Luego de la derrota de Kast la fragmentación de la derecha la ha mantenido en una profunda crisis. A pesar de esto, y gracias al consenso neoliberal que prima entre los partidos de la ex concertación y sectores de Apruebo Dignidad, les ha permitido una sobrevida para resolver su reubicación.
En Renovación Nacional esta disputa se refleja en una interna entre Chahuán y Schalper quienes actualmente encabezan el que fuera el principal partido de la coalición durante el último gobierno de Piñera. Ambas figuras representaron la oposición al “ala social” de Desbordes e hicieron de bisagra entre el sector más duro de Larrain y centro del mismo.
Pero ahora acabado del gobierno de Piñera y fracasada la aventura presidencial de Kast, el partido se debate entre afirmar una coalición con la UDI y cercana a Republicanos, fortaleciendo un polo de extrema derecha que se enfrente a Apruebo Dignidad y la ex Concertación o apostar a una coalición más “dialogante” para tender puentes con la DC y los sectores neoliberales de la ex Concertación preparándose para las próximas elecciones.
Ambos caminos se reflejan en cada una de las cabezas del partido, mientras Chahuán busca una alianza hacia la centro derecha, Schalper quiere rearmar un polo de derecha dura.
Estas polémicas no pasan desapercibidas ni dentro del partido (con un aparato partidario que responde a Schalper) ni fuera del partido (donde Chahuán ha dicho que RN se encuentra en “reflexión” sobre su relación con la UDI) y es relevante para pensar la campaña de cara al plebiscito de salida y las iniciativas legislativas del gobierno. De hecho, estas disputas han generado que a la interna del propio partido sectores se encuentren buscando alternativas para desplazar a uno y otro y así hegemonizar el discurso. Esta disputa se reflejó en los dichos de Schalper donde llamaban a básicamente boicotear al gobierno de Boric, cuestión que generó ruido dentro del sector de Chahuán.
El problema de la derecha no es concitar el apoyo de los sectores empresariales del país, de quienes siguen siendo sus fieles representantes, sino de como recuperar el apoyo social que perdieron durante la revuelta del 2019 y la deslegitimación del modelo heredado de la dictadura.
Si bien la derecha tuvo su punto más bajo luego de la elección de la constituyente, la relativa recomposición que le entregó la elección parlamentaria y presidencial más la propia legitimación que les ha entregado los convencionales y el gobierno abriendo espacio para sus ideas, hacen que este periodo sea en paz y sin grandes desgarros.
Por último, el gobierno de Boric ayuda cuando defiende la represión, a las AFP, cuando recibe felicitaciones del FMI, finalmente estan haciendo carne la idea de Jaime Guzman de que “La Constitución debe procurar que si llegan a gobernar los adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría, porque – valga la metáfora – el margen de alternativas que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en ella sea lo suficientemente reducido para ser extremadamente difícil lo contrario”, la diferencia es que hoy lo que constriñe no es la constitución, sino sus propias convicciones. |