En la UNPaz el 90% de los estudiantes somos primera generación de universitarios, trabajadores e hijos de trabajadores. A pesar de haber accedido a la universidad pública sufrimos las consecuencias de la crisis: las extensas jornadas de trabajo en condiciones de precarización, y los salarios de miseria que se licuan frente a una inflación cada vez más creciente ponen en riesgo nuestra cursada continuamente. Los centros de estudiantes en vez de fomentar la organización de los estudiantes, y ponerse a la cabeza de dar una pelea por los problemas que nos afectan diariamente, dejan pasar la crisis al interior de la universidad. Una clara muestra de su apoyo a la política de ajuste del gobierno y el FMI. Desde la Secretaría de Derechos Humanos del centro de estudiantes de abogacía queremos discutir democráticamente cuáles son las medidas necesarias para hacer frente a esta situación de crisis que nos afecta.
La educación universitaria, cada vez más un privilegio…
La inflación de marzo (se calcula que fue cercana al 6%) hizo que parezca un mes interminable. Los estudiantes hacemos un esfuerzo enorme para poder pagar nuestros estudios. Trabajamos cada vez más horas por salarios de miseria. A su vez, otros estudiantes no consiguen empleo y se la rebuscan con changas para poder comer. Esta situación se vuelve más difícil para las estudiantes que son madres, que tienen que mantener y cuidar a sus hijos. La inflación que se fue acumulando a lo largo de los últimos años, y los aumentos de tarifas, ya se empiezan a sentir.
El ajuste que han aplicado los últimos gobiernos no sólo ha sido sobre nuestras condiciones de vida, sino también sobre nuestra educación. Durante los primeros dos años de gobierno del Frente de Todos se recortó un 18% el presupuesto a educación, que se suman a los recortes que ya venían del gobierno de Macri. El desfinanciamiento de la educación va en sintonía con las exigencias que hace el FMI que pide achicar las cuentas del Estado. El gobierno, que aplica el ajuste del Fondo Monetario Internacional, festeja de manera cínica una leve baja en la desocupación, sin embargo la pobreza estructural se mantiene en altos niveles (37% según el INDEC). A su vez, más del 50% de los niños son pobres. En el año 2017, con el mismo nivel de desempleo, había 6 millones menos de personas bajo la línea de pobreza.
Esto muestra claramente que las condiciones de trabajo son cada vez más precarias y que los salarios no aumentan como sí lo hacen los precios. En la juventud la precarización laboral alcanza el 70% ¿Es posible mantener nuestros estudios con este nivel de precarización y de pobreza? Como si fuera poco, la gestión de la universidad ha tomado medidas a tono con el ajuste. En lugar de ampliar la oferta académica para facilitar la cursada de los estudiantes, aplicó cupos a la inscripción de materias, medida que contó con los votos de los consejeros de las organizaciones estudiantiles peronistas como Descamisados o la Cámpora en el Consejo Superior de la universidad. Los estudiantes no podemos permitir más que pasen por encima de nuestros derechos mientras una minoría se enriquece. El FMI junto a los grandes empresarios piden más ajuste. ¿Por qué tenemos que aceptar que estudiar se vuelva cada vez más un privilegio?
Para que nadie se quede sin trabajar y sin estudiar es posible otra salida
Si trabajamos muchas horas mientras otros estudiantes no tienen trabajo, ¿por qué no se puede reducir la jornada laboral a 6 hs y 5 días a la semana para repartir las horas de trabajo con un salario acorde a la canasta familiar? Esta propuesta del Frente de Izquierda Unidad es una pelea que tenemos que dar los estudiantes para que el trabajo deje de ser una carga, y tengamos tiempo para estudiar y vivir, para que aquellos que se encuentran desocupados y que hoy no tienen más alternativa que recurrir a un plan social como forma de supervivencia puedan acceder a un empleo con derechos. Si esta medida se aplicara sólo en las grandes empresas se podrían generar casi un millón de puestos de trabajo.
La universidad, que debería ser un espacio de inclusión, es cada vez más exclusiva. Somos muchos estudiantes que tenemos problemas porque trabajamos cientos de horas para apenas llegar a fin de mes, nos cuesta tener la plata para poder venir a la universidad y ni hablar para comprar los apuntes, más aún si tenemos hijos ya que la universidad no tiene juegotecas donde puedan estar mientras estudiamos. ¿Cuántos compañeros conocemos que por la situación económica o la crisis han tenido que dejar una materia o la universidad? Nosotros no queremos naturalizar que los que trabajamos o los hijos de los trabajadores tengamos una puerta giratoria en las universidades; queremos que estas se abran para nosotros, permanecer en ellas, y que el conocimiento esté al servicio de las necesidades populares.
La reducción de la jornada laboral, es una demanda cada vez más necesaria. El avance de la tecnología hace posible que pueda tomarse esta medida y que tengamos más tiempo para estudiar y disfrutar de la vida. Esta es una pelea que históricamente han dado los trabajadores en distintas partes del mundo y sobre todo en nuestro país por su derecho al tiempo libre. Frente a los tiempos que estamos viviendo y que se vienen, donde los grandes empresarios buscan descargar sobre nuestras espaldas la crisis, los estudiantes tenemos el desafío de retomar esta pelea junto a las y los trabajadores que pelean en sus lugares de trabajo por sus derechos y a los estudiantes de otras universidades del conurbano que también padecen los mismos problemas que nosotros. Estudiantes y trabajadores juntos han sido protagonistas de grandes luchas como el Cordobazo que fue una respuesta al ajuste del gobierno militar.
Organizarnos en esta perspectiva, también va de la mano por pelear por otras demandas más inmediatas como becas integrales para todos los estudiantes, no puede ser que haya compañeros que tengan que elegir entre estudiar o trabajar, porque sabemos que cada vez es más difícil llevar la comida a nuestras casas. Necesitamos como así también aumentar la oferta académica, para que los cupos que limitan la participación de los estudiantes a poder avanzar en sus carreras. También es importante que en cada universidad se pongan en pie juegotecas materno parentales para que los estudiantes que son padres, madres, o que están al cuidado de niñes puedan tener un lugar donde ellos están mientras cursan.
Durante la campaña electoral del año pasado, los diputados del Frente de Izquierda Nicolás del Caño, Myriam Bregman y Alejandro Vilca, han planteado la reducción de la jornada laboral y reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario también como una medida para muchos jóvenes que hoy están por fuera de la universidad. En José C. Paz, con la candidatura de nuestra concejala electa Anabela Colli, hemos hecho llegar esta propuesta a cada barrio. Mostrando en José C. Paz que no queremos seguir esperando Es hora de tomar en nuestras manos nuestro futuro. ¡Vamos por todo! |