Josefina García
| Estudiante de Letras- Filosofía y Letras UBA
Militante de Juventud PTS
En una entrevista con La Nación +, el diputado de derecha se refirió peyorativamente contra el Ministerio de Educación. ¿Quiénes defienden la educación pública?
Milei estuvo como invitado en varios medios los últimos días, que lo presentan como un expectable candidato presidencial. Allí hizo sus comentarios contra la educación pública, sumándose a los dichos de otras figuras de la derecha nacional como José Luis Espert y María Eugenia Vidal que vienen atacando la organización política en las universidades y la militancia estudiantil.
En una entrevista en La Nación +, le preguntaron a quién pondría de Ministro de Educación. A esto respondió: “¿Vos tendrías un ministerio que no tiene escuelas?”. De esta manera, el diputado dio a entender que no es importante la existencia de dicho organismo. Frente a la pregunta, los periodistas respondieron que el Ministerio tiene universidades a cargo, a lo que el diputado contestó que las universidades públicas son “Centros de adoctrinamiento”.
“Centros de adoctrinamiento”
Estos dichos solo pueden ser sustentados por alguien que nunca estudió en una Universidad pública como es el caso de Milei. No hay que ir muy lejos en la carrera. En la materia Economía del CBC de la UBA, se dictan clases desde la perspectiva marginalista, con el ya clásico libro de Mochon y Beker. En ella nos enseñan, por ejemplo, que la existencia del desempleo es producto del salario mínimo, una idea compartida por el candidato liberal. Solo alguien que subestime la capacidad reflexiva del estudiantado puede pensar que no poseemos el pensamiento crítico para discernir qué perspectivas teóricas son verídicas y cuáles no.
Por otra parte, la derecha utiliza la palabra "adoctrinamiento" frecuentemente para referirse a los debates políticos dentro de instancias educativas, como hizo frente a la desaparición de Santiago Maldonado cuando docentes y estudiantes hablaban sobre el tema en las instituciones.
Estas declaraciones se suman al coro de voces que tanto en los medios, como en las redes sociales, instalan la lógica de que está mal hacer política en la universidad. Sin ir más lejos, su ex compañero de fórmula, José Luis Espert, luego de las elecciones en la UNLP twitteó: “Hay que prohibir la actividad PARTIDARIA en la Universidad”. Sin tapujos, el diputado liberal por la provincia proponía un punto llevado a cabo por la dictadura militar. Para hacer esto, los golpistas intervinieron las universidades y atacaron la organización estudiantil incluyendo las desapariciones y torturas de estudiantes y docentes. Hubo trágicos y emblemáticos episodios como La noche de los lápices contra los secundarios y La noche de los bastones largos bajo la dictadura de Onganía. Además la dictadura promovió el desarrollo de la educación privada en el país beneficiando a sectores de la Iglesia y atacando a los gremios docentes.
Hay que prohibir la actividad PARTIDARIA en la Universidad. Ahí solo se estudia y mucho más si es estatal porque hay mucho pobre que nunca irá, pagando impuestos a lo pavo para que otros estudien ¿Política? afuera y si es después de una vida de laburo en el sector privado, mejor. https://t.co/DkUItHjOB0
Si de “adoctrinamiento” hablamos es imposible no nombrar que mientras la dictadura prohibía la actividad partidaria y el debate político, promovía una fuerte propaganda contra la “subversión” contra quienes no compartían los valores políticos ni morales de los militares.
Actualmente, muchos estudiantes cuestionamos los planes de estudio. Estos se encuentran enfocados, en muchas carreras, a aumentar la ganancia de los capitalistas o a formar profesionales para los grandes oligopolios transnacionales(como los acuerdos de la UBA con la Shell y Monsanto) en vez de pensar cómo aumentar la calidad de vida de las mayorías populares.
Milei, la cara nueva de los viejos liberales
Los que se autodenominan “liberales” son la versión moderna de los viejos neoliberales que ya gobernaron este país. Un nuevo disfraz para las viejas ideas reaccionarias. Cuando el neoliberalismo gobernó, tuvo políticas directas de vaciamiento de la educación pública para que crezcan las matrículas de los colegios privados. En la década de los 90’, con Menem como presidente, se aprobaron distintas reformas que descentralizaron el sistema educativo nacional.
Nathalia González Seligra, ex diputada nacional por el Frente de Izquierda, dirigente del PTS y miembro de la conducción del Suteba La Matanza explicaba a este medio meses atrás: “Que el ministro de Educación nacional no tenga escuelas a cargo es subproducto de la avanzada del neoliberalismo, de la Ley Federal de Educación, de la provincialización, municipalización y descuartizamiento del sistema educativo en las provincias. Cada provincia se arregla como puede, hay unas más ricas que tienen mayor ingreso por alumno y otras que tienen menos. Es decir que el Ministerio regula sobre escuelas que no tiene a cargo”. Y añadía: “Por eso planteamos la necesidad de una renacionalización del sistema educativo, con centralidad, destinando tres veces más, como mínimo, de lo que se destina hoy a la educación. Partiendo de esa base deberíamos discutir con docentes, estudiantes y familias en cada provincia y región cómo adecuar los contenidos y las modalidades educativas. Pero en lo que respecta a la infraestructura e inversión hace falta que se nacionalice, justamente para tener una equidad educativa en todo el país y no que haya educación de primera o de segunda según donde te toque nacer”
De más está decir, que todos los gobiernos posteriores mantuvieron las medidas de la avanzada neoliberal de esa década. Es por eso que muchos ministros se esconden bajo el manto que declara Milei, de que “las escuelas no dependen de Nación” para justificar recortes presupuestarios.
Como también declaró a este medio Federico Puy, docente y dirigente del PTS: “la política de todos los gobiernos fomenta una educación dualizada: implica continuar con la línea de cristalizar un sistema educativo con un sector público cada vez más degradado y un sector privado donde concurren los hijos de los sectores más acomodados de la población (y franjas de los trabajadores con mejores salarios). Esta segmentación del sistema educativo ha acompañado la precarización creciente de la fuerza de trabajo y la marginalización de sectores crecientes de la población. La baja en la calidad educativa se corresponde con trabajos cada vez más precarizados y aumentos de los niveles de pobreza. Cada vez son menos los estudiantes que provienen de escuelas públicas que logran acceder a las universidades a pesar de la gratuidad y del ingreso libre. Quienes cuentan con más recursos y provienen de los hogares de mayores ingresos, logran las mayores calificaciones educativas”.
Es así como la postura de Milei ante el problema del sistema educativo en Argentina no ve mejor remedio que cerrar los organismos que debieran hacerse cargo de eso. Con esto, opera para la lógica del: “sálvese quién pueda, si tiene plata póngala en una privada y listo. La educación depende del esfuerzo individual y de tener el dinero para afrontarla y no de políticas públicas.”
Durante todos estos años existió un masivo movimiento estudiantil y de trabajadorxs de la educación que enfrentaron estas medidas como los recortes que existen año a año en el presupuesto nacional. Si la educación pública sigue existiendo es gracias a todas esas manifestaciones y debates políticos en colegios y universidades.
El presupuesto que contempla la cartera que dirige Jaime Perczyk es ajustado año a año por los distintos gobiernos. Sumado al ajuste de 33% en los cuatro años de macrismo, el gobierno del Frente de Todos ajustó un 9% más. El organismo reglamenta distintas políticas para la educación en todos sus niveles y tiene a su cargo la Educación Superior alrededor de todo el país.
A su vez, los ajustes de los sucesivos gobiernos hacen necesario seguir peleando por más presupuesto para las entidades públicas donde hay hasta docentes que están sin cobrar o cobran por debajo de la canasta familiar.
Incluso, uno de los ítems que más aumentaron dentro de la inflación del mes de marzo, junto a los alimentos y la vestimenta, fue el de educación con un 23,6%, el mismo mes del inicio de clases. Cuestiones de supervivencia básica.
En ese marco, frente a las declaraciones de la derecha que quiere seguir recortando la educación pública es necesario que se fortalezcan los debates en el movimiento estudiantil, los centros de estudiantes y los sindicatos docentes y no docentes. Que las universidades y colegios sean espacios de discusión para poder pelear por más presupuesto educativo y para que más gente pueda acceder a la educación pública en todos sus niveles.
En un contexto donde la plata del Estado está yendo más a la deuda con el FMI que a la educación pública se hace todavía más necesario que nos demos estos debates. Muchos tenemos que elegir entre trabajar o estudiar por eso es muy necesario empezar a discutir en las instituciones públicas becas integrales y el reparto de horas de trabajo para que todxs lxs que quieran puedan estudiar. Frente al aviso de nuevos tarifazos es muy importante pelear por un boleto educativo para que el gasto en transporte no sea un impedimento.
Con más presupuesto se podrían hacer mejoras edilicias ya que los colegios se caen a pedazos. Además se podría aumentar el salario docente para que sea igual a la canasta familiar. Se podrían contratar más docentes para ampliar la oferta horaria sobre todo en la educación superior y construir jardines materno-paternales para que nadie tenga que hacer malabares para poder estudiar.