Fotografía: DyN / Salvador Santiago
En estos días de inclemencias climáticas, donde la desidia de los gobiernos que se han ido sucediendo en la provincia han hecho mella una vez más en la gente, sobre todo los más necesitados en todos los aspectos, mis sentimientos de impotencia y bronca se duplican por tener mi corazón entre Salto y Arrecifes, dos ciudades que se vieron severamente afectadas por el fenómeno meteorológico.
Miles de evacuados y autoevacuados han dejado abarrotadas las escuelas, los hogares de tránsito, las iglesias y otros centros de asistencia. No saben qué quedará de sus viviendas cuando vuelvan, ni mucho menos saben cuándo podrán hacerlo.
Esta es una de las crecidas del río Arrecifes más grande que se tengan registro, comparables con la inundación de mediados de la década del ’80; si bien se han reiterado picos de crecidas de considerables proporciones, ninguna como las mencionadas, quedando ésta entre las más cuantiosas.
En Salto el agua superó los 9 metros sobre el nivel normal del río dejando completamente bajo ella barrios enteros y bienes materiales difíciles de recuperar. En el partido dos pueblos como Berdier y Gahan se vieron afectados por la crecida del Saladillo Chico (suceso que no se había producido nunca en la abultada historia de ambos parajes) dejando incomunicadas hasta hoy a una veintena de familias.
En Arrecifes la situación no es muy diferente: barrios y asentamientos de personas humildes se vieron arrasados por las corrientes inclementes de un río, que suele ser uno de los pocos lugares de esparcimiento durante los veranos y que hoy les juega una mala pasada llevándose consigo casi todo lo que tienen.
La ciudad esta atravesada por tres rutas; la de mayor importancia (Ruta Nacional 8) está interrumpida para el tránsito de transporte liviano desde el día lunes 10 de agosto, ya que había sectores donde el agua pasaba los 50 cm. por encima de ella. Las otras rutas estuvieron cerradas durante el día martes.
El registro hídrico de la Provincia de Buenos Aires data de fines del siglo XIX, informes que no han servido de nada, porque nada se ha hecho para mejorar la cuenca del Salado, para evitar estas problemáticas, ni para dejar de jugar con las personas y que de una vez por todas se ponga el acento en resolver los problemas urgentes de un pueblo que sólo intenta salir adelante. Todo lo que se haga después son parches que no sirven de nada, sólo tratar de paliar una situación que podría haberse prevenido.
El domingo fueron las PASO; mientras algunos habitantes de mis pueblos (Salto por nacimiento y Arrecifes por adopción) se hundían en el fango y los arrastraba la corriente, otros, los que deberían resolver los problemas, festejaban la posibilidad de llegar a un puesto que los catapulte económicamente, mientras miran para otro lado hasta que un nuevo acontecimiento de magnitudes desproporcionadas los haga salir de su letargo. |