Según denunciaron familiares y amigos, fue perseguida y apresada por agentes de Seguridad del Estado en el municipio 10 de Octubre, camino a su domicilio. Una de sus compañeras, quien estaba en comunicación telefónica con ella en el momento exacto de la detención, relató que Lisbeth "intentó montarse en algún taxi y la oficial que no se le despegaba, le decía al chófer que era una contrarrevolucionaria, y si la montaban, podía perder hasta el carro".
Después de este hecho de claro hostigamiento, Lisbeth fue sacada a la fuerza del vehículo que había abordado y fue arrestada. Fue introducida en una patrulla contra su voluntad y trasladada, sin que hasta el momento se conozca su lugar de detención; sus amigos y familiares están abocados ahora a localizarla y exigir su libertad.
La detención de Lisbeth es evidentemente una represalia gubernamental contra su labor, y se inscribe además en un creciente accionar represivo instrumentado por la burocracia cubana contra quienes se han movilizado y han levantado sus voces de protesta contra las políticas económicas que golpean duramente al pueblo trabajador (como la llamada Tarea Ordenamiento) y contra la opresión política.
Se trata de una política represiva que viene de condenar a cientos de participantes en las movilizaciones del 11J a penas escandalosas que llegan a 30 años de prision, en procesos plagados de irregularidades, con pruebas inventadas, calumnias y denuncias de tortura. La respuesta del gobierno ante la movilización y la protesta es clara: reprimir y encarcelar, buscando amedrentar para que no vuelvan a repetirse movilizaciones como las de Julio del 2021.
Desde la red internacional de diarios La Izquierda Diario, denunciamos enérgicamente esta detención y el conjunto de la política represiva del gobierno cubano. Después de su reciente liberación, resultado de la presión nacional e internacional ejercida, llamamos a redoblar los esfuerzos a nivel internacional para exigir la libertad de los presos políticos populares del 11 J. |