Filmada y estrenada en 1979, la película El año de la peste puede ser interpretada como una anticipación hilarante del Covid 19.
El nobel Gabriel García Márquez y escritor de 100 años de soledad, redactó el guion de El año de la peste, inspirado en la obra de Daniel Defoe. Una escritura libre inspirada en las enfermedades de la Edad Media convirtió a la película en una fuerte denuncia social.
El año de la peste se filmó en 1979 con un gran “dream team”. La dirección estuvo a cargo de Felipe Cazals: el gran autor de Familiaridades y Canoa. Probablemente, junto a Coca Cola en la sangre de Rubén Gámez, la obra de Cazals y Luis Buñuel representan el punto más alto del cine experimental mexicano contemporáneo a la Nueva Ola. Los diálogos fueron escritos por José Agustín, el escritor de la onda y el libreto estuvo a cargo de Gabriel García Márquez.
Una obra de anticipación
Según Cazals, el nobel García Márquez se le acercó en 1976 en los Estudios Churubusco, en plena presentación de las Poquianchis. Le dijo sin tapujos: “hagamos una película de anticipación.”
La película trata de una pandemia de las vías respiratorias. Los personajes centrales (médicos que encuentran el origen del mal) se enfrentan a un sistema político corrupto que oculta la información de la enfermedad. Curiosamente, la película explica que no se trata de una pandemia cualquiera, sino indetectable, especialmente fuerte en los pulmones, fuertemente contagiosa en espacios urbanos, con un sistema de salud en colapso, en donde la avaricia de la clase política y sus decisiones acelera la catástrofe.
Una distopía catastrófica que aunque deja mucho que desear para los ojos del espectador presente (por ejemplo, un marcado acento de relaciones desiguales entre hombre y mujeres) sorprende la desfachatada actualidad de su mensaje: para la clase política, la vida de las personas comunes y corrientes no valen nada.
Escenarios urbanos parecidos al día del juicio final son tan solo imágenes que se convirtieron en realidad con la pandemia de Covid 19: calles vacías, personas con cubrebocas, militares y policías imponiendo el toque de queda, saqueos a tiendas departamentales, caos, amarillismo, estado permanente de alarma parecen escenas grabadas pensando en pleno Siglo XXI con la el Covid en las calles. |