura perfecta.
Son esos medios, y sus periodistas corrompidos por fama y fortuna, quienes propagan las “bondades” de las reformas estructurales mientras tratan de esconder debajo de la alfombra a los cientos de miles de muertos, desaparecidos, violados y torturados desde el inicio de la llamada “guerra contra el narco”, en 2008. Son estos medios, y sus afamados periodistas a sueldo, quienes criminalizaron y difamaron a los normalistas de Ayotzinapa, con todo tipo de rumores, y ahora quieren hacer lo mismo con Rubén, Nadia, Alejandra, Yesenia y Mile. Son los mismos que satanizan a los maestros que luchan contra la reforma educativa hoy, y que ayer estigmatizaron a los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas ante el decreto de extinción de Luz y Fuerza del Centro.
En la televisión, la radio, los medios impresos, ellos marcan su impronta. Producen y gestionan la información por encargo del poder. Emporios de la comunicación, gobierno y partidos tradicionales enemigos de la libertad de expresión y de la libertad de prensa.
Ante esta mafia del poder, se alzan los medios libres. Entre ellos, La Izquierda Diario México, que es parte de la primera red internacional de diarios socialistas en formato digital, impulsada en México por el Movimiento de Trabajadores Socialistas en la tierra de Villa y Zapata, y por las organizaciones que somos parte de la Fracción Trotskista-Cuarta Internacional en Argentina, Chile, Brasil, Francia y Estados Unidos.
Frente al incremento de la violencia contra el periodismo crítico, desde La Izquierda Diario consideramos que ante esta situación se impone la necesidad de crear un gran frente nacional de medios libres, de periodistas, comunicadores y fotoperiodistas independientes, por la libertad de prensa y justicia para las y los periodistas asesinados y desaparecidos. | 
