El Indec publicó este jueves el Índice de Salarios y en enero subió un 3,8 % mensual, mientras la inflación del mismo mes fue de 3,9 %. Es decir, los salarios perdieron contra la suba de precios.
La inflación comenzó el año con fuerza y carcomió el poder de compra. Los salarios de los trabajadores del sector público aumentaron 2,9 %, y de los trabajadores no registrados fue de 2,5 %, muy por detrás del incremento de precios. En enero solo los salarios de los trabajadores registrados del sector privado aumentaron 4,6 %, por encima de la inflación. Esto ocurrió porque se registraron los aumentos correspondientes a cuotas paritarias, como los verificados en los gremios de aceiteros, carne, cuero, gastronómicos, gráficos, indumentaria, maestranza, metalúrgicos, químicos y seguridad. Sin embargo, el poder de compra está aún por detrás de los niveles del 2015.
En la comparación con enero del 2021 los salarios del sector público aumentaron 59,4 %, los del sector privado formal 56,2 %, mientras que los salarios los trabajadores informales subió un 40,7 %. La inflación en el mismo período fue de 50,7 %.
A pesar de las promesas oficiales que los salarios le ganarían a la inflación, el 2021 fue el cuarto año de caída consecutiva del promedio del salario real del conjunto de las trabajadoras y los trabajadores. El promedio salarial entre enero y diciembre de 2021 versus el promedio de 2020 mostró una baja de 3,5 %.
La situación es más grave si se analiza el deterioro salarial de los últimos años. Los salarios del sector privado registrado perdieron en enero en relación a noviembre de 2015 un 20 %. Una fuerte caída siendo que es el sector de la clase trabajadora mejor pago y que tiene paritarias.
En el caso de los trabajadores públicos, la pérdida es del 27 % en enero en relación a noviembre de 2015.
Los trabajadores no registrados fueron los más afectados. La caída del salario real para los sectores informales fue del 28 % en relación a octubre de 2016 (desde esa fecha el Indec publica los datos).
Guerra contra los salarios
El ministro de Trabajo, Claudio Moroni, en comunicación con El Destape Radio, afirmó que “si bien efectivamente tenemos una inflación alta por motivos propios y motivos importados por la guerra, no vemos una situación donde ello haya afectado los ingresos reales de los trabajadores asalariados privados y públicos". El funcionario miente, la inflación viene erosionando el poder de compra de los salarios hace años, y 2022 tendrá una fuerte suba de precios como ya se observó con los datos que publicó el Indec del primer bimestre que acumuló un 8,8 %. Además, el acuerdo con el FMI incluye tarifazos y subas del dólar oficial, que acelerarán aún más los precios.
Moroni explicó que las primeras paritarias han cerrado con aumentos salariales que han rondado entre "el 45 y el 48 por ciento". Si se supone que la inflación mensual sea del 4 % hasta fin de año, la suba de precios del año alcanzaría un 61 %, es decir muy por encima de las paritarias que se están cerrando. De ser así, los salarios volverían a perder este año contra la inflación.
El presidente Alberto Fernández anunció una “guerra contra la inflación”, pero no hubo medidas de fondo para atacar la suba de precios. Según las consultoras, marzo será otro mes caliente.
Los dirigentes sindicales fueron cómplices del deterioro del poder adquisitivo y avalaron el ajuste del Gobierno. Es urgente la recomposición salarial de todo lo perdido en estos años, un salario mínimo igual a la canasta de consumos mínimos, y la actualización automática de salarios en función de la inflación. Ningún trabajador debería ganar menos que el valor de la canasta que calcula la Junta Interna de Ate Indec: en febrero fue de $ 136.100.
Las direcciones sindicales como la CGT y la CTA deberían estar a la cabeza de un plan de lucha por las demandas de trabajadoras y trabajadores y de los sectores populares, por la unidad de trabajadores ocupados y desocupados para pelear por vivienda y trabajo genuino.
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