El nuevo gobierno, en su primer mes, ha vivido distintas movilizaciones de los sectores más afectados de la población, y donde la pandemia empeoró la situación. Y hoy, cada vez se hace más imposible resistir la carestía de la vida traída por la inflación. Estudiantes secundaries a nivel nacional, universitaries paralizaron el 25 de marzo por el aumento de la beca BAES, profesoras/es y estudiantes en Antofagasta contra la precariedad de los colegios, obreros de la construcción en Santiago, obreros de la Papelera CMPC-Softys levantando una campaña contra los despidos de una de las familias multimillonarias de Chile, los Matte.
Esto no es casual, y como venimos advirtiendo en este diario, la crisis económica mundial, profundizada con la pandemia y la actual guerra en Ucrania, las demandas irresueltas de la rebelión, la carestía de la vida que afecta a las mayorías populares tan fuertemente, y las ilusiones que ha traído el cambio constitucional y el nuevo gobierno de Boric, empujan a que los sectores populares salgan a movilizarse para defenderse de la crisis o por sus derechos. Sin duda, las movilizaciones más masivas y que han tenido un impacto nacional ha sida la del movimiento estudiantil.
Un sector clave de la política chilena
La historia del movimiento estudiantil chileno es muy rica en experiencias de lucha. Basta con recordar la fundación de la FECH en 1906 con estudiantes anarquistas a la cabeza, cuyo propósito era ligarse al proceso de huelgas obreras que se venía desarrollando, o 100 años después con la revolución pingüina el 2006, con cientos de miles estudiantes secundaries se organizaron contra la educación de mercado heredada de la dictadura, y el 2011 donde junto a les universitaries pusieron en jaque al primer gobierno de Sebastian Piñera exigiendo educación gratuita y de calidad, y donde comenzó a tomar más fuerza la idea de terminar con la constitución de Pinochet y también distintos movimientos sociales. Y el 2018 con el mayo feminista mujeres y disidencias se tomaron distintos establecimientos exigiendo fin a la violencia machista y protocolos poniendo sobre la mesa y ampliando la fuerza del movimiento de mujeres y feminista.
Este año, con la vuelta a la presencialidad, en algunas universidades se han vuelto a desarrollar asambleas y discutir movilizaciones, donde el primer impulso fue el paro nacional del 25 de marzo convocado por compañeres de la #LuchaBAES y el Confech, por el aumento y extensión de la beca, que obligó al gobierno a reajustar el monto aunque con un aumento patético de $4.800.Decenas de miles de estudiantes llenaron avenidas centrales y plazas de distintas ciudades, mientras el gobierno “progresista” de Gabriel Boric reprimió igual que Piñera.
La situación que estamos viviendo nos exige que tomemos acciones para resolver los problemas y conquistar derechos básicos. Y con la fuerza -en su mayoría aún dormida- que tiene el movimiento estudiantil podemos jugar un rol clave en la realidad del país, ganando la fuerza necesaria para imponerle a los verdaderos dueños del país, los empresarios, nuestros derechos. Esto debido a que el gobierno ya ha demostrado que le interesa mantenerlos tranquilos mientras la mayoría de la población exige cambios YA.
Entonces… ¿qué hacer?
Desde VENCER creemos que tenemos que potenciar las asambleas de carrera y facultades como un método histórico del movimiento estudiantil para discutir y organizarse políticamente, desde donde se puede coordinar con otros sectores para organizarse en conjunto, como con el movimiento de mujeres, la clase trabajadora, el pueblo mapuche, etc. Desde ahí proponemos discutir un pliego unificado de demandas, que parta por el aumento a $100.000 de la beca Baes y extensión a quien la necesite, Educación pública gratuita y educación sexual integral financiadas por el Estado, libertad a los presos políticos (en prisión preventiva y condenados), no más despidos, sueldo mínimo de $650.000 y que sea reajustado según la inflación, entre otras.
Desde la agrupación ya venimos organizándonos junto a trabajadorxs y apoyando sus movilizaciones, como por ejemplo la de los papeleros que enfrentan a los Matte contra los despidos, o a las y los funcionarios de los aularios de JGM que reclamaban contra la precarización laboral ya que eran solo 6 para hacerse cargo de 36 salas, y 9 baños, y por el aumento de sus sueldos. Y que gracias a su paralización hicieron que la universidad se comprometiera a contratar más personal.
Estos son solo pequeños ejemplos que están pasando, y de seguro vendrás muchos más por la crisis. Si nos unimos como estudiantes y trabajadoras/es podemos construir un programa que represente las necesidades de la mayoría en Chile, y podemos convocar y organizar a cientos de miles, a millones para conquistar nuestros derechos.
Súmate a la campaña por NO MÁS DESPIDOS:
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