En forma de un comunicado abierto a recibir nuevos firmantes, distintos intelectuales de la provincia tomaron postura ante el proyecto de ley que declara de interés público la inversión de Fortescue, la cual contiene entre otros aspectos una transformación del ambiente a gran escala con la instalación de parques eólicos sobre la Meseta Somuncura, para lo cual se cedieron 625.000 hectáreas, algo que está prohibido por leyes que protegen este Área Protegida que contiene especies endémicas y atraviesa una enorme crisis hídrica así como un proceso de desertificación.
Decenas de profesores e investigadores tomaron la iniciativa, con un texto que apunta a debatir abiertamente todos los aspectos del mencionado proyecto, algo que dista de garantizarse con el tratamiento express que está llevando a cabo el oficialismo JSRN con la colaboración del PJ rionegrino.
A continuación la declaración completa:
Conscientes de la catástrofe socio ambiental y energética que enfrenta la Humanidad, quienes formamos parte de la comunidad científica y universitaria de Río Negro, investigadoras, estudiantes, docentes y personal no docente, graduadas de las universidades nacionales e institutos terciarios de la provincia de Río Negro, reconocemos la urgente necesidad de una transición.
Pero no de cualquier transición, sino de una que apunte hacia un nuevo sistema que ponga en el centro la vida, la de los seres humanos y la del resto de los seres vivos con los que compartimos el planeta; una transición hacia un sistema que reconozca los límites biofísicos planetarios, es decir que sea sostenible ambiental y socialmente; un sistema despatriarcalizado que garantice la satisfacción de las necesidades humanas de todas, sin exclusión. Una transición hacia un sistema radicalmente distinto al actual.
Una transición tendrá lugar, lo queramos o no, debido al inexorable agotamiento de los recursos energéticos y materiales y al colapso de los sumideros naturales, es decir, de aquellos sistemas que, como los bosques o los océanos, capturan CO2 atmosférico, el principal gas de efecto invernadero. De lo que hagamos o no hagamos hoy depende el rumbo que tendrá esa transición.
Los poderes corporativos económicos nos proponen un rumbo, uno que tiene como objetivo conservar o ampliar sus negocios, en el mejor de los casos sustituyendo los combustibles fósiles por otra cosa. No porque les interese la ecología o la salud del planeta, sino porque no están dispuestos a perder poder. Frente a esta propuesta, los sectores populares debemos anteponer una transición que vaya más allá de un cambio en la matriz energética: una transición popular que apunte a una verdadera transformación ecosocial.
Bajo la perspectiva corporativa se inscriben los proyectos verdes que en los últimos tiempos se han lanzado desde los gobiernos provincial y nacional. En franca línea con los intereses de las grandes empresas embanderadas en la transición, sobre todo las energéticas, mineras y automotrices, estos proyectos abarcan desde la extracción de litio en los salares del altiplano y de otros metales fundamentales para la transición energética y las tecnologías digitales —como oro, plata y cobre—, hasta la instalación de megarepresas, grandes parques eólicos y solares, y la producción de hidrógeno verde.
Sobra decir que ninguno de esos proyectos aporta una real solución al problema. Es más: ni siquiera apuntan al corazón del problema, sino, en el mejor de los casos, a un aspecto importante pero parcial del mismo, el de las emisiones de CO2, sin abordar otras cuestiones ambientales como la degradación de los ecosistemas, la ocupación de los territorios y el desplazamiento compulsivo de poblaciones de comunidades originarias y rurales, la pérdida de diversidad biológica y cultural, la generación de residuos, ni hablar de las cuestiones sociales.
Teniendo en cuenta este contexto, vemos con gran preocupación la decisión del gobierno de Arabela Carreras de promover, con una urgencia inusitada (claramente no fundamentada en la grave crisis climática sino en la necesidad de no quedar afuera de un negocio), la producción de hidrógeno verde for export. El proyecto, en su versión alemana del Instituto Fraunhofer, o en su versión australiana de la minera multinacional Fortescue, apunta exclusivamente a llenar una futura demanda de hidrógeno de los países industrializados del Norte Global, particularmente de Gran Bretaña (versión australiana) y Alemania (versión alemana), con la esperanza de obtener una renta (muy incierta, por cuanto nuestro país ni siquiera cuenta aún con una ley de promoción del hidrógeno), sin que aporte absolutamente nada a las necesidades energéticas de nuestra población, con la repetida y extorsiva promesa de creación de puestos de trabajo.
Sin duda, la producción a gran escala de hidrógeno verde para exportación (se habla de más de dos millones de toneladas anuales) impactará negativamente sobre los territorios, ya que requiere la instalación de tres o cuatro parques eólicos, un número indeterminado de electrolizadores, plantas productoras de amoniaco, plantas desaladoras, etc., en áreas ambientalmente sensibles, como la meseta de Somuncura, las costas de los ríos Limay y Negro, o el Golfo San Matías. Asimismo, el proyecto afectará actividades productivas social y ambientalmente sustentables que ya se realizan en la provincia con mucho esfuerzo, como la pesca y ganadería artesanal o el turismo de naturaleza, a la vez que causará cambios impredecibles en los ecosistemas, fragmentado los hábitats, dañando irreversiblemente los ecosistemas marinos y humedales costeros, poniendo en riesgo las poblaciones de aves migratorias, etc.
Por lo anterior, las abajo firmantes rechazamos las falsas soluciones verdes de los gobiernos nacional y provincial, entre las cuales se inscribe el proyecto de producción de hidrógeno verde, tal como fue presentado, y de todos aquellos proyectos enmarcados en la transición energética que no apunten a la satisfacción de las necesidades de la población local.
Llamamos al gobierno provincial a no agravar los problemas, y convocamos urgentemente a toda la sociedad a pensar una transición ecosocial que vaya más allá de lo energético y que no tenga por objetivo principal hacer un negocio u obtener una renta.
La situación es muy grave como para perder el tiempo en proyectos neocolonialistas que, al dilatar la llegada de las verdaderas soluciones, disminuyen nuestras chances de sortear con alguna perspectiva de éxito la catástrofe socio ambiental que hoy tiene en jaque a toda la Humanidad.
Enlace para adherir:
https://docs.google.com/forms/d/1N4MspzANV-FG4X4h3hyKi2rAlq3PAIfy1Kqcj4EriUw/edit?edit_requested=true |